~Capítulo 43~

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-Cada vez que usted quede embarazada, cabe la posibilidad que solo termine abortando. Lo lamento señorita—Concluyó pero para mí era como ver partiéndose mi alma en pedazos... "Era prácticamente un inútil útero infértil"...

"Jamás podré tener un niño con nombre Ethan, jamás podré tener un bebé..."

Mis manos en mi rostro y mis hombros encogidos mientras TaeYong me acercaba a él para abrazarme. Me dejé caer contra él apretando mis manos en su espalda y mi rostro en su pecho, y así mismo, apreté los dientes mientras lloraba desconsolada. No era justo, no era justo lo que me ocurría.

El silencio más grande del mundo... el silencio mientras mis labios se negaban a decir alguna cosa. Ten se había quedado dormido en la silla, apoyando su cabeza en la pared y TaeYong seguía sentado a mi lado mientras yo me mantenía boca arriba sobre la cama, con la mirada perdida en el techo. Estaba completamente vacía, completamente dolida y mis ojos me ardían por tanto llorar. Había perdido mi cartera allá en el callejón por lo que no tenía mi teléfono celular. Ni siquiera recordaba si quizás tenía algo que hacer la noche anterior ¿A dónde me dirigía al salir de la clínica? No importa... no importa. Ya no tengo a mi bebé y nunca podré tener uno.

Más silencio hasta que conseguí quedarme dormida. Cuando me despertó el médico para anunciarme que ya me habían dado de alta, eran las siete de la mañana del siguiente día. TaeYong había dormido en el hospital en una silla, comunicándome que había pedido a Ten a traer algunas prendas para que me cambiase.

TaeYong me ayudó a levantarme de la cama para luego, después de haberme vestido con la ropa que Ten resultó trayendo, nos marchemos del hospital en dirección a mi casa.

Jamás había tenido una mañana tan silenciosa, jamás había sentido tanto vació. Ya no sentía dolor en mi pecho, ya no sentía nada. O quizás solo no sentía nada porque aún seguía en shock, porque así es como lo llamó al médico al proceso por el que quizás pasaría después de haber tenido un aborto espontáneo.

Llegué a casa, abrí la puerta y me dispuse a ingresar—

-Muchas gracias, chicos—Me obligué a sonreír, provocando que ellos también forzaran una sonrisa—Estaré bien. No se preocupen—

-Quizás deberías pedir un día de descanso—comentó TaeYong. Lo miré en silencio distinguiendo su rostro amoreteado, y recordando que Donghae lo había golpeado la noche anterior estando bajo los efectos del alcohol.

-Cuídate tú—subí la mano a su mejilla cubierta con una venda—Quédate en casa TaeYong, necesitas mejorarte—

-Tú también deberías quedarte en casa- Comentó en respuesta. Dediqué una mirada a Ten quien se apresuró a hablar—

-No se preocupe doctora. Yo me encargo de cuidar que no salga de casa--- rascó su cabeza—Promesa. Este idiota no sale de su casa hoy-

Asentí más tranquila.

-Te llamaré para saber cómo van esas heridas—sonreí aun cansada—No salgas de casa TaeYong, hazme caso—él asintió. Respiré hondo y me acerqué a él para luego extender mis brazos y rodarlo con ellos, enterrando mi rostro en el hueco de su cuello y su nuca. Me dolía, y quizás fue el momento en que mis emociones volvieron a mí porque de un momento a otro ya estaba llorando—

-Gracias, TaeYong, Gracias por todo—Murmuré pero antes de que él cuestionara y percibiera mi llanto, me aparté, ingresé a la casa y cerré la puerta apoyándome en esta sin dejar de llorar. Mis lágrimas caían y mi pecho respiraba con dificultad. Me dolía, todo me dolía.

PROHIBIDO. Inocente PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora