~Capítulo 33~

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La mañana era ligera, casi se sentía como si nunca un peso hubiese estado sobre mis hombros, mi pecho se sentía ligero debido al contacto de las manos que se aferraban a mi cuerpo pasando por mi vientre y su aliento chocando en mi nuca. Di media vuelta para lograr quedar cara a cara con él, y así mismo, proteger mi rostro de los primeros rayos del sol que se asomaban por el cristal. La seda de la camisa de Kyuhyun que llevaba encima se había levantado descubriendo hasta la espalda, pero eso no tenía importancia en estos momentos.

Me dispuse a contemplar su rostro apacible, sus parpados delgados y pómulos marcados, su cabello ondulado y muy desordenado descubriéndole por completo la cara, esas pestañas grandes y quebradas haciendo juegos con sus parpados y su piel blanca desnuda.

Me vi envuelta por la necesidad de acariciarlo, grabar cada milímetro de su piel con mis dedos para llevarlo siempre en mis recuerdos. Me sentía afortunada por este día puesto que jamás habíamos tenido la oportunidad de una despedida adecuada.

Las yemas de mis dedos posaron en su frente deslizando hacia atrás algunos cabellos alborotados que caían por su frente, bajé los dedos por la pendiente de su nariz, luego los pasé muy lentamente por sus mejillas y deslicé a estos por el ras de sus labios.

Kyuhyun emitió un gemido agradable a mi oído, presionando sus labios y besando las yemas de mis dedos—

-Hueles bien—Murmuró abriendo los ojos, cansado pero muy tranquilo y animado—Hueles exquisito—Subió la mano hasta mi mejilla trazando las líneas que definían mis rasgos; nariz, mandíbula, labios y mejillas—

-Eres real—Murmuró—Eres real... no estoy soñando ¿Verdad?—

Mis ojos ya hacían observando esos labios ligeramente rosados y suaves, húmedos ante reciente actos como pasar su lengua sobre estos. No respondí su incógnita, pero hice algo más.

Me incliné hacia él y sin esperar más, presioné mis labios con los de él teniendo la sensación que mi alma regresaba a mi cuerpo. Una vieja e increíble sensación me atravesó de golpe, obligándome a buscar más que solo un simple rose.

Mis manos lo sujetaron por las mejillas y mi boca se entreabrió dando inicio a movimientos rítmicos entre nuestras bocas. Mi lengua se movió con avidez empujando sus labios para pedirle que me correspondiera porque lo necesitaba más que nada. Kyuhyun me sujetó de las caderas y rodó en mi espada dejándome debajo de él. Sus labios cobraron vida y su lengua atrapó a la mía para empezar masajearla. Pequeños empujones entre ellas, caricias y labios abrazándose desenfrenadamente. Todo su peso sobre mi cuerpo que iba perdiendo aire con cada respirar, preguntándome cómo sería capaz de apartarme de él después del día de hoy.

-Bonito regalo de buenos días—Murmuró entrecortando nuestros besos—

Sonreí deslizando las manos por su espalda desnuda—

-Es tu regalo de cumpleaños—

Kyuhyun se apartó levantando las cejas y luego frunciéndolas en desacuerdo y disconformidad---

-¿Mi regalo de cumpleaños es solo un beso?—sonrió presionando sus labios sobre los míos—no es que no me agrade... pero yo esperaba más—Su aliento rosándome los labios, y sus ojos escudriñando los míos a medida que su sonrisa pícara con un dejo de malicia se apoderaban de sus labios—

-Si te portas bien hoy quizás no sea todo tu regalo—Murmuré hundiendo mis manos en su cabello para alborotarlo más—

Kyuhyun ronroneó con la voz ronca y gruesa descendiendo sus manos hasta mis muslos descubiertos debido a la camisa subida—

PROHIBIDO. Inocente PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora