Capitulo 5.

7K 321 2
                                    

Estuvimos todo el camino escuchando One Direction y mis amigas hablando de ellos.

Una vez que llegamos, aparqué el coche frente a la casa de Ashley.

Ella, era una niña rica. Era hija única, y tenía toda la atención de sus padres. Era una adolescente de diecisiete años, y una verdadera directioner. Mis amigas me comentaron, que siempre realizaba este tipo de reuniones para enterarse todo lo que pasara con los chicos; dónde tocaban, cuando hacían shows, y se reunía un gran grupo de directioners, las cuales siempre conseguían primera fila en cada lugar que iba a tocar la banda.

—Muy bien... —murmuré mientras terminaba de aparcar. —Hemos llegado...

Rebb desconectó su celular, puse la alarma del coche y nos acercamos hacia la entrada de la casa.

Se podía ver aquella fabulosa casa de... verdaderos ricos. No sabía muy bien de que trabajaba su madre, pero corrían rumores de que su padre, era uno de esos tipos que estaban metidos en esas cosas que tenían que ver con la mafia.

Liz llamó al timbre, y por un aparato preguntaron quien era. Ella respondió, y como Ashley la conocía, nos abrió la puerta.

— ¡Hola! — saludó con una gran sonrisa que presentaba una hermosa dentadura blanca.

—Hola Ashley... —saludamos las tres con un beso en su cachete.

—Vengan... pasen por aquí. —nos indicó, mientras íbamos detrás de ella.

En sí, no tenía palabras para explicar aquel palacio que tenía de casa. Pisos de mármol brillante, grandes ventanales, cuadros que valían un buen...

—Si quieren pueden tomar asiento en este sofá. —dijo Ashley, interrumpiendo mis pensamientos, mientras que con su dedo índice señalaba aquel sofá de cuero.

—Gracias... —murmuró Rebb.

—Wow, lo que es la casa de esta tía... —susurré a mis amigas, mientras me sentaba entre medio de las dos.

—Una, de las tantas casas que tiene. —respondió Liz.

Había como mínimo, treinta chicas. Comenzaron a hablar, y por lo que entendí, los chicos darían un show el fin de semana en... no sé dónde. Supuse, que mis amigas me pedirían que las llevara, y es obvio que las acompañaría. La mucama nos ofreció refrescos. Mis amigas tomaron un vaso cada una. Yo me negué. No tenía sed. Luego de escuchar aquellas charlas por un largo rato, comencé a aburrirme debido a que no entendía nada de nada, pese a que no sabía casi ni un cuarto de ellos. Únicamente de Niall. Les avisé a mis amigas que iría a cargar combustible al coche porque no nos alcanzaría para volver, lo cual era cierto. Me levanté y también le avisé al Ashley que me iría, pero luego volvería.

Me subí a al coche y puse marcha a la estación de servicio que quedaba más cerca.

Estacioné enfrente de un hombre con su ropa de trabajo amarilla, al igual que su gorra, la cual llevaba el logo de la estación de servicio.

— ¿Tanque lleno? —preguntó, mientras me bajaba del coche para ir a comprar algo de comer.

—Si por favor. —le respondí, con amabilidad.

Me acerqué al puesto de comida que se encontraba a unos diez metros de allí, y compré un paquete de papas fritas. Antes de salir, vi un anuncio que salía por la televisión que se encontraba en el local.


                                  Se busca señorita mayor de 18 años, para limpieza de casa.


De inmediato, tomé nota en mi móvil de los datos para que pudiera comunicarme con el dueño o la dueña de la casa. Pensé que sería una oportunidad para comenzar con mi nueva vida. No me molestaría para nada trabajar en limpieza de casas, al contrario es un trabajo honrado. Dentro de una semana me iría a vivir a mi departamento. Todavía no lo había comentado con mis padres, solamente lo sabia Margarita y mis amigas.

Puse el coche en marcha, y volví a la casa de Ashley.


Nunca te olvides de mi (NIALL HORAN) |TERMINADA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora