Capítulo 43

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El príncipe llegó tarde, su princesa ya había sido rescatada.

Justo en el 205 West y 46th Street, en Midtown Manhattan, Drake permaneció del pie al otro lado de la calle, frente al gran teatro "Lunt-Fontanne". La vio salir, tenía una sonrisa en el rostro y se amplió más cuando cruzó sus puertas de madera y cristal. Acababa de levantarse el cabello en una coleta, y aun así el cabello le llegaba casi a la cintura. Drake también fijó la mirada en el hombre que la esperaba afuera, tenía el cabello rubio y corto pero peinado con un poco de gel, era mucho más alto que Charlotte.

La alzó por los aires cuando ella llegó a él, ella se veía realmente emocionada.

"¡Tengo el papel!", gritaba ella una y otra vez.

Cuando, el hombre, quien después de entrecerrar los ojos Drake identificó como Paul, la dejó en el suelo otra vez, sacó apresuradamente su celular del saco le pidió a Charlotte que esperara un momento para contestar.

Ella comenzó a buscar con la mirada el auto de Paul, de izquierda a derecha y luego, sin querer, su mirada se encontró con la de él, porque él la miraba. Bajó los brazos a sus costados, aún sostenía en una mano el ramo de rosas que Paul le había regalado.

Por unos segundos infinitos, las personas que caminaban frente a ellos, y considerado la ciudad debían ser muchísimos, dejaron de existir. Sólo estaban ellos dos. Uno en frente a otro en diferentes aceras.

Para sorpresa de Charlotte; él sonrió. No era una sonrisa precisamente emocionada, pero era una sonrisa de satisfacción.

Cuando un semáforo en rojo hizo detener a los autos, Drake cruzó la calle, con pasos lentos y seguramente poco estables. Ella no cambió su cara, ni su posición. Pero siguió mirándolo a cada paso que daba hacia ella. Ahora lo tenía tan cerca, como quiso tenerlo durante tanto años.

Cruzó la calle y se presentó ante ella, quien al parecer iba a tirar el ramo de rosas en cualquier momento por falta de agarre.

—Hola. —La saludó.

Ella había imaginado mucho ese momento, un escenario donde ella lo veía a unos metros y corrían para encontrarse en el centro mientras él la besaba y ella agradecía al cielo por tenerlo de vuelta. Pero sus pies se encontraban estáticos, ni siquiera queriendo hubiera podido despegarlos del suelo. Le habría gustado decirle muchas cosas o simplemente responder a su saludo, pero lo juzgaba de descarado, ¿después de tanto tiempo, de tanta espera, él simplemente le decía "Hola"?

—¿Qué haces aquí? —Logró responder al fin y volvió a tomar con fuerza las rosas.

—Vine a buscarte.

—¿Después de...? —Entrecerró los ojos intentando recordar los años que habían pasado ya.

—Dijiste que esperarías. —Charlotte soltó un bufido.

—¿Drake? —Preguntó Paul, guardando otra vez su celular dentro del saco. Paul era el que menos se parecía al chico que había sido. Ahora era todo lo que sus padres habían querido. Un hombre maduro de negocios.

—Paul. —Algunas cosas no podían cambiar, Drake lo había hecho; pero no su molestia cada que Paul aparecía en el momento menos indicado.

—¿Nos vamos? —Ignorando al hombre frente a su novia, se dirigió solo a ella.

—Sí. —Respondió segura, no pensaba dedicarle un segundo más a Drake.

—Necesito que hablemos. —Interrumpió Drake.

—Ya no tenemos que hablar nada, Drake. —Sonrió con tristeza.

—Charlotte. —Le tomó el antebrazo y Paul le puso una mano en el hombro a Drake.

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