Mañana de confeciones

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Cuando Steve despertó eran aproximadamente las siete de la mañana, lo primero que noto fue que no se encontraba en su habitación y los recuerdos de la noche llegaron a su mente, bajó la vista solo para encontrar que la joven estaba recostada sobre su pecho, los ojos cerrados, los cabellos alborotados y un suave rubor en sus mejillas le conferían un aire vulnerable. No pudo evitar preguntarse que clase de pesadilla debió haber tenido para que ella gritara de esa forma. La incomodidad volvió, para el, para su época, estar así con una joven no era apropiado. En su época pensó, el era lo más raro que la ciencia había creado y luego estaba la joven entre sus brazos, guapa, inteligente y dotada de un poder sorprendente. Se vio obligado a recordar que ella nunca había querido eso, que mientras el fue voluntario a ella, lo más probable era que a ella la hubieran atado a la camilla para los procedimientos.

-La verdad.-Habló Armonía con una sexy voz ronca.-Es que no me ató. Me quedé inmóvil, cerrando los ojos fuertemente y evitando temblar por el miedo. Creí que el estaba decepcionado de mi y que solo buscaba hacerme mejor, una mejor versión de mi misma.-Suspiró y se apartó un poco de el.- Y mírame ahora, soy una mejor versión de lo que pudo haber sido mi versión adulta pero.. ¿Fui la mejor versión de aquella niña que solo quería complacer a su padre?

-¿Porque me dices esto?

-¿Era eso en lo que estabas pensando no?.-Las palabras brotaron cortantes mientras ella se ponía de pie y amarraba su cabello en una ola alta.- Te preguntabas, mejor dicho, tratabas de imaginar que había hecho que me convirtieran en lo que soy.

-¿Que clase de...-Hizo una pausa pensando en las palabras que quería decir.

-¿Que clase de monstruo deja que experimenten con el?.-Inquirió Armonía concluyendo la interrogante de Steve.

-Yo dejé que lo hicieran.-Steve la seguía .-Eso me convierte en un monstruo.

-Te convierte en el héroe de todos. En el capitán América.-Sonrió pero aquella sonrisa no iluminó su rostro.-Te convierte en la persona que inspiró lo que soy.

-Porque no podías agradecerme por quedarme contigo y dejarme marchar con la sensación de haberte ayudado.

-Porque eso hubiera sido aburrido.-Ella se acercó a él quien todavía se encontraba aturdido por ser los primeros minutos del día. Se paro frente a Steve y este alzó la vista para tomarse con los ojos de la inglesa.-Gracias por haber velado de mis sueños.-No necesito inclinarse mucho para depositar un beso en su mejilla.

-Hey Azul.-Natasha abrió la puerta de la habitación y no pudo evitar entre abrir los labios al ver lo que ella creyó era un beso de buenos días entre Steve y Armonía.-No he visto nada.-Se apresuró a decir Natasha mientras se tapaba los ojos con una mano.

-Yo ya me iba.-Steve se puso de pie y beso la mejilla de Armonía.-Tenemos una platica pendiente.-Murmuró contra su oido antes de caminar hacia la puerta, saludar a Natasha y cerrar la puerta tras su marcha.

-Con que tu y Steve.-Comentó la rusa con una media sonrisa.

-Con que tu y Banner.-Contraatacó con una sonrisa en los labios.- Que tal si hablamos de ello mientras jugamos tiro al blanco.

-Nada es mejor que hacer enojar a Clint al tocar sus cosas.-Afirmó la pelirroja y ambas rieron.

The traveller I: VibraniumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora