Capítulo 11

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Capítulo 11

Charlotte tragó saliva y después de apretar las manos como puños lo obligó a retroceder, quitándose también sus manos de encima, se armó de valor y lo miró directo a los ojos y no despegó la mirada de la de él, no estaba dispuesta a permanecer en ese sitio a que la llamaran sólo idiota y demás. Por una razón que aún no sabía explicar con precisión, presentía que Drake en realidad no estaba hablando en serio, y que debía aguantar, al menos un poco más.

—¿Ya acabaste? —Le preguntó y alejándose finalmente de él, levantó del suelo una silla y después de sacudirle el polvillo de encima se sentó sobre ella, se cruzó de brazos y recargó la espalda como esperando algo.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó él, extrañamente cansado.

—Ya te lo dije; quería verte.

—Pues ya...

—No me vengas con una frase como: "Pues ya me viste, ya puedes irte por donde viniste.", que no funcionará, al menos no hoy. —Le advirtió.

—Charlotte, no me interesan tus intenciones, pero, por piedad, ten un poco de amabilidad y hoy no me molestes, no hoy.

Charlotte frunció el ceño y la curiosidad le picó más, ahora menos que nunca se iría, obviamente Drake pasaba por algo. Él, aún pensando en la manera de poder conseguir dinero, comenzó a caminar de una pared a otra mordiéndose el labio inferior.

—¿Qué te sucede? —Preguntó, harta de verlo andar de un lado a otro, mordiéndose los labios, probablemente el interior de las mejillas y las uñas, que ya de por sí eran un desastre.

—No te interesa. —Respondió en seco.

Un robo, pensó, sería algo rápido y fácil, ¿pero a quién o qué robaría? Tendría que ser una suma muy alta, porque el hospital no era de los más baratos, fue uno de los errores que cometió en primer lugar, y todo por haber perdido la cabeza, justo como comenzaba a perderla otra vez. Ya era suficiente con tener todo ese lío sobre él, ahora también estaba esa chica sentada dentro de su casa, esperando algo que él no le daría, y aunque le hubiera encantado, en otra situación, abrazarla y decirle que, estúpidamente había extrañado verla, plantarle un buen beso en la boca y alejarla de ese horrible lugar, sólo le molestaba verla por el momento. Entonces una idea se le vino a la cabeza, se detuvo en seco y se le quedó mirando; ella le había dado la solución a sus problemas.

—Rompiste el trato. —Le dijo y ella, captando lo que le decía, intentó fruncir el ceño pero sólo logró contraer las cejas.

—Sí, desde hace mucho.

—¿Desde hace mucho que vienes a West?

—No, desde hace mucho que rompí el trato. —Aclaró, tomó valor de nuevo, de donde ya no había y le soltó lo que nunca pensó que le diría. —Me enamoré de ti, es decir, estoy enamorada de ti.

—Deja dejugarme bromas. —Respondió hastiado. —Rompiste el trato, viniste a West, ahora necesito mi dinero.

—¿Tu... dinero?

—Sí, por si no lo sabes, es algo que se utiliza para comprar cosas, pagar cuentas o arruinarle la vida alguien. Ahora saca tu billetera y dame MI dinero.

—No voy a darte nada. —Se encogió de hombros y Drake, desesperado, la alzó de los brazos, poniéndola de pie.

—Necesito el maldito dinero. —Dijo entre dientes.

—Bueno, hasta que el testamento de mi abuelo se cumpla y sea mayor de edad, podrán darme la parte que me corresponde, hasta entonces...

—No, no juegues conmigo, niñita rica.

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