Una visita improvisada

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Ya tenía decidido a dónde iba a ir. Era peligroso y quizás no encontraría a la persona que tenía en mente, ya fuera porque hubiera huido del país o muerto... pero tenía que arriesgarse. Necesitaba hablar con él y contarle todo lo ocurrido. Sería una breve visita, pues le pillaba de camino hacia los Muelles.

Además, le echaba de menos... hacía tiempo que no le veía...

Si, se trataba de su padre. Lo conoció con apenas seis años, cuando intentaba robar algo para comer en una de las panaderías de Notre Dame, pues por aquél entonces, Lumière no quería saber nada de su manutención. Cuando estaba a punto de coger un delicioso manjar que le quitaría el apetito, sintió que alguien la agarraba. Pensó que recibiría una buena paliza por lo que estaba dispuesta a hacer, pero para su sorpresa, descubrió una enorme y cálida hogaza de pan entre sus manos, mientras que el desconocido la pagaba con unos francos. La niña no cabía en sí de alegría, y a la vez de miedo por si aquel hombre quería hacerle daño. Éste empezó a preguntarle varias cosas sobre su vida, como quién era su madre, dónde vivía y por qué estaba sola por las calles. Denise respondía todas aquellas cuestiones con la boca llena. Al finalizar el interrogatorio, el hombre, que al parecer se llamaba Adrien, la acompañó hasta la frontera de la ciudad con los Muelles, donde empezaba el territorio del Dueño.

A partir de ese día, escapaba de la casa de Lumiére para ir a verlo en su pequeño apartamento. Un día, Isabelle la descubrió en una de sus huidas, y decidió seguirla. Contempló con el corazón encogido cómo su pequeña Denise iba a ver a su padre. Por eso, no le impidió hacer esas escapadas nocturnas, incluso la encubría cuando Lumière iba a buscarla. La pequeña tenía derecho a conocer sus raíces.

Para Denise, Adrien era lo más parecido a lo que se conocía como "amor". Cada vez que iba a visitar a su padre, éste siempre le leía cuentos y comía exquisitos dulces preparados especialmente para ella, además de que aprendía a leer y escribir. Y así durante catorce años. Cuando empezó a trabajar seriamente asesinando, Denise se desahogaba con Adrien, pues ver a Lumière matando a personas a sangre fría, hacía que el miedo y el remordimiento se instalaran en ella. Su padre la consolaba con palabras de comprensión. Siempre le decía que si quería sobrevivir en un mundo lleno de lobos, debía aparentar ser uno de ellos...

Entre que Lumière siempre la mantenía ocupada y las revueltas de los estudiantes empezadas hace un año y medio, impidieron volver a verle con más asiduidad. Supo que fue a las barricadas del norte de la ciudad a luchar por la causa.

Por eso, sus pies la dirigían hacia aquella zona. Quizás lo encontraría por allí. Su ritmo era más lento de lo normal, ya que las heridas le escocían un poco.

"Podría unirme a ellos" pensó mientras se agarraba a su rebeca para conservar el poco calor que desprendía su escuálido cuerpo "Así madre estará a salvo y yo podré vengarme de Lumière..." suspiró pesadamente, mientras meditaba aquella posibilidad.

Siguió caminando con paso firme por entre la muchedumbre de mendigos que se agolpaban a los carros, pidiendo algunos francos o cualquier cosa para llevarse a la boca. Tras unas horas, que le parecieron una eternidad, llegó a una calle desierta y, a pesar del malestar, aumentó el ritmo de sus pasos cuando se situó y cayó en la cuenta de que ya estaba en la zona norte de París.

De repente, escuchó varios tiros. "No puede ser..." pensó con el corazón encogido. Siguió el sonido de los fusiles detonar y el olor a la pólvora usada para atravesar la carne y matar. Se topó de bruces con una callejuela llena de escombros. Los sorteó y consiguió entrar. La humareda producida, impedía la visión de lo que acontecía en aquel lugar. Miró al suelo y vio varios cadáveres, tanto de la guardia real como de revolucionarios. Por suerte, entre éstos, no reconocía a Adrien, por lo que le dio la esperanza de que quizás su padre estaba vivo. Se pegó a la pared al ver cómo un grupo de sombras quitaban la munición a los guardias muertos.

Hija de los Muelles ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora