La reunión duró alrededor de tres horas, lo que me resultó una eternidad. Una vez que terminó, llevé a mis amigas a sus casas, y como era de esperarme me pidieron que las acompañe a ver el show. Pero esta vez sin condiciones.
Llegué a mi casa, y noté que dentro del garaje estaba la camioneta de mis padres. Entré a la cocina y, como imaginé, me estaban esperando.
—Señorita... ¿Qué son estas horas de llegar a casa? —farfulló Eva, mi madre.
—Apenas son las doce de la noche. —gruñí.
—Emily... —murmuró mi padre.
— ¿Qué quieres? —dije, con un gesto de indiferencia.
— ¿Por qué utilizaste el coche sin nuestro permiso? —preguntó, mientras se desataba el nudo de su corbata.
—Porque lo necesitaba... —respondí con sinceridad.
—Pero,...
— ¡Ay papá! —lo interrumpí, debido a que ya estaba cansada de sus reproches. —Tengo dieciocho años, no soy más una niñita de diez años... —enseguida noté que elevé mi tono de voz. —Y la semana que viene, me iré a vivir al departamento que me dejaron mis abuelos.
— ¿Cómo que te irás? —preguntó mi madre con ironía, cómo si alguna vez en su vida se habría preocupado por mí.
O capaz siempre se preocupó por mí, pero lo demostró muy pocas veces.
—Sí, me iré. —dije con sequedad.
—Si necesitas dinero, pídenos. —contestó mi padre.
En ese momento estallé en llamas. Me di cuenta que no les importaba nada de mí, se creían que su dinero me haría feliz. Estaban totalmente equivocados, yo no quería su maldito dinero.
—Claro que no. Me lo ganaré yo misma. —respondí con firmeza.
—Emily, no seas chiquilina... —murmuró mi madre mientras me miraba fijamente. —Ni si quieras tienes trabajo... —continuó.
—Claro que lo tengo. —mentí.
—A ver, cuéntanos, ¿de qué trabajas? —preguntó en un tono burlón.
—En realidad... todavía no tengo el trabajo... —confesé, debido a que sabía que mi madre estallaría al decirle que trabajaría en una casa, como mucama, el cual es un trabajo completamente honrado, pero lamentablemente para mi familia no.
—Y bueno... cuéntanos... ¿De qué estás por trabajar, o de qué quieres trabajar? —dijo mi padre.
—Trabajaré limpiando casas. —lo solté de una vez.
— ¡¿Qué?! —preguntó mi madre con mala cara. — ¡Claro que no Emily! —gritó con firmeza.
— ¿Por qué? —cuestioné de buena manera. Pero la paciencia se me estaba agotando.
—Porque tú eres una Bailey... Y no tienes porque andar trabajando de esas cosas si tienes dinero.
— ¡Pero no quiero su maldito dinero! —exploté. — ¡Trabajar limpiando casas no tiene nada de malo mamá! ¡Es un trabajo honrado! ¡Por el amor de Dios!
— ¡Pero tú no tienes la necesidad de hacerlo! ¡Te podemos dar nuestro dinero!
— ¡Ya te dije que no quiero su dinero! ¡Toda la vida se han pensado que el dinero nos haría feliz a mí y a mis hermanos! ¡Nunca han estado al pendiente de nosotros, para nosotros Margarita fue como un padre y una madre, para mi ustedes no son más que dos personas con las que conviví todo este tiempo! —enseguida noté como le comenzaban a brillar los ojos a mi madre. Estaba a punto de llorar.
—Emi... —susurró mi padre.
—Ya no quiero escucharlos. —dije agotada. —Me iré a dormir, y mañana mismo me iré de aquí.
— ¡Emily por favor! —gritó mi madre con lágrimas en los ojos.
—Déjala Eva —musitó mi padre, mientras la tomaba del hombro.
Y esas fueron las últimas palabras de aquella conversación.
Subí a mi cuarto y puse seguro para que no pudieran entrar. Se oía como mi madre golpeaba la puerta, pero no tenía ni la mínima intención de abrirle. Al cabo de unos minutos, se fue. Decidí llamar a Rebb, porque me imaginé que Liz estaría durmiendo.
— ¿Emi?
—Rebb...
— ¿Te pasa algo?
No quería hacerlo, pero rompí a llorar.
—Volví a discutir con mis padres, y mañana mismo me iré al departamento.
— ¡Oh! Emi... tranquilízate amiga... —su voz era tan dulce y delicada que provocó en mi un consuelo. — ¿Estás segura que quieres irte al departamento?
—Nunca lo estuve tanto... —le respondí con seguridad, mientras que con la palma de mi mano me secaba las lágrimas.
—De acuerdo Emi... si necesitas ayuda, sabes que cuentas conmigo.
— ¡Claro que necesitaré tu ayuda y la de Liz! Ustedes son unas grandes diseñadoras. —Dije eso para no preocupar a Rebb y porque a ella y a Liz les encantaban decorar y todas esas cosas. En cambio, a mi no me llamaba mucho la atención.
— ¡Oh si!
— ¡Ah! No sabes...
— ¿Qué pasa?
—Cuando fui a cargar combustible vi un anuncio en el cual se necesitaba una señorita mayor de dieciocho años para limpieza...
— ¡Qué bien! Es una gran oportunidad para ti.
—Luego vengan a mi departamento y le daremos unos retoques.
—De acuerdo Emi...
—Pasaré por ti... usaré el coche de mis padres nuevamente.
—Ah... y por cierto... ¿La discusión tuvo también algo que ver con eso?
—Hmm... en parte así comenzó la pelea... pero no me importa lo seguiré usando, así que estate lista a mañana a las cuatro y media de la tarde, ya que pasaré por ti, y buscaremos a Liz...
—Oki doki...
— Bueno Rebb, te dejo mañana nos vemos. ¡Un beso!
—Okey Emi... ¡Beso!
Colgué, y dejé mi celular en la mesita de noche. Tomé mi computadora, y busqué en los anuncios a alguien que pudiera ayudarme a transportar mis cosas (placard, cama y algunos muebles que se situaban en mi habitación) hacia el departamento. Por suerte pude conseguir a alguien que no me cobrara tan caro. Apenas tenía unos ahorros y no pensaba pedirles dinero a mis padres.
También contaba con la suerte de que el departamento tuviera absolutamente todo lo que poseía una casa. No me acordaba muy bien de aquel departamento, hacia más de tres años que no lo visitaba. Desde que mis abuelos fallecieron, no me gustaba mucho ir. Pero ahora, lo necesitaba.
El hombre, que transportaría mis cosas, me había dejado en claro que comenzaría con el traslado mañana a las siete de la mañana. Me pasé casi toda la noche haciendo la muda de ropa y empacando algunas cosas que me importaban. Por las dudas puse la alarma sabiendo que me quedaría dormida.
Así fue, el tiempo se me pasó volando, y si no hubiese sido por aquella creación que con un ring te despierta de un salto, todavía seguiría durmiendo.
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Nunca te olvides de mi (NIALL HORAN) |TERMINADA|
RomanceNovela de Niall Horan. ✓ TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. ✓ HISTORIA COMPLETAMENTE MÍA. ✓ PROHIBIDA SU COPIA Y/O ADAPTACIÓN. ✓ SI SE DESCUBRE QUE ESTA NOVELA ES PLAGIADA, SE TOMARÁN MEDIDAS ESTRICTAS. ©