Capítulo 31.

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Subimos a su coche, y nos encaminamos hacia mi departamento. El trayecto fue corto, y tranquilo. Niall no paraba de preguntarme una y otra vez si me encontraba bien. Me cansé de asentir con la cabeza, y tuve que repetírselo con mis palabras más de una vez que estaba absolutamente bien. Sinceramente tuve que hacerlo para que se quede tranquilo. Luego me dejó en mi departamento, nos despedimos y se fue.

Lo primero que hice al llegar, fue llamar a mis amigas.

— ¿Hola?

—Rebb...

—Hey, ¿qué pasa Emi?

—Necesito verte.

— ¿Qué pasó? No me asustes.

—No seas tarada y ven ya.

—De acuerdo bitch.

Colgó, busqué el contacto de Liz, la llamé, y enseguida mi amiga me respondió.

— ¡Emily!

—Liz, te necesito en casa. Ahora.

— ¿Qué pasa?

— ¡Ven! Tengo que contarte algo, Rebb ya está en camino.

—Yendo.

Dejé el celular sobre la fría mesada de mármol y fui en busca de ropa limpia. Me vestí de inmediato, e increíblemente, mucho más rápido de lo que imaginé, Elizabeth y Rebecca ya se encontraban en mi departamento.

A diferencia de cualquier otro invitado, mis amigas no golpeaban la puerta, sino que directamente entraban.

— ¡Emily, ya estamos aquí! —escuché la voz de Liz.

— ¡Ya voy! —grité, desde mi habitación.

Me calcé de inmediato, y enseguida fui hacia donde estaban mis amigas. Rápidamente mis oscuros ojos se toparon con ambas dos, tumbadas sobre el sofá que se encontraba en la sala.

— ¿Esta reunión se debe a que conociste a Willy? —preguntó Liz, mientras me lanzaba una mirada maliciosa.

« ¿Era tan obvio?»

—Oh Diosito... —susurró Rebb, al escuchar lo que acababa de decir Liz.

En fin. No iba a hacerles la larga y aburrida historia. Nunca solía hacerlo. No era así. Sino más bien, iba directamente y sin ningún tipo de rodeos al grano.

—Exactamente. —confesé, sonriendo con ternura al recordarlo.

La primera reacción que observé fue la de Rebecca, quien se encontraba totalmente asombrada. Sus pequeños ojos azules, no podían despegarse de mí, y por un momento llegué a intimidarme.

—Yo también... —vacila Liz, con una voz vergonzosa. Enseguida Rebb y yo clavamos nuestras miradas en ella, pero rápidamente se apresuró en decir. —Obviamente por parte de Harry.

Abrí los ojos como platos al escuchar lo que decía Liz... ¡Ella lo hizo con Harry y yo con Niall! ¡Dios! ¡Qué locura!

No pensé que pasaría tan rápido. O bueno, mejor dicho, nunca lo imaginé.

— ¡Madre Santa! —gritó Rebb, levantándose de un salto del sofá.

—Qué locura —admití con una sonrisa cómplice. — En fin... ¿cuándo fue?? —pregunté, aún, algo asombrada.

—Ayer a la noche... cuando nos avisaste que estaba todo bien con Margarita, Harry y yo decidimos quedarnos en aquella casa, ya que Liam llevó a Rebb a su hogar y tú, Niall y los demás se habían ido —Hace una pausa, y sus mejillas se ruborizan. —Y bueno... ya saben.

—Wow... —susurré.

—Que dices "Wow", si tú has conocido a Willy —inquirió Rebb mientras tomaba un almohadón y se lo colocaba en su pequeña pancita.

—Y... —Liz miró a Rebb. — ¿Liam y tú, para cuando?

Rebecca se acomodó en el sofá, e hizo una seña con ambas manos.

—Oigan... yo no soy ninguna zorra —dijo, negando con la cabeza.

Liz y yo no pudimos evitar reír.

—Si todavía no lo has hecho con Liam, es porque él no se atrevió, porque si fuera por ti, lo hubieses hasta...

—Emily tiene razón —me interrumpe Liz, como si me hubiese leído el pensamiento.

—Oh ya basta —murmuró Rebb ruborizada. —En fin, ahora cuéntenmelo todo...

Y así fue. Estuvimos un buen rato hablando de lo que habíamos vivido Elizabeth y yo. Por un momento mis amigas se pusieron a reflexionar, e inmediatamente se percataron de que no era un sueño. De que al final, aquel sueño que tanto anhelaban, que tanto deseaban se les hizo realidad. Conocer a sus ídolos. Increíblemente aquellos sueños fueron más allá de sus mentes, más allá de lo que creían.

Tres chicas.

Dos fanáticas, y una simple mucama.

Fue así también, que Liz nos contó algunas pequeñas cosillas, que con Rebb, no queríamos saber, y en ese momento el sonido de mi celular, avisando que estaba recibiendo una llamada, interrumpió nuestra charla.

Atendí y enseguida mis oídos se toparon con la dulce voz de Niall.

—Emily...

—Niall, ¿pasa algo?

— ¿Puede venir con tus amigas? Con los chicos queremos decirles algo.

Miré a Rebb y Liz, e inmediatamente no dudé en contestarle que sí.

—Si claro, mis amigas ya se encuentran aquí, así que ahora iremos.

—Me parece estupendo.

Colgué y antes de que pudiera decirles a mis amigas que los chicos querían que vayamos a su casa, para decirnos algo, ellas ya habían tomado la decisión de llamar un taxi.



Nunca te olvides de mi (NIALL HORAN) |TERMINADA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora