Capítulo 58

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Al día siguiente, la hora de la fiesta se aproximaba, Silvia estaba realmente tranquila ya que Amaranta le había confirmado que la iba a acompañar. Gerardo pasó el día con ella y él seguía ahí cuando Silvia acababa de bañarse, desnuda sacó su vestido del del armario para vestirse pero Gerardo la interrumpió.

-GER: ¿A dónde vas con éste vestido Silvia? (Le preguntó sarcásticamente)
-SILV: Ger...
-GER: Ger nada, ahora mismo, te me buscas otro vestido, ni que fueras a salir conmigo para ponerte éste vestido tan corto.
-SILV: pero, ¿no crees qué es un poquito tarde para que yo busque otro vestido?
-GER: no, no creo y estoy hablando en serio.

Silvia no pudo aguantarse de la risa por la seriedad que había notado en la cara de Gerardo.

-GER: en serio Silvia.
-SILV: ok, mi celosito favorito, como tú digas.

Entre los dos, escogieron un vestido hermoso medio largo y de color negro, Ger la ayudó en todo dejándola espectacularmente bella.

-SILV: ¿Ahora?
-GER: ahora sí, te ves preciosa como siempre.
-SILV: gracias, gracias hermoso, bueno, es hora de irme.
-GER: te llevo a la casa de Amaranta, después, voy a buscar a Valentina para ir de paseo con ella.
-SILV: va.

Después de 20 minutos, eran las 8:10, Silvia y Amaranta ya estaban rumbo a la fiesta, Ama era la que iba conduciendo.

-AMA: ¿no era un vestido rojo?
-SILV: sí, pero mi señor novio lo encontró muy corto para salir sin él.
-AMA: cualquier hombre te hubiera dicho lo mismo.
-SILV: tú, siempre defendiéndolo.
-AMA: no es esto Silvia, tienes que aceptar que estaba realmente corto.
-SILV: bueno, lo acepto, eu ¿llegamos no?
-AMA: pos sí, por cierto no te olvides de la condición
-SILV: no, que no vamos a quedarnos hasta el final.
-AMA: muy bien!

Bajaron del coche y entraron al restaurante, dónde había mucha gente, música, camareros, ect...

Silvia se puso a buscar a Verónica que no aparecía en ningún lado, todo les parecía tan raro.
Se sentaron en una mesa cerca de la entrada y un camarero les ofreció de beber, con una sonrisa aceptaron la bebida y comenzaron a platicar.
-AMA: Silvia, ¿no te parece raro que Verónica aún no ha llegado?
-SILV: sí pero...

Sintió la mano de alguien en su hombro interrumpiéndola

-VERÓNICA: Silvia ¿cómo estás? (Le besó en la mejilla)
-SILV: hola Verónica (se levantó para responderle)
-VERÓNICA: no te quedes sentada aquí, ven para que te presente a mis amigos.
-SILV: pero...

Era inútil continuar ya que le había jalado hacia ella, ignorando a Amaranta la cual se quedó muy enojada.

Verónica paseaba con Silvia presentándole a cada uno de sus amigos, pero al llegar donde estaba el cumpleañero, ella se quedó ahí platicando sin importar la incomodidad de Silvia.

Después de más de 30 minutos respondiendo a las muchas preguntas que le hacían los amigos de Verónica, Silvia decidió irse a dónde estaba Amaranta.

-VERÓNICA: ¿A dónde vas?
-SILV: perdón, pero tengo una amiga que me espera.
-VERÓNICA: antes, una pregunta ¿te quedarás hasta el final?
-SILV: sí ¿por qué?
-VERÓNICA: por nada, nos vemos ahorita.
-SILV: vale.

Silvia sabía que no se iba a quedar pero le dijo sí para que ella no la molestara más "qué incómoda me siento" decía a sí misma mientras caminaba en dirección de la mesa donde dejo a Amaranta.

Cuando llegó no había nadie en la mesa, de inmediato le preguntó a un chico que estaba cerca de la puerta si alguien que estaba sentada ahí había salido y en qué dirección se dirigió.

-CHICO: sí, la señorita que estaba sentada ahí, salió hace mucho rato y se dirigió hacia el parqueo.
-SILV: ¡Muchas gracias!

Muy de prisa, Silvia salió y fue rumbo al parqueo, al llegar ahí hay una parte donde todo estaba oscuro le dio mucho miedo pero siguió sin mirar atrás pero ella escuchó una voz que decía "no creo que sea ella" y otra voz que le respondió diciendo "obvio que ella no es, tiene un vestido corto, vamos a esperar más"

Silvia sintió pánico pero no dejaba de caminar hasta llegar a su camioneta toda sudada.

-SILV: Amaranta, ábreme y vámonos de aquí.
-AMA: ¿Qué pasó? (le abrió la puerta)
-SILV: Arranca (Le gritó mientras se acomodaba de volada)

Amaranta le hizo caso y arrancó con toda velocidad, cuando llegaron a la ruta principal, Silvia echó un suspiro de alivio.

-AMA: pero Silvia ¿qué pasó?
-SILV: no sé, escuché a dos tipos, parece que están esperando a alguien y no me dieron buena espina.
-AMA: ahh, yo también los vi pero creo que son unos mal criados por ahí que están esperando a sus mujeres, ya ves como son.
-SILV: mhhhh, la verdad me asusté bastante.
-AMA: por cierto, gracias por dejarme sola en ésa fiesta tan aburrida eh.
-SILV: ay, perdón amor, juro que no quería, pero...Al final me regresé y ya te habías ido.
-AMA: sí, porque me enojé bastante y no soportaba estar ni un minuto más con ésa gente.
-SILV: Jajajaj payasa, te amo.
-AMA: yo más ¿y si nos vamos a comer en un restaurante por ahí y hacer nuestra propia fiesta? Ya que no pasamos ni dos horas en la fiesta de la sangrona.
-SILV: muy buena idea, vamos, uhhhh!

La alarma del celular de Verónica empezó a sobar interrumpiendo su plática con los chicos, al ver que era Paola, se fue corriendo al baño para que pudiera platicar en paz.

-PAOLA: Los chicos están esperando afuera para que hagan el trabajito.
-VERÓNICA: hay un problema Paola.
-PAOLA: ¿Cuál?
-VERÓNICA: está acompañada.
-PAOLA: coño, lo que vas a hacer, es distraer a su acompañante y tú le vas a decir que le vas a mostrar algo ahí cerca del parqueo y después te pierdes dejándola ahí.
-VERÓNICA: Vale, y otra cosa, ella no vino con el vestido que pensábamos...¿Paola?

Ya había colgado sin escuchar lo último que le había dicho Verónica.

Al salir del baño, Verónica se dirigió hacia la mesa donde estaban las chicas y no las encontró, muy nerviosa, empezó a buscarlas por todas partes, al ver que no aparecían por ningún lado, se fue corriendo hacia el parqueo, ella traía un vestido rosa corto.

Al llegar ahí uno de los dos hombres le gritó cogiéndola fuertemente del brazo

-Te estábamos esperando.
-VERÓNICA: ¿Cómo? ¿qué significa todo esto?

El otro la empujó en el suelo.

-VERÓNICA: DÉJENME EN PAZ.

Gritaba sin parar pero ninguno le hacía caso, hay uno que le dio una cachetada dejándola sin habla, después muy salvajemente la jalaron en el piso, la llevaron a una camioneta, la subieron en el asiento de atrás, la desnudaron y con gestos muy bruscos la violaron, cada uno pasó sobre ella dos veces.

Verónica ya no tenía lágrimas solo repetía con una voz muy apagada "no soy ella, no lo soy" antes que se desmayara, la vistieron, se la llevaron otra vez al parqueo y la dejaron en el suelo más cerca del restaurante toda sucia, desmayada y inexplicablemente apagada.


Atrévete a querermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora