Apolo

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Denise abrió lentamente los ojos. Por un momento el contacto de unas sábanas limpias y de una cama cómoda en comparación con el cuchitril que tenía en Londres hicieron que la confusión creciera en ella por unos instantes. Se giró al notar a alguien a su lado y, lentamente, comenzó a recordar todo.

-Buenos días...-susurró Enjolras con una leve sonrisa.

Estaba ya despierto desde hacía un rato y contemplaba a la joven dormir con una emoción contenida en el pecho. Bebió de cada curva que subía y bajaba lentamente a causa de la respiración pausada de la joven, haciendo que el fuego que perdió de golpe cuando vio esas mismas curvas cayendo ensangrentadas, volviera a encenderse, dándole la fuerza suficiente para el conflicto que había comenzado hacía ya relativamente un mes.

-Buenos... ¿días?-respondió la joven, estirándose y acomodándose en la cama. Miró por la ventana y vio que el sol estaba cayendo lentamente tras las colinas que se podían apreciar a lo lejos-¿Estoy muerta?-preguntó mientras sus manos volvían a perderse por el pecho del joven líder, acariciando cada rincón de esa piel que tanto había anhelado.

-Si estuvieras muerta, no estaríamos aquí... y serías más bella aún...-susurró el joven. Recordó el sueño que tuvo sobre la chica que le hablaba con esas líneas oscuras recorriendo su piel y no pudo evitar sentir un escalofrío-No... no lo estamos...-dijo tras unos minutos de silencio, perdiéndose en el mar que inundaba los ojos de la chica-Esto es real...

La muchacha sonrió, recibiendo aquella respuesta con el corazón encogido. Sonrió de nuevo y sus labios volvieron a juntarse con los del líder.

-Te quiero...-susurró, tras separarse del beso, abrazando con fuerza al líder.

-¿Me quieres, a pesar de todo?-respondió Enjolras, envolviéndola con sus brazos. Denise frunció el ceño.

-¿Qué quieres decir con eso?

-¿Recuerdas cuando nos conocimos?-respondió el líder, acariciando distraídamente el pelo azabache de la joven y mirando a un punto fijo-Querías participar en la revolución... coger un fusil y disparar... y yo te decía que no, pero me clavaste un cuchillo en la camisa.

La muchacha no pudo reprimir una ligera sonrisa.

-Por aquél entonces me parecías un ser arrogante y sin escrúpulos-reconoció exhalando un suspiro-Pero me equivoqué...

-Yo también me equivoqué. Te traté mal, no entendía esto del amor... no entendía nada. Tenía... miedo de que me distrajera de mis obligaciones como líder... pero estaba equivocado... muy equivocado-Enjolras volvió a mirar a la joven y acarició su pálida mejilla-Causas un efecto diferente en mí... me das fuerza para luchar... No eres como las otras féminas que he conocido a lo largo de mi vida. Eres... eres...

-Soy yo misma-completó Denise, alzando la mirada para encontrarse con el rostro del chico. Estaba conmovida por las palabras de éste-No he vivido entre lujos y mi vida no ha sido fácil. Jamás pensé que me sentiría completa y segura con alguien como tú... Desde que mi padre murió, estaba perdida... pero tú me encontraste.

Enjolras besó a la joven levemente.

-Y no volveré a perderte más...-susurró el joven líder, dejando pequeños besos por todo el rostro de la joven-A partir de ahora, te prometo que estaré a tu lado...

-Yo también te lo prometo... lucharé a tu lado en la revolución-respondió la chica con una media sonrisa.

Enjolras la besó con intensidad en los labios. Sus manos comenzaron a recorrer de nuevo el cuerpo de la joven. El fuego que había sentido nada más despertarse y verla a su lado, incrementó poco a poco, haciendo que una embriagante sensación de deseo le inundara por completo. Se colocó con cuidado encima de Denise, la cual sentía lo mismo que el joven en su interior.

Hija de los Muelles ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora