Capítulo 39

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Dallas

Me levanto de la cama y me acerco a la pantalla del celular, miro la hora y gruño para mis adentros. Mis noches no han sido del todo buenas. No puedo dormir, ya no me siento tranquilo, no me siento bien en ningún sentido. 

Me acerco a la ventana y me agarro de la barra superior. Me pongo en posición para hacer barras y empiezo. Una hora más tarde decido que es suficiente y me meto al baño para darme una ducha. Me miro en el espejo mientras coloco mis dos puños sobre el mesón del lavamanos. Mi cabello está despeinado, estoy sudado por los ejercicios, los músculos de mi abdomen, brazos y pecho están tensos y las ojeras debajo de mis ojos no combinan en absoluto. Entro a la ducha.

- La fiesta de la UCLA es el miércoles.- Recuerdo de repente. 

Termino de enjuagar mi cabello y salgo para vestirme. Enrollo una toalla desde mis caderas para abajo y camino hacia el armario. Agarro unos jeans, una camiseta roja, me los pongo y bajo a la cocina para desayunar.

- ¿Tan temprano y ya te vas?- Habla Jade.

Hago caso omiso a su pregunta mientras tomo el cartón de leche y un par de galletas.

- ¿Cuándo volverás a hablarme, Dallas?- Levanta la voz y me mira fijamente.

Me termino el vaso de leche y me meto a la boca la última galleta. Me levanto de la silla en la que me senté y dejo el vaso en el lavaplatos.

- Cuando dejes de existir.- Respondo borde.

Salgo de casa y me dirijo a clases. Es muy temprano pero no me importa llegar antes. Mis primeras clases van bien, no me disgustan las clases teóricas pero si me dieran a elegir me quedo con las prácticas. Mi última clase está por terminar y empiezo a guardar las notas que traje hoy. 

- Bueno, eso es todo. No olviden practicar eso último que acabo de indicarles en el piano, pueden retirarse.- ordena el señor Green y todos nos levantamos – excepto usted, señor Brett.

- ¿Sí? Señor, Green.- Le pregunto cuando ya salen casi todos. 

- No me quiero entrometer, pero ¿se encuentra bien?- Su pregunta me incomoda pero no me lo tomo mal.

- ¿Por qué lo pregunta?- Mi profesor carraspea antes de responder.

- Les he pedido las canciones para el día de hoy y tú me has traído unas bastante deprimentes. Pero lo que me preocupa más es que no te ves bien, hijo.- Admite y trago saliva. 

- No he estado durmiendo bien últimamente, ya pasará.

- Antes de que te vayas - me detiene en cuánto volteo – nunca olvides, Dallas, que cuando compongas, lo debes hacer con lo más profundo del corazón, con cada emoción sincera que sientas, no importa cuál sea. Transmite quién eres mediante la música, a veces eso hace sentir mejor. 

Creo que tengo cosas más importantes en qué pensar. No digo nada más, doy vuelta y salgo del aula. Camino por el campus y entonces ese par de ojos me miran fijamente. Jessica está sentada sobre el césped con un libro en las manos.

- Jess.- Me acerco. 

- Ahora no.- Sus ojos se cristalizan y agita su mano indicándome que me detenga.

Se levanta y empieza a caminar en dirección al estacionamiento.

- Jess, espera.- la tomo del brazo pero ella se aparta bruscamente. – No, no me mires así.

- Deja de seguirme.- Susurra.

- No.- Respondo. 

- ¿Cuándo vas a disculparme?- La pregunta le cogió por sorpresa.

Inesperadamente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora