Capitulo 33.

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Los pequeños rostros de mis hermanos se iluminaron en el momento que me vieron.

— ¡Emily! —gritaron ambos dos, y vinieron a abrazarme.

— ¡Hey! —saludé con alegría, mientras les daba un tierno beso a cada uno.

Acto seguido, James y William, saludaron a Niall estrechándoles sus pequeñas y delgadas manos, y luego ambos niños fueron corriendo a buscar algo para comer.

Mi madre saludó a Niall y a mí con un beso en el cachete, y por algún motivo no me sorprendió. A decir verdad, la relación con mi madre estaba cambiando para bien. Desde que le dije aquellas cosas, que en verdad le dolieron porque lo vi en su mirada, ella comenzó a estar más tiempo con mis hermanos, y demostrar más preocupación por nosotros.

Esa preocupación que siempre sintió por nosotros, y que por algún motivo que desconozco, nunca demostró. Bueno, casi nunca. O mejor dicho, lo demostraba de una forma muy promiscua.

Mi padre, en cambio, seguía siendo el mismo tipo duro y serio de siempre... pero cada vez era más seco.

— ¿Pasa algo? —preguntó mi madre, dejando su bolsa en el sofá.

Sentí como las manos comenzaban a transpirarme de los nervios.

Le eché una rápida mirada a Niall, y enseguida tomé un poco de valentía para comenzar a hablar.

—Eh... mamá, necesito que ambos, firmen unos papeles para poder salir del país por unos días... —dije, un poco vacilante.

Enseguida miré a Niall en busca de ayuda.

De inmediato entendió mi mirada.

—Señora, como verá soy el miembro de la banda One Direction, y haremos una pequeña gira en Irlanda. Por eso, quería saber si le daba permiso a su hija para que venga con nosotros. Nos haremos cargo de ella, le pagaremos absolutamente todo. Le aseguro que ella estará segura, y no deberán preocuparse por nada —murmuró el rubio, y al terminar su oración tomó una pequeña bocanada de aire.

Niall dirigió su mirada a mi padre en busca de respuestas, pero éste lo esquivaba bruscamente.

Mi madre le echó una mirada a aquel hombre con el cual se casó, quién aún no daba señales de respuestas, pero enseguida ella tomó la palabra.

—Por mí está bien. —Ella sonrió, y enseguida noté unas pequeñas arrugas de expresión alrededor de sus ojos. —Emily tiene parientes por parte de su padre en Irlanda... —recordó, mirando a mi padre.

Niall se sorprendió y me miró con asombro.

—Yo también tengo parientes allí —informó el rubio con una perfecta sonrisa.

—Entonces con gusto te dejaré ir Emily —murmuró mi madre, con un tono satisfecho.

Me sorprendió su rápida respuesta... pero todavía faltaba la última palabra.

Tragué saliva y miré a mi padre, quien aún seguía callado.

— ¿Y tú papá? —pregunté, con el tono de voz más nervioso que he tenido en la vida.

Como era de esperar, no obtuve respuesta. Le lanzó una insondable mirada a Niall, quien bajó la cabeza debido a que por unos segundos la situación se volvió más pesada e incómoda que antes.

Mi padre tomó postura, y se retiró de la sala.

Sin decir ni una palabra.

Suspiré con fuerzas, y Niall rozó su mano con la mía.

—No se preocupen, ustedes sólo traigan los papeles que hay que firmar —se apresuró en decir mi madre. Luego, miró a Niall. —Te prometo que Emily irá. —continúo con un tono de voz suave.

—Muchas gracias señora. —agradeció Niall.

—Gracias mamá. —susurré. Sinceramente me estaba ayudando en todo esto, y tenía que agradecerle todo lo que estaba haciendo por mí. —Ahora iremos con Rebb y Liz a visitar a Margarita. —le avisé.

—Acabo de volver de allí —murmuró con una sonrisa. —Me dijo que estaba esperando tu visita...

—Pues ahora mismo iré —murmuró, con una sonrisa.

—Está bien hija, pero antes de que se vayan... ¿Cuándo salen para Irlanda?

—Dentro de tres semanas. —se apresuró en responder atentamente Niall.

— ¿Por cuánto tiempo? —resonó la voz de mi madre.

Niall entre cerró los ojos, y luego de unos segundos prosiguió.

—Una semana y dos o tres días...

—De acuerdo, cuando puedan no se olviden de traerme los papeles para firmar. —recordó ella.

Niall asintió, nos despedimos y enseguida salimos rumbo al hospital.

Por lo que tenía entendido, el hospital en el que se encontraba Margarita, era privado. Sinceramente, eso facilitaba que no haya mucha gente detrás de Niall, ya que allí no entraba cualquier persona.

Al entrar al hospital, con Niall nos perdimos en un extenso pasillo blanco, rodeado de puertas con distintos números. Comenzamos a buscar, pero enseguida una voz familiar nos interrumpió.

— ¡Emi! —chilló Rebb mientras se acercaba, con un gran pastel de chocolate, hacia nosotros.

— ¡Rebb! —dije con alegría. — ¿Y Liz? —pregunté en el segundo que me percaté de que aquella muchacha de rizos no se encontraba a la vista.

—Allí viene —avisó Rebecca, señalándome con su delgado dedo índice por detrás de mí.

Con Niall giramos, y enseguida nos topamos con Liz, quien se acercaba con un gran regalo.

—Eh bueno... —murmuró Niall, rascando su nuca. —Será mejor que las deje solas, así que me iré —dijo, lanzándome una dulce mirada. —Luego te llamo.

—De acuerdo —respondí con una sonrisa.

Rebb y Liz se dirigieron a la habitación que se encontraba a escasos pasos de nosotros. Enseguida, Niall se aproximó hasta mí, a tal punto que unos escasos centímetros nos separaban el uno del otro.

Sentí como mi pulso se aceleraba.

—Hasta siempre —susurró y me dio un tierno beso en la boca.

Aquella frase me llamó la atención, pero decidí ignorarlo.

Le sonreí y se marchó.

Observé como lentamente se perdía en los extensos pasillos blancos.

Sentí como una tonta risa se encontraba dibujada en mi rostro, y enseguida pensé:

—Este muchacho me está volviendo loca.



Nunca te olvides de mi (NIALL HORAN) |TERMINADA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora