~Capítulo 2~

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-Entonces ¿Es probable que viaje este fin de semana?—Preguntaba aquel joven a mi padre.

Mantenía los hombros encogidos y la mirada en mi taza de café. Mi padre había comentado hace un momento que viajaría el fin de semana por asuntos de capacitación en su trabajo, pero yo solo había asentido. Me sentía nerviosa, ansiosa y bastante incómoda. Me mantuve al margen de su comunicación, con los pensamientos perdidos por largo rato, hasta que una mano se reposó en mi rodilla, haciendo que me sacudiera al instante y temblara ante la sensación. Observé la mano de piel blanca, tersa y largos dedos, sus nudillos se notaban y me presionaban la rodilla levemente. Levanté la cabeza y me encontré con aquellos ojos profundos y castaños.

-Te estoy hablando ¿Me estas escuchando?—Preguntó con cierta vacilación en la comisura de sus labios—Pareces ida. No hablas mucho ¿Verdad?—

-Ahhh—Me ahogué con mis palabras tratando de asimilar lo que me había dicho— No... no mucho... realmente...

"Torpe, eres una torpe. Mejor cierra la boca y no digas nada si no sabes ni cómo hablarle"

-¿Te pongo nerviosa?—Arqueo las cejas haciendo que la falta de aire me atacara, que mi corazón golpeara mi pecho y mi respiración se entrecortara—

-No. Claro, claro que no... no es eso, no es eso—Mordí mi labio mientras jugueteaba con los dedos, ansiosa y completamente fuera de mí— Es solo que no estoy... acostumbrada a que me toquen—Mis ojos habían posado en su mano sobre mi rodilla, mi falda cubría a esta, pero aun así, la tela era delgada y podía sentirlo casi rosando mi piel.

-Ah, perdona—quitó su mano de mi rodilla—No te asustes, (TN). No muerdo. Ya te lo dije.

-No. No es eso—volví a tartamudear—sus ojos profundos y oscuros se penetraron en los míos, entonces vi su lengua relamer una pequeña parte de su labio. Tragué saliva sintiendo demasiado calor. Mis mejillas ardían y mi corazón no dejaba de latir tan fuerte. Encogí mis hombros y bajé la mirada para no tener que verlo.

-Eres muy bonita—Habló al fin rompiendo ese silencio que me hacía pensar que él podía escuchar los latidos de mi corazón que retumbaban en mis oídos— y bastante tímida, callada... inocente ¿Siempre fuiste así?—

Lo miré casi atónita sin poder comprender claramente el sentido de sus palabras. Él llevaba la tasa con café a sus labios para tomar un sorbo.

-Soy como soy. No estoy fingiendo nada, si es eso lo que quieres decir—Hablé casi susurrando y sintiéndome ofendida. No tendría por qué fingir... no tenía por qué, además, no podría. Si he de fingir ser alguien, lo haría pareciendo una mujer segura de sí misma, fuerte... No como la que soy... torpe, siempre torpe.

-Claro que no quería decir eso—sonrió sacudiendo su cabeza y dejando su tasa sobre la mesa—Solo me preguntaba si siempre fuiste así. ¿No sonríes? Hasta ahora no te he visto hacerlo—Ladeó su cabeza-- ¿Sonríes para mí? Estoy seguro que te has de ver preciosa— Sonrió él.

Un vuelo en mi estómago y un retorcijón en mi vientre que me hizo temblar aún más. ¿Por qué querría que sonriera para él?—

-Aquí está—Llegó mi padre sonriendo y sujetando algo en manos. Lleve la mirada hacia mi padre, tratando de hacer como si nada pasara. Mis mejillas ardían y era más que seguro que mi rostro estaba completamente enrojecido—¿Interrumpo algo?—Preguntó mi padre bajando su tono efusivo y cambiando su expresión a una seria.

-Nada—contestó Kyuhyun con una sonrisa en los labios—Solo le proponía a su hija trabajo. En la clínica están solicitando una pediatra, y como el director es amigo mi podía hacer que la contraten. La antigua pediatra tuvo un problema fuera de la cuidad por lo que tuvo que renunciar—Mis ojos se habían clavado fijamente en él y los de mi padre también—Le proponía que trabajara en la clínica. Supongo que aún no tiene trabajo ¿Verdad?—

PROHIBIDO. Inocente PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora