Dallas
Me levanto y mi corazón se acelera de golpe al sentir un vacío al otro lado de la cama.
¿Dónde está Jessica?
Recorro toda la habitación con la mirada hasta que doy con ella. Suelto el aire enseguida, está envuelta en una bata blanca, de pie en el balcón de la vista fantástica. Busco la cámara entre las maletas y cuando la encuentro, le saco una foto. Se ve preciosa, con su hermoso cabello cayendo por la espalda y de fondo la torre Eiffel.
Agarro la sábana y la envuelvo en mi cintura, dejando mi torso descubierto. Sé cuánto le gusta verme sin camiseta. Me acerco despacio con la cámara en mis manos, sacándole fotos de todos los ángulos posibles.
- ¿Qué haces? - Me pregunta con el ceño fruncido cuando nota mi presencia y esboza una sonrisa sin indicar los dientes.
- Tomando un par de fotos, es que estás hermosa.- Me delato.
- ¡Dallas! - Me da un golpe en el hombro y me echo a reír.
- ¡Lo digo en serio! Pero como te vea alguien así...
- ¡Detente! - ríe – a nadie le importará.
Tomo con mis manos sus mejillas y le doy un sonoro beso en la frente.
Pasamos toda la mañana y gran parte de la tarde de compras y paseando, vamos a centros comerciales, boutiques y a varios monumentos famosos de la ciudad.
-¡Ah! Estoy exhausta.- Exclama en cuanto entramos a la habitación.
- De eso nada, tú y yo tenemos algo que hacer esta noche.- Levanto las cejas y me coloco sobre ella.
- Esta noche no, por favor, necesito dormir.- Me ruega y suelto una carcajada.
- Bueno pues, te advertí que esta semana, hacer el amor iba a ser una rutina obligatoria. Es nuestra luna de miel.- Bromeo.
Se ríe.
Me quita de encima y se levanta. La veo muy pensativa y frunzo el ceño.
- ¿Crees que algún día te canses de mí?- Suelta entonces y pongo los ojos en blanco. Crisis de mujeres.
- Jamás lo haría.
- Eso no lo sabes.
Ella no lo entiende y yo no entiendo por qué no lo entiende. Es simple, la amo con cada parte de mí y no la cambiaría por nada ni por nadie, ella ya es parte de mí.
- Jessica.
- Dallas, en lo que venga más adelante, muchas cosas pueden cambiar.
- Pero yo seguiré amándote, Jessica, siempre igual, si es posible más.
Me acerco a ella y la tomo de la cintura, la aprieto contra mí sin dejar de mirarla. Ambos nos arreglamos y luego por fin salimos del hotel. Caminamos por la hermosa ciudad y sacamos fotos de todo lo que nos llama la atención. Ella se da cuenta de hacia dónde vamos porque la torre se puede ver a lo lejos, sin embargo, le cubro los ojos con una cinta y la voy guiando hacia donde quiero llevarla.
En cuanto llegamos, le quito la venda y cuando abre los ojos, me mira de una forma especial.
- No seré la chica perfecta pero sí la más afortunada.
Dicho esto, se lanza a mis brazos y me susurra un montón de "te amo". Le preparé un picnic nocturno, justo en uno de los jardines de la torre Eiffel, un lugar privado que me costó mucho encontrar y asegurarme de que no sea prohibido. Hay una manta color rojo tendida en el césped, sobre ella, un par de canastos llenos de comida que yo mismo me encargué de comprar, hay velas alredor y una manta más por si hace frío. Además, tenemos la torre Eiffel frente a nosotros y un montón de estrellas brillando en el cielo.
- Ven aquí.- La estrecho en mis brazos y luego nos sentamos en la manta a comer y charlar.
Al terminarnos todo, nos recostamos y nos cobijamos con la otra manta. Jessica usa mi pecho como almohada y yo paso mi brazo por detrás de la cabeza para tener donde recostarla. Nos quedamos en silencio mirando hacia el cielo y apreciando la hermosa noche estrellada.
- Definitivamente tienes que ser mío por siempre.- Comenta y abro los ojos como platos sin evitar sonreír.
- ¿Cómo? - Quiero que lo repita.
– Quiero que seas mío para siempre, Dallas.
Me entran unas ganas increíbles de comérmela aquí mismo pero no sería nada bueno que alguien nos escuche o nos descubra o peor aún, que nos miren. Me levanto rápidamente.
- Hora de irnos.- Le tiendo mi mano y la toma enseguida para levantarse.
Ella sonríe victoriosa, sabiendo perfectamente lo que acaba de causar en mí. Recogemos todo y tomamos un taxi. Lo siguiente que sucedió fue lo que menos esperamos que pasara. Llegamos al hotel y lo único que tenemos en mente es tirarnos a la cama y no volvernos a despegar hasta mañana pero no pasa así. Cuando entramos, el gerente nos detiene, nos tiende un sobre y le dice a Jessica que la persona que se lo había entregado dijo que necesitaba que ella lo revise con urgencia. Jessica me da el sobre a mí y se acerca un poco más al gerente.
- ¿Quién se lo entregó?- Pregunta.
- No me quiso decir su nombre, ni darme su número. Sólo pidió que le entregue el sobre esta noche, señorita Price.
- Está bien, no se preocupe, gracias.
Mientras conversa con e gerente, me pongo a mirar el sobre, buscando algo que dijera quién lo envía o una dirección. Ahí me doy cuenta de que en la parte de atrás, justo en el inferior, hay un nombre.
- Jess - la llamo y cuando voltea, la veo muy preocupada - ¿quién es Dakota Queen?
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Inesperadamente Enamorados
أدب المراهقينNos equivocamos al decir que nos odiábamos, porque nos amábamos y no lo sabíamos... Dos personas completamente diferentes, Dos caminos distintos que seguir, Dos vidas complicadas que vivir. Destinados a enamorarse, juntos experimentarán cosas que n...