Me observaba al espejo mientras recogía mi cabello en una coleta, vestía una falda roja por debajo de la rodilla y una blusa blanca, manga larga, y por ultimo unas botas con taco cinco. Sí, era prácticamente una monja, una joven bastante reservada. No era tenía el cuerpo de una súper modelo y tampoco era muy bonita, al menos no con el par de vidrios cubriéndome los ojos, a lo que me gusta llamar unas horrendas gafas. Los hombres no se fijan en chicas con aspecto de nerd, sumisas y bastante calladas. Soy un desastre con la sociedad. Solo he terminado marginándome de ella, no... ella me ha marginado a mí.
El día de hoy, por fin volvería con mi padre. Después de seis largos años me había graduado como una excelente pediatra, no la mejor, pero había conseguido aprender todo lo que necesitaba para, al menos, tener una vida en donde no me vea frustrada por terminar criando cientos de gatos. Al menos tenía a mi padre.
¿Cuántos años tengo? Veintiuno, para ser exacta. Había terminado mis estudios profesionales más rápido que nunca... además de ser víctima de burlas por mi capacidad intelectual, o más que nada, por mi forma de vestir y mi horrible imagen de chica nerd. Al menos todo eso había quedado atrás para siempre, ahora podía sentirme realizada. Era una pediatra con título.
Respiré hondo y tomé las valijas, lista para dirigirme al aeropuerto y regresar a Londres, mi ciudad natal, junto a mi padre. Mi madre había muerto cuando yo tenía apenas tres años, por lo que, no la recuerdo, solo la había visto en fotos... ella había sido una mujer hermosa, su piel bastante clara y sus ojos eran muy azules, su cabello castaño y muy lizo. Me preguntó a quién he de a ver salido yo... mi único consuelo de saber que no era adoptada, era el color de mis ojos y el cabello, después, no me parecía absolutamente nada a mi madre y tampoco a mi padre.
-Deberas, papá—sonreí ocultando mi rostro de las personas que parecían observarme—No te preocupes, la fiesta de graduación no fue divertida—
Estaba en la sala de espera, aguardando que indicaran que debía subir a mi vuelo. Mi padre no había podido venir a mi graduación por cuestiones de trabajo, y tampoco era que me hubiese puesto triste por ello. Mi padre hubiese hecho que yo intentara socializar con jóvenes a los cuales no les parecía atractiva, creo yo.
-Si. Ve a recogerme—Anunciaron el a bordo de mi vuelo, haciendo que mirara al frente y tumbara por accidente una cartera que llevaba en la mano. "Torpe... siempre soy torpe"—Perdón padre, ya tengo que abordar—
-Buen viaje hija—Sonreí un poco nerviosa, inclinándome para recoger la cartera, con torpeza. A este paso tal vez terminarán echándome de los empleos que pueda conseguir.
El viaje fue tranquilo, nada de bulla y completamente hundida en mis recuerdos. Por fin volvería con mi padre.
Al llegar a mi destino, bajé del avión, observando con cuidado para no cometer alguna torpeza. Tenía la mirada en lo alto, tratando de encontrar a mi padre, y finalmente después de un corto tiempo, pude divisarlo parado junto a los asientos, mirando hacia el frente. EL traía puesto un terno elegante, que le quedaba muy bien. Mi padre siempre había sido un hombre muy guapo.
Sonreí y caminé de prisa en dirección en donde él se hallaba. Sus ojos se clavaron en mí y una sonrisa esbozó en sus labios, caminado y dirigiéndose hacia mí, para abrazarme y apegarme a su pecho como si fuera aun una niña—
-Mi princesa—Exclamó efusivo levantándome del suelo.
-Papá—musité apretándome contra su cuerpo ocultando mi rostro para ocultar que había empezado a llorar. Esa era yo; la chica torpe que lloraba por todo.
-Mi preciosa hija—Siguió acariciando mi espalda para luego subir sus manos a mis mejillas y deslizar su pulgar por debajo de mis pómulos, secando mis lágrimas—Pero si te has puesto más hermosa... te pareces tanto a tu madre—
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PROHIBIDO. Inocente Pecado
Fanfiction(TN) Jones a sus ya veintiún años, jamás ha besado a nadie, jamás ha conocido la palabra sexo y mucho menos se ha sentido atraída por un hombre. Ella es callada, tímida y vive encerrada en su mundo, comprometida con su trabajo y con el hombre que m...