Capítulo 21 (Parte 1)

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Capítulo 21

—¿Bailar? ¿No van a despertarse?

—La casa es muy grande, créeme, no se despertarán. —Insistió Charlotte con una sonrisita pícara y tirando de sus manos a través del salón.—¿Acabas de corromper todas las reglas y alarmas de seguridad de ésta casa y te da miedo despertar a mi familia?

—Ellos no me dan miedo, me da miedo el tener que alejarme de ti. —Charlotte se detuvo un momento y después de digerir sus palabras, dichas sin pizca de broma, y sin ánimos de empalagar, le sonrió un poco y volvió a empujarlo al centro de la pista.

—Arriesguémonos. —Le guiñó un ojo y Drake suspiró rendido. ¿Quién podía negarse a ese gesto de un rostro tan angelical y chantajista como el de ella?

Drake posicionó con fuerza la mano en su cintura, y ella le correspondió tomando su mano y poniendo la otra en su hombro, tocando las costuras de su playera negra desgastada por tantos años de uso, y que tenía uno que otro hoyuelo por debajo. Todo lo contrario a la blusa nueva que llevaba Charlotte, era la primera vez que la usaba aunque la tenía desde hace mucho tiempo en su guardarropa, pocas veces repetía su vestuario porque no era necesario a menos que una prenda le gustara demasiado. Los pantalones de mezclilla de ambos similares en color pero la talla equivocada de Drake sólo dejaba en claro que los había comprado en una promoción y hace mucho tiempo, le quedaban levemente grandes y tenía que meterse el final de ellos dentro de sus zapatos, otro par que daba más lástima que tristeza de verlos. Pero sólo Dios sabe cuánto había cuidado él de toda su ropa para que de alguna manera pudiera alargar su vida útil. Sin embargo, aunque Charlotte tenía mejor ropa, la que había cambiado por el pijama después de encontrarlo en su habitación, ninguno de ellos estaba bien vestido para bailar un tango como lo era "Bésame mucho", que comenzaron bailando a paso lento, absorbiendo cada movimiento, cuidando cada paso, pero sus pies y manos no disfrutaban tanto el baile como ellos, quienes se sonreían con cierta astucia, sin despegar la mirada entre ellos, para no perderse ningún parpadeo de su pareja, para guiarse en medio de una canción que ninguno de los dos habían bailado antes, pero que conocían bien, ¿quién en el mundo no la conocía? Era la canción con más covers en el mundo, traducida a tantos idiomas, que incluso The Beatles alcanzaron a grabar su propia versión de ella. Pero esa era su versión en perfecto español con música en tango. La perfecta mezcla para alargar las palabras, y así los movimientos, haciendo de ese baile algo más profundo, más personal e incluso más pasional, como si el tango no ya lo fuera, de todas maneras era la canción perfecta para ellos. Como si fuera ésta noche la última vez... Drake atrapó sus labios después de darle una vuelta. Poco a poco la blusa se fue transformando en un vestido rojo, alargándose hasta llegarle a las rodillas que ahora estaban desnudas, por detrás la caída le tocaba la pantorrilla, y más debajo sus zapatillas de aguja rojas que la hacían ver levemente más alta pero no tanto como él ; con su sombrero con una línea de satín en el medio, que hacía juego con su chaleco sobre su camisa de manga larga; negros, como su pantalón de vestir de su talla y sus zapatos de charol, lo único que no era de aquel color era su corbata vino delgada y su piel, que parecía más blanca que de costumbre, o su cabello castaño que se asomaba por encima de su cuello pero debajo del sombrero. Bésame, bésame mucho.
Charlotte apoyó su pierna en la cadera de él, a un lado de su cinturón, y él la sostuvo, tocando su piel, justo donde el vestido ya no alcanzaba a causa de la gravedad, tocándola con todos los dedos, deslizando la mano de su rodilla hasta su pierna con toda la libertad que el tango le permitía, ambos se deslizaron dos pasos hacia atrás y ella se despegó de él, puso su mano en el estómago y sin despegarla dio una vuelta a su alrededor, alternando sus pies entre los de zapatos de charol. Una mezcla rápida y ágil de rojo y negro brillante y ligera. Que tengo miedo a perderte, perderte después.
Drake deslizó los pies por el pulido suelo del salón de baile y encontró el rostro que buscaba, después de sonreírle se dio la vuelta hasta quedar detrás de ella y la abrazó, rodeándole fácil su pequeña cintura, ella, quien en ningún momento dejó de mover los pies y la cadera, subió su mano derecha hasta encontrar la mejilla de Drake a la que acarició y disfrutó de su piel aterciopelada. Drake la giró hasta dejarla tan cerca de él que respiraban el mismo aire. Quiero tenerte muy cerca, mirarme en tus ojos, verte junto a mí, piensa que tal vez mañana, yo ya estaré lejos, muy lejos de aquí ...
Drake, sosteniéndola de la cintura aún, la hizo bajar, inclinando la espalda hacia atrás, ella vio desaparecerlo y eventualmente el techo, hasta que su cabeza quedó muy cerca del suelo, asegurando un arco perfecto con todo su cuerpo. Por su parte, Drake, mientras ella descendía, se había quedado junto, con los labios muy cerca de los suyos, y en medio del descenso, sus labios habían recorrido su boca hasta su abdomen. Justamente donde el vuelo del vestido comenzaba. Charlotte de un golpe se levantó y después de dar otros pasos más, acompasados a la perfección, como si hubieran ensayado la rutina una y otra vez, el tango término, con ellos tan cerca con la misma posición que cuando empezaron, su ropa casual volvió a su sitio y el vestido y el traje desaparecieron tan pronto como la canción concluyó, huyendo de su imaginación.
Drake aprisiono el rostro de Charlotte, no sin antes ver sus enormes ojos verdes, y besó sus labios carnosos, sin importarle el aire que les hacía falta por el baile y que con el beso menos podrían recuperar. Y quiso, rogó, que esa noche nunca acabara, porque aunque el plan era perfecto y ella nunca se enteraría de que él sería el ladrón, tenía miedo de perderla y no verla después.

—Mañana James se irá al extranjero, mi hermana irá de viaje con los padres de... él, mamá irá a buscar una nueva casa, y la abuela, papá y yo iremos a buscar una para él. —Explicó Charlotte. Mantenían una taza de café en las manos, una cobija que les cubría la espalda. Pasaban de las tres de la mañana y parecía que ninguno de los dos estaba dispuesto a dormir esa noche.

—¿Por qué todos saldrán mañana?

—Bueno, les deben muchas vacaciones a los empleados, creyeron que si se las daban al mismo tiempo sería un buen momento para salir y hacer esas cosas, nadie quiere estar en casa sin empleados, tal parece, creo que nadie sabe servirse cereal sin derramarlo. —Se burló y Drake bajó la mirada a la alfombra bajo de ellos.

—Vaya, dejarán la casa vacía. Supongo que no van muy lejos. —Preguntó suspicaz, ideando un plan de inmediato.

—¡Bueno fuera, mi padre quiere una casa en Nueva York!

—¿Cuándo pensabas decirme que te irías mañana? ¿Mañana?

—Bueno, estaba por hacerlo cuando decidiste irte sorpresivamente.

—Sí, tienes razón, es sólo que... —Charlotte le puso una mano en la rodilla.

—Lo entiendo. —Se encogió de hombros. —¡Oh! También iba a contarte otra cosa.

—¿Qué es?

—Saqué un cien en la prueba de hoy de matemáticas, la maestra estaba tan sorprendida que me obligó a explicarle cada respuesta.

—¿No te creía?

—¡No!

—Vaya... es una calificación perfecta. —Se estiró a besar su mejilla. —Felicidades.

—Si voy a recibir uno por cada nota perfecta, estudiaré más seguido.

Drake soltó unas risitas y entrelazó su mano libre con la de ella, se quedaron así por un rato, mirando hacia la pared que tenía al frente, en la oscura noche, con una taza de café en la mano y muy juntos. De pronto sintieron que no necesitaban nada más, con eso les bastaba, todas sus angustias desaparecieron por un instante. Pasó una hora más y con una Charlotte cabeceando en su hombro él la cargó en sus brazos y la acostó sobre su suave cama.

—Tengo que irme ya. —Le susurró al oído y ella, sin abrir los ojos frunció el ceño y negó con la cabeza.

—Quédate.

—No puedo, pero te veré pronto.

—De acuerdo. —Drake besó sus labios y miró sus verdes ojos que se abrieron sólo un instante para despedirse de él.

—Te amo.

—Te amo.

Drake salió no sin antes echarle un vistazo rápido a toda la casa, a sus cámaras de seguridad, a las alarmas, a las puertas y ventanas. Si todos estaban fuera de casa sería increíblemente fácil robarla y que Charlotte no se enterara de nada. Bueno, de todo menos que había sido él. Acabaría con ello, luego se ocuparía de limpiar su nombre y empezaría un nuevo estilo de vida. Esas y un montón de cosas pensaba más durante la junta mañanera que tuvo con el equipo de Harry, estaban increíblemente preparados, esa misma noche se llevaría a cabo el robo.

—¿Estás seguro que no estará en su casa? —Preguntó Willy mientras organizaba sus cosas para la operación.

—Seguro, se irá con su padre.

—Qué alivio, es la oportunidad perfecta. —Drake asintió y le sonrió, estaba ansioso por terminar con ello.

Desafortunadamente, Drake no era un tipo con suerte, a pesar de que el plan era perfecto, que la casa se estaba quedando totalmente vacía, Charlotte amaneció con una fiebre muy alta por la caída en el lago frío de la noche pasada, y aunque no necesitaba ir a urgencias, insistió en quedarse a descansar en casa.

El trato, que aunque muy corrompido, terminaría por romperse esa misma noche, a la luz de la luna.

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