A decir verdad, siempre he detestado que las personas me vean llorar, o tan solo que me observe a punto de hacerlo. Me costaba demasiado romper a llorar delante de quien sea, y me molestaba a mi misma por hacerlo, ya que me mostraba muy débil... demasiado vulnerable... Pero en aquel momento era imposible, no podía contener aquellas lágrimas de dolor. Giré mi cabeza hacia la ventanilla, y no despegué mi mirada de allí. Con disimulación, pasé la palma de mis manos sobre mis mejillas, las cuales se encontraban húmedas, pese a las lágrimas.Cerré los ojos por unos minutos, e inevitablemente miles de pensamientos absurdos vinieron a mi mente. Pensamientos fatídicos completamente inapelables. Obviamente no quería que pasaran, no quería ni imaginarlo pero me resultaba imposible. Fue así entonces que me repetí una y mil veces que todo iba a estar bien, que nada malo le pasaría.
Que nada malo pasaría.
De repente, su voz suave me trajo a la realidad.
—Emily... —susurró Niall, pero yo seguía mirando hacia la ventanilla. —Todo estará bien... —continúo, con su tono suave.
Lentamente volteé para mirarlo. Acto seguido, e inesperadamente para mí, Niall tomó el volante con una sola mano y me estiró su otra mano para que pudiera tomarla. Enseguida, sin pensarlo, tomé su mano y la apreté con fuerza por unos segundos. Con delicadeza, él, me soltó para que pudiera seguir conduciendo.
Puedo jurar que aquello fue mucho más que un consuelo.
Volví a girar mi cabeza hacia la ventanilla hasta que llegamos, por fin, al hospital.
Bajamos y fuimos a preguntar a una de las enfermeras donde se encontraba la señora Margarita Smith. La enfermera nos informó que no podía recibir visitas, pero le dije que mis padres estaban aquí. Sin decir más nada, nos guió hacia los pasillos de la sala, donde se encontraban mis padres.
— ¡Mamá! —dije, y no aguanté ir y abrazarla con todas mis fuerzas.
De repente aquellas discusiones, aquellos enfrentamientos, la distancia que había entre ambas desapareció tan repentinamente, que nos sorprendió vernos abrazadas, pero sin embargo, en aquel momento estábamos la una para la otra, apoyándonos como una madre a su hija, y como una hija a su madre.
—Hija... —susurró ella, mientras me abrazaba.
Tragué saliva para contener las lágrimas.
— ¿Cómo esta? —pregunté, con un hilo de voz.
En ese momento, Niall fue a buscarme un vaso de agua, mientras que mi padre estaba hablando con el doctor que atendió a Margarita.
—Mira cariño... —vaciló por unos instantes. —La situación está muy difícil... —sus ojos se encontraron con los míos, y pude ver a la verdadera madre que fue en algún momento de mi vida. Puede ver un cariño sincero en aquellos claros ojos. —Pero todo saldrá bien —continúo, y acto seguido forzó una sonrisa y me volvió a abrazar.
Niall se acercó hacia mí con el vaso de agua y me lo entregó.
—Gracias... —susurré, con un nudo en la garganta.
Bebí unos pequeños tragos, y sentí como costaban bajar por aquel nudo formado ya en mi garganta. Respiré con profundidad y volví a beber un poco más de agua para apaciguarme a mí misma.
Niall tomó asiento en una de las sillas de espera. Me hizo una seña para que tome asiento a su lado, pero me limité a hacerlo. En aquel momento no podía quedarme sentada. Estaba demasiada nerviosa, y más lo estaba, mientras que mi madre caminaba de un lado para el otro.
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Nunca te olvides de mi (NIALL HORAN) |TERMINADA|
RomanceNovela de Niall Horan. ✓ TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. ✓ HISTORIA COMPLETAMENTE MÍA. ✓ PROHIBIDA SU COPIA Y/O ADAPTACIÓN. ✓ SI SE DESCUBRE QUE ESTA NOVELA ES PLAGIADA, SE TOMARÁN MEDIDAS ESTRICTAS. ©