Narra Charlotte:
—No, definitivamente no creo que todos los ingredientes dentro de este cereal sean naturales. —Le dije metiendo una cuchara dentro del tazón.
—¿El azúcar? —Preguntó Michelle frente a mí viendo la caja de cartón también.
—Uhmm, quizá.
El comedor estaba a rebosar esa mañana, era sábado así que nadie tenía clases, sonaba bien pero aún tenías que llevar encima el uniforme completo. Había un montón de actividades recreativas por hacer, aprender algún deporte o un taller de lo que sea. Pero a veces dejaban tanta tarea que la mayoría pasaba sus sábados y domingos en la biblioteca. Yo tenía otros planes.
—¿Ya pensaste lo de la fiesta? —Le dije y ella suspiró.
—Me da miedo.
—Ya te dije que trepar el muro no es la única opción.
—No voy a meterme a un bote de basura y esperar a que nos saquen. —Masculló entre dientes y yo solté unas risitas.
—Trepar el muro no es tan malo como parece.
—¿Cómo es que sabes que habrá una fiesta?
—Aún me llegan invitaciones por Facebook, aunque ya no vaya a esa escuela.
—¡¿Cómo metiste un celular?! —Tomé una bocanada de aire e ignoré su pregunta.
—¿Entonces qué, vienes o no?
Más tarde, cuando la noche cayó sobre California, descubrí que ver a Michelle trepar un muro era lo más divertido que me había sucedido en mucho tiempo. Tuve que reprimir carcajadas del otro lado de la pared para que no se arrepintiera. La oí maldecir mientras descendía del otro lado y finalmente se dejó caer.
—¿Ves? Fácil. —Le dije y ella me fulminó con la mirada.
—Bueno, ¿así iremos? —Se señaló el uniforme.
—Con ese uniforme definitivamente no. Iremos a mi casa antes. —Le dije y empezamos a caminar por la acera.
—¡Tus padres nos descubrirán!
—¡Obviamente no! Pero si tú quieres ir con eso puesto...
—No, es sólo que...
—Lo entiendo, no sueles portarte mal.
—Está claro que sí, por eso me enviaron al internado. —Me le quedé mirando un momento y luego nos empezamos a reír. —De acuerdo, no suelo portarme mal.
—Te la pasarás de maravilla.
—No conoceré a nadie.
—Amm, será sencillo, son ricos y de tu edad. Todos somos perfectamente compatibles.
—Hace mucho que no salgo del internado. —Recordó. —Es decir, incluso durante las vacaciones...
—Vaya, te urge llegar a una fiesta.
—¿Es fiesta de...?
—De fin de cursos. Bueno, empiezan las fiestas de fin de año escolar, aún faltan un poco para la real, pero nunca es mal momento para hacer fiesta, ¿no? La verdad es que hace mucho que no voy a una yo también. He estado medio... enfrascada.
—¿Con él? —La miré y ella aclaró su garganta.—El chico.
—Sí, desde que lo conocí me han tenido castigada muchas veces. Y... —Me avergonzaba admitir lo siguiente. —...no me gustaba salir con él a esas fiestas.
ESTÁS LEYENDO
Trato hecho
Подростковая литератураCuando Charlotte se encuentra en la peor parte de su adolescencia, se enamora (bajo extrañas circunstancias) de quien nunca debió haberse enamorado, sin embargo, también para él fue lo peor que le pudo haber pasado en la vida. Error tras error, ment...