Capítulo 4

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Capítulo 4

—¡Ni creas señorita que te voy a permitir esa relación! —Alegó la abuela en el estudio.

—Abuela, lo que me permitas o no, me tiene sin cuidado. —Respondió tranquila.

—¿Pero es que acaso no lo ves? ¡Vive en West!

—Ah, sí, el mismo lugar donde el abuelo solía pasar todas las noches... apostando o tal vez, sólo tal vez...

—Guarda silencio o...

—O buscándose alguna mujer que sí pudiera ofrecerle lo que tú no, ¡y es que abundan en West! —La abuela le soltó una bofetada a la cual Charlotte le sonrió.

—¡No te permito que me vuelvas a faltar al respeto!

—Abuela. —Sonrió y camino hacia la puerta. —Ya te lo dije; lo que me permitas o no, me tiene sin cuidado. —Salió y camino hasta la sala donde todos compartían el té.

Se acercó a Drake quien permanecía muy junto a la ventana, observando, buscando cámaras y posibles salidas de emergencia, pues si regresaba a West sin un poco de información, tendría que lidiar con los sermones de sus inútiles amigos, o mejor dicho; compañeros.

Charlotte suspiró al pillar a su instructor besando a Stelle en el jardín, sino fuera su hermana ella ya hubiera hecho algo, como golpearla en la cara o declararle su amor al instructor, probablemente hacer todo para que él la dejara y se acercara más a ella, hasta que finalmente quedará atrapado. Pero para su mala suerte, Stelle, se portaba demasiado bien con ella, así que sólo le quedaba mirar de lejos.

—¿Él es el que te gusta? —Escuchó a su lado y le asintió a Drake.

Drake la encontró como no la había visto en ese tiempo; vulnerable. Sin defensas, como si el chico alto que le estaba rompiendo el corazón, tuviera un poder que nadie más tenía en sus manos. Sintió pena por ella, y de cómo debía estarse sintiendo, Drake nunca se había enamorado, ni siquiera le gustaba acercarse a las mujeres, tenía pánico de sentir.

Stelle tomó de la mano al instructor y caminaron riendo hacia la casa, Charlotte se separó de la ventana y fijó la vista en la puerta que estaba por abrirse, Drake se acercó a ella, y ambos esperaron, mientras el salón seguía lleno de conversaciones y del sonido de las tazas al tocar sus platos. Charlotte se miró las manos cuando entraron, quiso taparse los oídos cuando saludaron y quiso salir corriendo cuando se acercaon a ella.

—Charl...otte. —La saludó. —¿Cómo estás?

—Bien, ¿y tú Sean?

—Perfectamente, ¿y él es...? —Miró a Drake y éste se apresuró a extenderle la mano.

—Drake, su novio. —Respondió. El alto abrió un poco más los ojos consternado y respondió el apretón de manos.

—No sabía que tenías novio. —Le dijo a Charlotte.

—Sí, pues... —Sonrió un poco, las mejillas comenzaron a arder, en eso Drake la tomó de la mano y le dio un beso en los labios tan sutil que casi ni se sentía el contacto labio a labio. Si bien no era el primer beso de ninguno, tuvieron la necesidad de separarse tan pronto se tocaron.

El instructor apretó los labios y se giró hacia Stelle quien tecleaba distraída en su móvil.

—¿Desde cuando Charlie anda con éste vago? —Le susurró al oído.

—Ni idea. —Se encogió de hombros y lo vio a la cara. —La niña no está muy cuerda así que no me sorprende. —Se río un poco. —Vamos, es un noviazgo pasajero, no sé porqué todos se exaltan.

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