Capítulo 21

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Respiró fuerte para no perder el control, destrozada, dio la vuelta corriendo en dirección de su camerino, en el pasillo se topó con Triana que la iba a buscar para avisarle que tenía llamado.

-TRIANA: Silvia ¿qué te pasa? ¿Por qué estás tan pálida? (Preguntó mientras la abrazaba)

Silvia de inmediato se alejó con la voz apagada le dijo
-SILV: Triana, por favor ve a avisar a Carlos que me tengo que ir porque me siento realmente mal.
-TRIANA: sí, pero no te voy a dejar conducir así, yo te llevó.
-SILV: no necesitó ayuda de nadie, yo puedo sola.
-TRIANA: pero...
-SILV: pero nada Triana.

Entró al camerino dejando a Triana parada y sorprendida, tomó su bolsa y algunas cositas que tenía sobre el sofá, se maquilló un poco porque su maquillaje había hecho un asco con el llanto, pero era inútil porque las lágrimas le salían con una fuerza que no estaba en sus manos controlarla. Se salió rápido mirando por todas partes porque no quería que ninguno de sus amigos la vieran y preguntarle qué estaba pasando, pero ellos estaban grabando.
Lo único que quería era llorar, gritar y sacar lo que estaba sintiendo a dentro.

Al llegar a su camioneta, escuchó una voz que venía desde lejos y que gritaba su nombre pidiéndole de esperar.
Se paró, giró su cabeza y vio a Fer corriendo hacia ella, no hizo caso, abrió la puerta para entrar, pero Fer ya estaba a metros de ella.

-FER: Silvia espérame, Gerardo te...

Fer se quedó muda al ver sus ojos llenos de lágrimas y su cara con una tristeza indescriptible, se acercó más, cogió su cara y le preguntó suavemente

-FER: Silvia, pero ¿Por qué estás así?
-SILV: lo has de saber muy bien, es más, has de estar disfrutándolo ¿no?
-FER: pero ¿De qué hablas? No ent...
-SILV: hablo de que amigas como tú me dan asco.

Gritó con un coraje que hizo temblar a Fernanda. Subió a la camioneta y arrancó con toda velocidad.

Fernanda ni entendía nada y ni le interesaba saber, con lágrimas en los ojos regresó a encontrar con Gerardo.

La niña al verla venir, corrió a sus brazos para que la llevará.

-FER: ahora no puedo Valentina.

La niña con los ojos tristes se asombró y le preguntó.

-¿Estás enojada conmigo tía?
-FER: no mi amor, solo que no me siento bien.
-GER: Fer, ¿Por qué regresaste sin Silvia?
-FER: no me hables de ella, por favor.
-GER: pero...
-FER: pero nada Gerardo, mejor regresemos a casa.
-GER: no entiendo nada, pero cómo tú digas.

Alzó a la niña en sus brazos con la mujer al lado de él y Fer al otro lado, se fueron rumbo a su carro.

Cuando llegó a su casa, Silvia no paraba de llorar, tomó un té para tranquilizarse pero no lograba nada, después de tomar un baño, se sentó en su cama. Pamela y Pepe a su lado queriendo hacerla sonreír, corrían de un lado al otro, y ladraban de una manera muy tierna pero las lágrimas de ella seguían cayendo.

-¿Cómo pude ser tan idiota? ¿Cómo pude ser tan imbécil?

Preguntaba con su voz destrozada mientras se acostaba apretando una almohada con sus dientes a ver si de esa forma podría quitar un poco de todo ese dolor que sentía. El timbre de la casa sonó por quinta vez cuando decidió parar y dirigirse rumbo a la puerta, rápidamente trató de secar sus lágrimas porque pensó que tal vez podía ser uno de sus padres y no quería que ellos la vieran otra vez en un estado así por culpa de "un hombre".

Suspiró cuando vio entrar a Amaranta y corrió entre sus brazos llorando sin cesar.

-AMA: Amor, ¿qué pasa? Triana me llamó y me dijo que tuviste que dejar la grabación porque no te sentías bien.

Silvia no le contestaba, lloraba sin parar, necesitaba eso, necesitaba desahogarse con alguien de confianza. Ama la llevó hacia el sofá, cogió su cara logrando que la mirará.

-AMA: Si no me dices que te está pasando, no te podré ayudar.

Después de pasar unos segundos, Silv le contestó con su voz entrecortada

-Él está casado y tiene una hija.

Amaranta se quedó plasmada por unos minutos, sin poder o sin querer creer nada de eso, una lágrima de Silv le cayó sobre su brazo hizo que volviera a la tierra, con la boca semi abierta, cogió a Silvia para darle un abrazo muy fuerte mientras que las lágrimas de ella se deslizaban en su hombro.

En ese momento sonó el celular de Silv, Amaranta corrió a buscarlo, al regresar, tenía el celular en la mano, lo extendió hacia ella diciéndole

-AMA: Toma, es él, es Gerardo.

Atrévete a querermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora