El corazón de Isabelle

313 29 15
                                    

"Ella ya está con él"

Denise frunció el ceño al leer aquellas letras perfectamente trazadas en el pedazo de papel. Miró por detrás de la hoja, por si había alguna pista más de su remitente. Una corazonada sacudió su cuerpo. Tragó saliva y miró el objeto de nuevo.

Era una especie de caja. Estaba hecha de marfil, con los bordes de plata. Se parecía a los joyeros que usaban las burguesas en sus estanterías de cristal fino. La muchacha había visto varios en la casa de la Señora. El joyero tenía una especie de llave incrustada en un broche que hacía de cerradura. La giró con miedo, poniéndose en tensión por si se encontraba con algo desagradable y que la atacara al abrirla. Se escuchó un suave "click", y empujó la tapa hacia arriba.

Su cuerpo se convulsionó en una arcada al percibir el olor a putrefacción que encerraba dicho recipiente. Se separó de la mesa, jadeando. Un nudo apareció en su garganta, acompañado del temor y la rabia que borboteaban como si fuera lava en su interior. Dejó escapar un sollozo, y miró una vez más el interior de la caja.

No podía creerse que aquello fuera un corazón humano. Aunque algo en su interior le decía que, siendo Lumiére, podía ser perfectamente real. Sabía de quién era. Se dejó caer de rodillas en el suelo, tapando su rostro con las manos y ahogando un grito de impotencia y dolor.

¿La muerte de su madre era el precio a pagar por traicionar a Crantère?

Cerró los ojos con fuerza. El dolor en su interior era intenso, tan intenso que apenas podía respirar. Se dejó caer en el suelo, encogiéndose sobre sí misma. Su cuerpo tembló a causa del shock y la impresión causados.

Se quedó en esa postura sin ser consciente del espacio y del tiempo...

.................

En cuanto salió de la Universidad, no dudó en salir corriendo hacia el Musain. Los guardias estaban vigilando la salida, y no tenía ganas de encontrarse con ellos tras el pequeño alboroto ocurrido en clase. Combeferre le había reñido en el cambio de clase, pues había puesto en riesgo a Les Amis y todo lo que habían ido creando poco a poco en la clandestinidad. Es cierto que el muchacho al principio sintió cierto arrepentimiento, pero ese sentimiento desapareció inmediatamente. ¿Por qué no iba a declarar sus deseos por ver una Francia libre? ¿Por qué no podía proponer un cambio de gobierno? Con los guardias vigilando en la Universidad fue consciente de que más que una monarquía, estaban viviendo en una dictadura.

Llegó al café jadeando. Tenía que verla y contarle lo ocurrido. Sus amigos no tardarían en llegar hasta allí para debatir sobre la nueva estructura de gobierno. No podían verle a solas con la chica.

Saludó al dueño con una cabezada, y subió las escaleras traseras dirigidas a las habitaciones. Se acercó a la que estaba asignada a Denise y llamó a la puerta.

No respondió nadie.

"Otra vez no..." pensó, manipulando la cerradura y abriendo la puerta. La habitación estaba vacía. Se acercó a la ventana, pero no había indicios de que hubiese huido de nuevo. Frunció el ceño y se sentó en la cama tras cerrar la puerta.

Pasó sus finos dedos por entre los rizos. ¿Por qué Denise se exponía tanto al peligro? Su carácter temerario ponía nervioso a Enjolras. Se supone que iba a protegerla contra su Patrón; si salía del café le sería bastante difícil.

Miró a través de la ventana. Estaba atardeciendo. No sabía qué hora era, pero pronto tendría que bajar a la sala de reuniones a recibir a Les Amis, y ejercer su papel de líder de la revolución.

Cerró los ojos y se relajó, quedándose adormilado.

.................

Abrió los ojos de golpe. Seguía tumbada en el suelo del antiguo piso de su padre. Se levantó poco a poco y respiró hondo. Cerró el joyero con llave. El olor a muerto había invadido el ambiente. Pero ya se había acostumbrado a él.

Hija de los Muelles ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora