Capítulo 41

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Ger la llevó hasta el sofá sin dejar de besarla, una vez ahí, se sentó y la puso en sus piernas para acariciar cada centímetro de su cuerpo hasta que Silvia reaccionó y se paró de volada para protestar

-SILV: NO GERARDO, TENEMOS QUÉ HABLAR ANTES. (Le gritó apuntando su dedo hacia él)
-GER: ay, ¿ya nos vamos a pelear? (Se levantó con una cara tierna y se le acercó)
-SILV: pero tene...

Ger ya se había apoderado de sus labios, trató de alejarse pero su cuerpo se estremecía imponiendo que se alejara, no pudo hacer nada más que dejarse llevar, abrió por completo su boca dejando que la lengua de Ger hiciera todo el trabajo que quería hacer.

Tres minutos no habían pasado cuando los dos estaban otra vez en el sofá, las piernas de Sil rodeaban la cintura de Ger mientras disfrutaba sus locos besos en su cuello, gemía de placer, lentamente Ger le quitó la ropa dejándola completamente desnuda, y ella con unos movimientos muy incómodos lo desnudó por completo, seguían en la misma posición, ella no dejaba de lamer su pecho, su cuello...Mientras que una de sus manos agarraba al miembro de Ger masajeandolo el cuál estaba muy duro a punto de reventar, él no podía más, sentía que iba a estallar le urgía entrar en ella, sin pensarlo dos veces, le quitó la mano de su sexo, la agarró de las caderas y ligeramente entró en ella, Silvia disfrutaba mucho el hecho de que esté arriba aunque le dolían las piernas pero era más fuerte el placer bestial que estaba sintiendo en ese momento, se echó para atrás mientras empezaba a moverse de arriba abajo rápidamente al igual de Ger haciendo que las penetraciones fueran más profundas, los dos gemían como locos pero los gritos de Silvia enloquecía mucho más a Ger mientras que su mano apretaba los senos de ella, la otra acariciaba su clitorix hasta llegar al orgasmo.

Los dos se echaron en el piso de la sala acostados exhaustos, Ger la abrazó por la espalda mientras susurraba en sus oídos

-GER: te amo, te amoooo, te amoooo.

Silvia con los ojos cerrados aún intentando recuperar su respiración le contestó

-SILV: eres un tramposo.
-GER: por ti me vuelvo hasta un ladrón, pero un ladrón de besos, caricias...
-SILV: me duelen mis piernas aaaay (echó un grito de dolor)
-GER: es que estuvimos muy incómodos amor.
-SILV: no importa, lo disfruté muchísimo.

Silvia dio la vuelta hacia delante para que estuviera en frente de él
-SILV: Ger, ¿de verdad quieres que nuestra relación funcione?
-GER: pero mi cielo, obvio que sí!
-SILV: entonces, por favor, cuéntame todo de esa tipa y si hay un secreto más no dudes en contármelo, odio las sorpresas desagradables. (Acariciaba su nuca)
-GER: vamos a hacer algo.
-SILV: ¿qué?
-GER: vamos a vestirnos antes, y después con más calma te contaré todo de Paola.
-SILV: buena idea!

Los dos se pararon para vestirse, después se sentaron en el sofá más calmados.

-GER: Paola es una amiga de Verónica que...
-SILV: yo lo sabía, yo sabía que tu hermana tuvo algo que ver (se paró y empezó a pasear)
-GER: ¿a qué te refieres?
-SILV: perdón, después te cuento todo. (Se sentó más cerca de él),
-GER: bueno, ellas se conocieron allá en Orlando, es como si ella viviera en mi casa, de tanto que venía y así...hasta que un día me enamoré de ella.

Silvia se paró otra vez y con una voz de sarcasmo no le dejo seguir

-SILV: Ajá...
-GER: mi amor, déjame seguir, ven y siéntate.

Silvia le obedeció y se sentó mirándolo fijamente con una mirada paranoica

-GER: no era amor, más bien yo creo que era placer y salimos por tres años hasta que un día se desapareció, así no más y bueno ahora reapareció en la vida de Verónica...
-SILV: y en la tuya.
-GER: en la mía no ¿y sabes por qué?
-SILV: ¿por qué?

Ger se paró y jalo su brazo haciéndola parar hasta que sus cuerpos se quedaron pegados y empezó a acariciar su mejilla con una mirada perversa

-GER: porque mi vida ya no tiene espacio para ninguna mujer, tú has ocupado todos esos hoyos que me quedaban, ese vacío que tenía, tú ya lo llenaste.

Cogió su cara para besarla y ella con los ojos cerrados le contestó el beso, después alejó sus labios para susurrarle

-SILV: yo sé que no soy la mujer más perfecta del mundo pero nada ni nadie podrá vencer nuestro amor.

Sonrieron y siguieron besándose y acariciándose intensamente.

Atrévete a querermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora