Un brindis nocturno

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-No puedes andar así por la torre.-Exclamó Steve recostado contra la barra de granito de la cocina.

-Me habéis asustado.-Contesto ella posando una mano cerca su corazón.- Son las cuatro de la mañana Capitán, todos están cansados por la fiesta y yo solo vine por un vaso con leche.
-Caminar en ropa interior no se ve bien en una niña.

-No es ropa interior capitán, es una playera de...-Dejó la frase inconclusa y medio sonrió.- Es una playera y no se cuanta crea que tengo pero soy todo menos una niña.-Contempló el rostro de Steve el cual estaba más pálido de lo usual.-¿No puede dormir Cap?

-No es nada.-Afirmó Steve mientras pasaba una mano por sus cortos cabellos rubios.-Son solo recuerdos.

-¿Sabe que me ayuda cuando no puedo dormir?.-Inquirió ladeando levemente la cabeza al verlo.-Recostarme en mi cama, y ver cómo alguien hace un buen stripp tiss.-Dice riendo pero al ver Steve sigue con el rostro serio prosigue.-Solo bromeo. Cuando los recuerdos aparecen tomo un vaso de leche fresca y me acurruco en mi cama, antes solía pedirle a mi niñeta que me contara una historia para dormir y ahora solo escucho música hasta quedarme dormida.

-Será mejor que vayas a tu habitación.

-¿Y dejarlo en ese estado capitán?.-Contestó ella a modo de pregunta.- Nunca he dejado a ningún soldado solo y no lo haré ahora.-Steve notó como ella movía los dedos como si tocara un piano invisible y flotaron hacia ellos dos vasos con leche fresca.

- Por las franjas a las cuales firmemente juramos lealtad.

-Soy Inglesa cariño.-Murmuró la joven con una leve sonrisa en los labios.- Dios salve a la Reina.-Steve se encogió de hombros y chocaron los vasos a modo de brindis.

Dejaron los vasos en el lavabo y caminaron a la sala en el cual se dejaron caer en uno de los grandes sofá de cuero color chocolate, el estaba pegado al apoya abrazos y tenía los brazos estirados en el respaldar y ella estaba hasta el otro extremo, con las piernas subidas y pegadas contra el pecho.

-¿Tienes frío?.-Preguntó Steve al verla en esa posición.- Puedo ir por una manta.

-No es necesario.-Contestó ella señalando la manta azul que flotaba hacia ellos, y que desplegó tapándolos a ambos.

-¿No crees que es egoísta el modo en que usas tus habilidades?

-No todos somos tan altruista Capitán.-Contestó Armonía poniéndose de pie con un ágil movimiento.- Lamento no poder ser el soldado perfecto.

Steve la contempló marcharse con aquel contoneo de caderas con el cual solía moverse.

The traveller I: VibraniumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora