Denise actuó rápida al ver las intenciones del inspector. Pegó un pisotón en el pie del hombre con todas sus fuerzas. Javert lanzó un pequeño alarido de dolor y aflojó el agarre contra el cuello de la chica. Aprovechando esa ventaja, la joven dio un golpe con el codo en el bajo vientre de su atacante, haciendo que éste se encogiese y la soltara. Cogió un puñado de pólvora procedente de uno de los barriles abiertos en la estancia, y la tiró a los ojos del guardia que apresaba a la otra joven.
-¿A que estáis esperando? ¡Disparad panda de inútiles!-vociferó Javert a los demás guardias que se encontraban detrás de él, los cuales se habían quedado un poco aturdidos ante la reacción inesperada de Denise. Se retiró detrás de sus hombres para recomponerse del golpe recibido.
Ésta, junto a la otra chica, comenzaron a disparar fríamente, matando a los guardias que podían. A otros los herían simplemente, siendo la mayoría los que conseguían esquivar sus balas. Al instante, se les unieron los demás estudiantes en cuanto tuvieron espacio para disparar. El olor a pólvora quemada inundó el ambiente en seguida.
-¡Vámonos!-gritó Enjolras al ver que aquella pequeña batalla estaba perdida si seguían allí dentro. Empujó a un par de guardias que intentaban acercarse a ellos dentro de la habitación-¡Por la ventana!
Combeferre abrió las portezuelas de un golpe, haciendo saltar los cristales. Comprobó que sólo les separaba del suelo unos escasos metros, los suficientes para saltar y no romperse ningún hueso. Comenzaron a salir uno por uno, cubiertos por el joven líder, que esquivaba los balazos de sus atacantes. Denise se encontraba disparando protegida tras unas cajas llenas de rifles.
Se quedaron solos en la estancia, frente a cinco o seis guardias reales.
-Vamos, mademoiselle, vienen más y no podemos contenerlos-Enjolras cogió por el brazo a la joven y tiró de ella, hacia la ventana.
-¡No!-Denise se zafó del chico, escondiéndose tras unos barriles. Enjolras hizo lo mismo pero hacia el otro lado-¡Salte usted, yo los distraeré!
-¡Es una orden! ¡Salte!
La joven tiró su pistola al ver que se había quedado sin munición y cogió uno de los rifles que reposaban en una especie de percha, clavada a la pared.
-¡Yo no recibo órdenes de nadie!-gritó la muchacha, sin dejar de disparar y recargar torpemente el arma. El corazón casi se le salía del pecho y todo su cuerpo se encontraba en tensión.-¡Váyase, Monsieur! ¡Si seguimos dejando que disparen, explotaremos por los aires!
Ambos aprovecharon una pausa de recarga de los soldados para salir de sus escondites y seguir disparando. Obviamente, Enjolras no hizo amago de salir por la ventana. No iba a dejar atrás a la joven y abandonarla a su suerte. Resopló de frustración al ver que la muchacha no le hacía caso.
Denise vio que el líder revolucionario se encontraba cerca de la ventana. Tenía que salvarle, sea como fuese. Para sus hombres, era más útil vivo que muerto y no iba a permitir que en aquella misión suicida perdiera la vida por una cabezonería suya.
Es por eso que, sin dudarlo, le empujó hacia el vacío, haciendo que éste gritara de sorpresa.
La muchacha miró de nuevo a sus oponentes. Javert había desaparecido. Tragó saliva y se colocó en el alféizar de la ventana. Disparó a la pólvora esparcida por el suelo, que inmediatamente prendió.
Tiró el rifle y saltó por la ventana.
Corrió detrás de Enjolras, hacia las casas que tenían justo en frente. De pronto, escuchó una explosión que derribó la parte del tejado donde se encontraba el almacén de armas. El estruendo casi hace estallar sus tímpanos, y sus pies por poco trastrabillan por culpa de la onda generada. Al instante siguiente, no escuchó nada. Sólo un pitido en el oído.
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Hija de los Muelles ©
RomanceDenise es una chica que recorre las calles parisinas bajo el mando de su patrón Lumiére, obedeciendo sus órdenes e intentando sobrevivir. Con su padre luchando en las barricadas y su madre prostituta, bajo el mandato de El Dueño, ha de lidiar con lo...