Capítulo 29

102 7 2
                                    


—"Charlie, tuve que recurrir a Gabrielle, espero que no te moleste pero tenía tan poca información de Drake que... bueno, no importa. Parece que el muy egocéntrico dejaba un tipo de tarjetas de presentación con el nombre de su padre en las casas que robaba, y se las robaron a él para dejarlas en los robos que él no cometió para que la policía lo inculpara a él, pasó lo mismo con el asesinato. Suena todo muy confuso pero entonces recordé a Harry, ¿lo recuerdas también? Fue el hombre que nos hizo las identificaciones falsas. Era amigo de Drake, lo recuerdo. Era bueno con ese tipo de falsificaciones, parece que no tiene mucha relación pero los relaciono... ¿y si él le robó a Drake? Es toda la información que tengo hasta ahora, es una lástima que no puedas salir del internado pero sabía que era una buena idea el ayudarte desde acá afuera, después de todo ya se va a acabar un mes. Sólo nos queda uno para buscar pruebas. Confía en mí, tengo una idea pero no te puedo contar más hasta que la lleve a cabo. Lo siento si me veo muy lento, mi padre insiste en que debo empezar a conocer la empresa. ¿No es un poco absurdo? En realidad no tengo idea, después de todo qué más da, no podré estudiar el siguiente año en la Universidad que quiero ni lo que yo quiero. Con todo lo que hemos pasado últimamente me he puesto a pensar si a pesar de todo Drake siempre ha sido más libre que nosotros, ¿no siempre ha tenido libertad de elegir? ¿No siempre ha podido elegir hacer otra cosa en lugar de robar? ¿La necesidad de venganza lo hundió tanto hasta no pensar en otro futuro? No lo sé, probablemente el dolor y enojo lo tenía tan atado como nuestro miedo y obediencia. Tal vez no somos tan diferentes después de todo. Los tres terminaremos privados de la libertad de todas maneras. Él en la cárcel y nosotros en este mundo, en el nuestro, donde ni la danza ni la literatura tienen cabida..."

—"...No importa. Seguiré haciendo lo único bueno que puedo hacer; ayudarlo ayudándote. Nos hablamos pronto. O algo así... Te quiere, Paul." —Terminó de leer Michelle.

—Vaya... qué profundo.

—¿Quiere estudiar literatura?

—Sí, pero tenemos que hacer lo que digan nuestros padres, ¿no es así?

—Sí. —Suspiró. —Pero presiento que tú eres más valiente, tal vez tú sí hagas tus sueños realidad.

—Los sueños son irracionales y poco objetivos, Michelle. —Luego me reí. —Qué tontería, yo no digo esas cosas.

—Bueno, ¿y qué hago con la carta?

—Quémala si puedes.

Saldría de esa habitación la mañana siguiente, al fin podría regresar a mi vida normal, en el internado, claro. Fue una noche antes cuando me percaté de la realidad, si salía de ahí sólo llamaría la atención, las miradas estarían fijas en mí todo el tiempo y estaría más vigilada de lo que estaba en ese momento, a pesar de que sólo estaba encerrada. Si quería salir lo tendría que hacer ya, para volver, pero a veces esas ganas de tenerlo cerca, de abrazar su cintura, de sentirme cerca de él, simplemente de verlo, porque a veces una mirada vale más que mil palabras, más que mil besos o más que mil carisias, esas ganas eran más fuertes que mi pensamiento racional que me decía que arriesgaba más intentando salir que quedarme dentro esperando. Después de todo... Paul ya estaba investigando, pronto regresaría a casa para vacaciones de verano. ¿Por qué no esperar un poco más? ¿Por qué siempre te complicas la existencia, Charlotte?

¿Por qué abro la puerta con ese pasador? ¿Por qué sigo corriendo por los pasillos del internado en lugar de regresar a mi habitación? ¿Por qué sonrío al sentir la adrenalina por dentro? ¿Por qué el miedo se convierte en emoción? ¿Por qué ya no tengo temor de cruzar la avenida?

Toqué la puerta, una y otra vez, un golpe tras otro, dispuesta a no dejar de hacerlo hasta que la puerta se abriera con furia por la hora. Abrió la puerta maldiciendo y amenazando al visitante, pero se detuvo en cuanto me encontró del otro lado, con la respiración agitada por correr la gran distancia, con una mano en el pecho justo donde se encontraba mi chueco moño que me rodeaba el cuello.

Trato hechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora