~Capítulo 29~

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Donghae ladeó la cabeza dedicándome una sonrisa traviesa-- ¿Lista para mi sorpresa, señorita Jones?—

Bajé la cabeza observando sus manos sobre mi abdomen, sin poder evitar recordar a Kyuhyun, desear que fuera él quien me abrazara, que estuviera a mi lado, susurrándome palabras... daría cualquier cosa porque lo nuestro si se pudiera realizar. Pero ya detente (TN). ¿Cuántas veces te lo ha dicho? Detén esto. Eres fuerte, y los dos tenemos que aprender a vivir sin el otro. Tarde o temprano todo estará bien de nuevo, y nos reiremos de nuestra ridícula obsesión.

-Lista para tu sorpresa, Donghae—

Asentí levantando mi rostro con una sonrisa en ella.

Donghae inclinó su rostro presionando sus labios en mi frente. Enseguida tomó mi mano para jalarme con él, tomó mi abrigo y me entregó mi bolso, para luego salir por la puerta y finalmente del edificio.

Hacia una noche cálida, bastante tranquila y acogedora. El día de hoy era mi cumpleaños, y estaba deseando por que no hubiera nada más que se echara a perder.

Donghae condujo hasta afueras de la ciudad, hasta una playa cuyo nombre desconocía. El viento corría en dirección con las olas, las brisa marina revoloteaba mi cabello y refrescaba mi piel mandándome oleadas de frio a mi cuerpo.

-Te regalo una estrella—Murmuró mientras se sentaba conmigo a observar el cielo. La noche despejada, ningún automóvil cerca más que el de nosotros-- ¿Cuál quieres, (TN)?-

Contemplé el firmamento detalladamente. Una estrella siendo opacada por las demás ya hacia al lado noroeste, esperando porque alguien notara que estuviera allí.

-Esa—señalé-

Donghae dirigió los ojos hacia el firmamento, buscando la estrella que apenas se podía ver—

-Te ofrezco una estrella y tú me pides esa—Echó a reír—Eres impredecible (TN). Pero está bien. Si es esa la que quieres, es tuya—Deslizó su mano por mi muslo hasta llegar a mi mano y acariciarla—

-¿Me la vas a bajar Donghae?—bromeé con cierta timidez. Él curvó lo labios pensativo—

-Quizás más adelante. Cuando los miles de brazas que arrastra esa bola de fuego no me consuma cuando la toque—Subió su mano a mi rostro—Quizás algún día, cuando lo imposible sea posible—Deslizó su pulgar acariciando mi labio inferior-- ¿Me deja amarla, señorita Jones?--

Me quedé en silencio contemplando esos ojos cafés claros llenos de calidez impregnados de vacilación, sinceridad confianza. Parecía absorto en algún pensamiento, quizás en mi respuesta, pero no se la di.

-¿Mi regalo es una estrella?—musité llevando los ojos a la estrella opaca en el cielo—Gracias—Dibujé una sonrisa en mis labios—Jamás nadie me ha regalado ninguna—

-Me alegra ser el primero—Bufó sonriente e inclinándose hacia mí. Sus labios presionaron los míos con ternura, sus manos me sujetaron en las mejillas masajeándolas cariñosamente; su lengua de deslizó por mi boca, buscando que le permitiera ingresar. Besos cálidos y tímidos de mi parte, besos firmes, arrebatados y deseosos por parte suya. Mi lengua se acarició con la suya y mis manos lo abrazaron por la nuca sin pensarlo más. Mi cuerpo empezó a inclinarse contra la arena al ser empujado por él, sus manos me ayudaban a acostarme contra la arena para que termina sobre mí. Nuestros cuerpos acunados sobre la arena fresca cuyo olor de sales y noche húmeda impregnaban mi olfato. Sus brazos volaron hasta mi espalda mientras sus piernas se enredaron con las mías, rosándose y causando sensaciones que me estremecían por completo.

PROHIBIDO. Inocente PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora