Atrévete a quererme

Capítulo 24

Cuando llegó vio a Triana que estaba hablando con Flor, se estacionó y bajo rápido del coche corriendo hacia ellas.

-GER: Triana ¿Dónde está Silvia? Me urge hablar con ella.
-TRIANA: no se encuentra.
-GER: por favor, ella no puede dejarme de hablar así no más, exijo una explicación.
-FLOR: Ger, vamos a dentro, puedo contarte todo.

Flor lo llevó a su camerino y le contó todo lo que estaba pasando, Ger con una sonrisa le contestó.

-GER: No lo puedo creer.
-FLOR: pues sí, por eso debes ir a hablar con ella.
-GER: ¿Y ella dónde está? ¿Por qué no está trabajando?
-FLOR: Triana me contó que está mañana, mientras se preparaba para venir a grabar se desmayó y yo no puedo ir a verla ahora, tengo muchas escenas que ensay...Ger, Ger espera.

Ger ya había salido del camerino rumo a la casa de Silvia.

Cuando llegó, tocaba pero era inútil, nadie le contestaba, se le ocurrió la idea de ir a la de Amaranta.

-AMA: Ger ¿Qué haces aquí?
-GER: ¿Dónde está Silvia?
-AMA: En la casa de su mamá porque...
-GER: gracias.

Besó a Ama en la mejilla, bajo rápido las escaleras, subió en su coche y arrancó con toda velocidad.

Al llegar doña Silv le abrió la puerta con una sonrisa.

-Doña SILV: Gerardo, ¿cómo estás?
-GER: Bien ¿y usted doña Silvia?
-Doña SILV: bien, seguramente vienes a ver a mi hija.
GER: sí, ¿Cómo está? (Le preguntó mientras entraba)
-Doña SILV: está mejor, solo fue porque trabaja mucho pero come poco, al menos esto me dijo, pero está durmiendo ahora.
-GER: ¿la puedo ver?
-Doña SILV: sí, claro, vamos.

Ger la siguió hasta llegar a la recámara. Cuando entró, doña Silvia le ofreció una silla cerca de la cama dónde estaba Silvia, se sentó sin despegar sus ojos sobre ella que estaba en un sueño profundo debido a una pastilla que le dio su mamá.

Se ve tan preciosa durmiendo, Dios! Qué mujer más bella...decía a sí mismo cuando sintió que alguien le tocó el cuello, giró la cabeza y era Doña Silvia que estaba tratando de decirle algo al oído.

-Doña SILV: Ger, ahora que estas aquí ¿te puedo pedir un favor?
-GER: sí, claro!
-Doña SILV: ¿Puedes quedarte con mi hija por una o dos horas más o menos?
-GER: No se pre...
-Doña SILV: yo sé que pido mucho, pero llegaste como un ángel porque yo tenía que salir desde esta mañana pero no quería dejarla.

Ger con una sonrisa de oreja a oreja le contestó

-GER: sí, con muchísimo gusto.
-Doña SILV: cualquier cosa, Sara es la trabajadora y está para servirle.
-GER: vale, váyase tranquila, deja a la enfermita yo se la cuido por usted. (Contestó con una mirada traviesa)

Doña Silv otra vez le agradeció y se fue.

10 minutos ya habían pasado cuando Silvia abrió los ojos y ver que cerca de ella estaba sentado Ger mirándola fijamente, se sentó rápido gritando

-SILV: TÚ ¿QUÉ HACES AQUÍ?
-GER: no deberías estar gritando así, que no tienes las fuerzas suficientes. (le contestó en un tono de burla)
-SILV: ¿quién te dejó entrar aquí?
-GER: pos, tu mamá... Ahhh y por cierto me pidió de cuidarte por eso te voy a pedir muy amablemente de acostarte.

Se levantó de la silla para ayudarla a acostar.

-SILV: suéltame que puedo sola.

Ger la soltó y se sentó en la cama cerca de ella, Silvia se acostó muy enojada pero se sentía un poco débil así que prefirió mirar al otro lado esquivando la mirada intensa de él sobre ella.

-SILV: deberías estar con tu mujer y tu hija, no aquí fastidiando.

Ger cogió su cara para que lo mirará fijamente.

Ella nerviosa se sentó otra vez mirándolo con mucho coraje.

-GER: la única mujer que tengo y tendré para toda la vida es la de los ojos más hermosos del mundo, la que me está mirando ahora con mucha rabia pero en el fondo de su mirada desea besarme como yo a ella.

Esa mirada que tenía Silvia poco a poco se estaba convirtiendo en una mirada dulce, una mirada de una mujer enamorada, con su voz entrecortada y tierna le preguntó

-SILV: ¿Entonces?
-GER: entonces la mujer que viste es mi hermana y la niña es su hija.
-SILV: pero no...
-GER: es una historia larga la cuál te voy a contar después...(suspiró) Después de besar esos hermosos labios que he extrañado tanto.

La jaló muy suavemente para no lastimarla, con mucha ternura cogió su cara, entonces se apoderó de sus labios y empezó a besarla con mucho anhelo y mucha desesperación.