-Chicos, tenemos que hablar.
Combeferre y Courfeyrac se encontraban sentados en el viejo sillón de la sala de estar. Courfeyrac alzó la mirada de su baraja francesa expandida en la mesa hacia Enjolras, el cual se encontraba de pie delante de ellos. Combeferre hizo lo mismo por encima de sus gafas, dejando en su regazo el libro que estaba leyendo.
-¿Qué ocurre Enjolras?-preguntó el filósofo, quitándose las lentes para ver mejor a su amigo.
-Tengo... que deciros una cosa...
Enjolras se mostraba firme ante sus compañeros de piso, pero a la vez, por dentro, estaba nervioso. No sabía cómo iban a reaccionar sus amigos ante la idea de que Denise se fuera a vivir con él. El joven Pontmercy estaba también instalado en la casa, aunque el líder sospechaba que pronto los dejaría, pues había algo en él que lo distraía de la Revolución.
Tragó saliva y acarició el vendaje de su mano derecha. Había hecho una promesa con Dimitri. No pensaba incumplirla.
-Te escuchamos. Aunque seguro que es otro sermón sobre la Revolución...-suspiró Courfeyrac, recostándose en el sofá y bebiendo un sorbo de la copa de vino que previamente se había preparado.
-No, no es eso. Es... es otra cosa. Más... más personal...-dijo Enjolras, dejando entrever su nerviosismo.
Combeferre fue consciente de ello. Dejó el libro a un lado y miró a su amigo con curiosidad.
-¿Vas a decirlo ya? Oh vamos, sabes que puedes confiar en nosotros...-dijo con suavidad, acompañado de una pequeña sonrisa. En su interior, tenía una corazonada de lo que podría ser, aunque no estaba del todo seguro.
-Veréis, ¿os acordáis de Denise? La última chica que entró en la rebelión...-Courfeyrac asintió energéticamente, sacando una media sonrisa. Combeferre no dijo nada-Pues bien, está en peligro... Yo... eh... he pensado traerla a casa... Para que esté a salvo de aquellos que quieren dañarla...-Enjolras se sentía estúpido por primera vez en su vida. Nunca había estado en una situación como aquella. Respiró hondo y miró con curiosidad a sus amigos, esperando sus reacciones.
Courfeyrac miró a Combeferre y soltó una carcajada.
-¡Por fin mis plegarias se escuchan y metemos a chicas en el piso!-dijo estirándose y riendo, cogiendo su copa de vino y alzándola hacia el líder-Por mí sabes que estoy encant...
-No tan deprisa-Cortó Combeferre, tras meditar en silencio unos minutos. Efectivamente, su corazonada se había cumplido-Si esa chica está en peligro ¿por qué no llamáis a la policía? Ellos pueden protegerla.
-No es tan fácil Combeferre... La policía no ayudaría mucho en este caso-Enjolras recordó las marcas de la espalda desnuda de la muchacha y sintió un escalofrío-Es mi deber protegerla, y el sitio más seguro que conozco es éste.
-Oh, ya está aquí el héroe del momento.-dijo Courfeyrac levantándose y dirigiéndose a la ventana, mientras bebía un sorbo más de su copa-Te recuerdo que es una fémina, Enjolras. Tú odias a las féminas que no sean la Patria ¿lo recuerdas?
-Esta vez es diferente, Courfeyrac.-el joven rubio apretó los nudillos, notando un resquemor en su interior. Estaba empezando a molestarse por la situación. Quería hacerles entender a sus amigos que no era todo tan sencillo y no lo estaba consiguiendo.
-¿Diferente? Es una mujer más y muy guapa por cierto. Me encantaría poder pasar a otro nivel con ella, ya me entendéis. Es... especial.
-¡Basta! ¡No pienso tolerar eso!-exclamó Enjolras, cabreado, dirigiendo una mirada de odio a Courfeyrac. El sentimiento hacia su amigo que se instaló hace unos meses en su interior emergió de nuevo. El aludido bebió otra copa de vino, con una sombra de temor y confusión en sus ojos.
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Hija de los Muelles ©
RomanceDenise es una chica que recorre las calles parisinas bajo el mando de su patrón Lumiére, obedeciendo sus órdenes e intentando sobrevivir. Con su padre luchando en las barricadas y su madre prostituta, bajo el mandato de El Dueño, ha de lidiar con lo...