Capítulo 40

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—¿Llevas dinero, la tarjeta de crédito que te dio tu padre?

—Sí... —Charlotte giró los ojos y siguió viendo por la ventana, ojalá el camino hacia el aeropuerto fuera más corto.

—Él te esperará llegando a New York, y en unos días te llevará a Massachussets.

—Sí, todo eso ya me dijo papá antes.

—Bien. —Su madre la miró un momento y regresó la vista al frente.

Estacionó frente a la puerta de la terminal, a pesar de que todos bajaban rápido de sus autos o taxis ellas se tomaron su tiempo, a pesar de que Charlotte hubiera preferido ya estar afuera de ese auto se quedó un poco más.

—Charlie. —Charlotte volteó a verla molesta, nuevamente odiaba que la llamara así, pero a su madre le importó poco esa mirada a la que ya estaba acostumbrada. —Lo siento. Lamento no haber sido la madre que esperabas. —Charlotte frunció ligeramente el ceño y fijó la vista al frente, obviamente incómoda por las palabras de su madre. —Sé que te abandoné desde que empecé a tener problemas con tu padre y sé que todo eso te obligó a tomar decisiones equivocadas, como salir con ese chico... —Charlotte sonrió y la volvió a mirar.

—¿Sabes? Esa es la decisión menos equivocada que tomado en mucho tiempo. —Chalotte abrió la puerta.

—Te ayudaré a bajar la maleta.

—No te molestes, y no tienes que bajar del auto, no iré a ninguna parte, después de todo... la promesa se la hice a Drake, no a ustedes.

Cuando Charlotte terminó de bajar la maleta del auto contempló la idea de irse sin despedirse de ella, sin embargo, asomó la cara por la ventana abierta.

—Adiós. —Le dijo entre dientes.

—Te amo, Charlotte. —Le dijo su madre.

Charlotte asintió y comenzó a caminar hacia la terminal con la maleta corriendo por el suelo, antes de cruzar la puerta de cristal por la que todos entraban y salían con urgencia, el corazón le ganó y se giró para ver a su madre. Pero su auto ya había sido reemplazado por uno menos nuevo y por el que descendían una mujer y dos niños.

Tragó saliva y tomó un poco de aire.

—También te amo. —Le dijo a la nada.

Ya adentro en el aeropuerto esperó un poco más a que su vuelvo saliera, y agradeció cuando al fin los llamaron y se dispuso a hacer fila para entregar su maleta.

Fue en ese momento cuando la que informaba de los vuelos dejó de hablar y la música de ambiente regresó a su sitio, cuando la canción comenzó Charlotte no pudo evitar sonreír y recordar cómo esa noche, en el salón de baile de su casa, Drake le había tomado de la mano y habían bailado uno de los mejores tangos, recordó cómo sus pies se deslizaban por el pulido suelo con facilidad, cuando la mano de él sostuvo su cintura con seguridad y que a pesar de que se movían con rapidez jamás apartaron la mirada uno del otro.

—¿No te parece que esa es la mejor canción del mundo? —Le dijo una anciana detrás de ella, sacándola claramente de sus recuerdos.

—Sí. —Respondió sonriente. —Y es todo un placer bailarla.

—¿Te gusta bailar? —Charlotte asintió y sonrió con más fuerza.

—Me encanta. —Regresó la vista al frente y , después de avanzar un poco en la fila, vio el boleto de avión que tenía en las manos.

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