Capitulo 48.

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En menos de dos horas de viaje llegamos a Inglaterra.

Bajamos en el aeropuerto y enseguida Niall pidió un coche para llevarme hasta mi casa, donde hablaríamos con mis padres sobre lo de nuestro bebé.

El auto llegó al cabo de unos minutos. Cargaron mis valijas, y fuimos directo a mi hogar.

—Niall —murmuré, mientras ponía el coche en marcha.

— ¿Si? —preguntó, mirándome de reojo.

—Lo he pensado bastante, y creo que lo mejor sería que yo sola hable con mis padres sobre esto —Lo miré, y al mismo tiempo que terminé de hablar tomó el volante con fuerzas.

—Pero Emily, yo tengo que estar contigo —explicó, acomodando su garganta.

—Por favor, déjame a mi sola... Luego, cuando les aclare las cosas, si quieres tú también puedes hablar. Pero el día de hoy, te pido que me lo dejes a mí —dije, casi suplicando.

Niall dio un fuerte suspiro, y sin ganas afirmó con la cabeza.

El resto del trayecto fue en silencio. Ninguno de los dos se atrevió a hablar. El camino no era tan largo, así que en diez minutos llegamos a mi casa.

Frenó enfrente de mi hogar, me bajé del coche y le pedí que mientras tanto lleve mis valijas a mi departamento. Sin ni una palabra, Niall aceptó. No lo noté conforme, pero al fin y al cabo hizo lo que le pedí.

Me dirigí a la puerta principal, y antes de entrar di un gran suspiro.

El estómago comenzaba a darme vueltas, y me contuve para no vomitar.

— ¿Emily, eres tú? —la cálida voz de Margarita se oyó al tiempo que entraba a la casa.

— ¡Margarita! —chillé como una pequeña y fui a abrazarla.

Luego de todo lo que pasó, gracias a Dios, Margarita se encontraba mucho mejor.

—Mi niña, te he echado tanto de menos... —sonrió y en ella pude ver la madre que fue conmigo.

—Yo también —dije, besándole la frente. — ¿Mis padres? —pregunté a continuación.

—Solo se encuentra Eva, tú padre todavía no salió de trabajar, pero debe estar por llegar... —informó, sin quitarme la mirada de encima.

— ¡Emily! —James, uno de mis hermanos menores, y se me colgó encima.

— ¡Enano! —dije, mientras lo abrazaba.

— ¡Mamá! ¡William! ¡Vengan a ver quien llegó! —gritó. Sinceramente, de lo fuerte que hablaba me aturdió. Nunca lo vi tan contento. Me ponía muy feliz.

Mi madre y mi otro hermano se dirigieron hacia nosotros.

William, al igual que James, se me colgó y me abrazó como nunca.

—Wow. Se nota que me han extrañado... —dije riendo tiernamente.

Margarita lo tomó, y lo apartó con delicadeza para que pudiera saludar a mi madre.

— ¿Cómo has estado? —preguntó ella, dándome un suave abrazo.

Necesitaba tanto todos los abrazados que acababa de recibir.

—Muy bien por suerte —dije, acomodando mi garganta.

—Me alegro hija —murmuró, acariciando mi cabello.

Nunca te olvides de mi (NIALL HORAN) |TERMINADA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora