Capítulo 9

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Capítulo 9

Narra Charlotte:

Rodé los ojos y me coloqué mis auriculares para escuchar música. Ya llevaba más de media hora soltando un discurso del porqué era estúpido e irracional mi comportamiento por haber incendiado la escuela. Miré de reojo a mi amiga y al suyo que permanecían muy juntos e incluso tomados de la mano al disfrutar de la vista en el mirador a la playa. Habíamos viajado un buen rato para llegar hasta ahí, y en cuanto bajamos del auto Drake se había encargado de regañarme más que mis propios padres cuando lancé a la abuela de las escaleras. Digo, cuando se cayó accidentalmente de las escaleras y yo estaba ahí. Pero dejé de prestarle atención cuando comenzó a divagar mucho y dejó de importarme, porque después de todo, Drake no debía importarme.

No era un buen día para estar en la playa, la temperatura había descendido considerablemente y las lluvias de los últimos días no le daban buen aspecto a nada, así que metí las manos dentro de mi chaqueta y me acerqué más al mirador para observar las olas picadas del mar.

Escuchaba mi canción favorita, pero no podía disfrutarla lo suficiente, el alardeo de Drake detrás de mí me molestaba los oídos. Quité los auriculares de mis oídos y me giré molesta, poco alcancé a escuchar antes de gritarle un basta. Creo que decía algo como: "tú incendiando tu escuela y yo juntando dinero todos los días para poder pagarme una en unos años". Me dolió, sólo un poco, pero mi "¡Basta!" ya estaba gritado, y echarme para atrás sólo me dejaría ver débil, y dejaría ver que, al menos por un segundo, todo su discurso me afectó.

-Tú no eres quién para meterte en mi vida. -Le solté. Y me arrepentí de decirlo un segundo después. Yo más que nadie sabía que ya lo había metido lo suficiente en mi vida para que él no tuviera derecho a reclamarme un poco de mi comportamiento.

En las últimos días me había encargado de darle toda mi confianza a él, comíamos juntos todas las tardes porque aún no me atrevía a comer algo en casa, se había colado unas cuantas veces a mis clases de baile y le había confiado algunas cosas que ni siquiera a Gabrielle había tenido la confianza de contarle. Lo peor de todo es que él comenzaba a corresponder mi confianza y de vez en cuando se le había escapado una que otra historia con su madre, a la que un día amó mucho, admitió. Y recuerdo que bajó la mirada y escondió su rostro mirando hacia otra parte al recordarla. Ese chico de West y yo estábamos más entrometidos uno en la vida de otro que cualquiera que lo haya estado en muchos años. Y después del beso que nos dimos en mi habitación esa noche, y en la manera tan sutil en la que me enteré que él estaba sintiendo algo por mí, no por sus palabras, sino por el sencillo hecho de dejarme tocar su cabello, uno que había estado muy restringido para mí. Pero ya era tarde y sabía que lo había lastimado un poco con mi reclamo, él ya era alguien para meterse en mi vida.

-Bien. -Fue lo último que dijo antes de darse media vuelta con el rostro totalmente serio, como cuando me dijo entre líneas que sentía algo por mí; como ocultando sus sentimientos. Apreté los dientes al verlo irse, pensé que no llegaría muy lejos antes de darse cuenta de que estábamos un poco lejos de casa, y regresaría por el auto y sólo nos metería a todos y conduciría sin siquiera verme. Pero me equivoqué e incluso lo vi caminar más deprisa, hasta simplemente desaparecer de mi vista.

Me llené de enojo por dentro. ¿Cómo pudo molestarse por lo que hice? ¡Había salido antes del colegio! Había estado feliz toda la mañana, había estado tan de buen humor, con ansiedad de verlo de nuevo, para besar sus labios otra vez como la noche anterior, ¿por qué me respondía de esa manera? No, él no estaba molesto sólo por lo del incendio, me lo hubiera perdonado si hubiera volteado a verlo y fingir arrepentimiento, él estaba furioso por la manera en que, de nuevo, levanté una muralla entre nosotros, una que ya había derribado.

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