No me había dado cuenta, pero dejé la puerta sin seguro. Con la emoción, mis amigas entraron como si me estuviesen asaltando.
— ¡Oye Emily, Liz le robó el coches a sus padres! —gritó, Rebb con el corazón en la boca mientras entraban a mi departamento como unas locas.
— ¡¿Qué?! —chillé preocupada. Liz apenas sabía conducir, ni siquiera tenía la licencia.
— ¡Sí! ¡Estuvimos a punto de chocar! Y aparcó del asco... —exageró Rebb, mientras iba en busca de un vaso de agua.
— ¡Liz, tú estás loca! ¡No vuelvas a hacerlo! —dije en modo de reto, como si fuera mi hija.
— ¡Lo siento! ¡Lo siento! Es que quería llegar lo más antes posible, sé que ahora manejaras tú Emi... —murmuró, mirándome con ternura.
—No me quiero imaginar cuando los tengas enfrente... Diablos... —farfullé.
—Creo que me orinaré de la emoción... —confesó Liz con la mirada perdida.
— ¡Diuuuu! —chilló Rebb, mientras hacia una cara de asco.
—Claro, como si tú no te orinarías perra... —gruñó Liz.
—Oh por Dios. Dan asco. —dije, negando con la cabeza.
— ¡Déjense de rodeos y vayamos que no aguanto más! —chilló Rebb, mientras dejaba el vaso de agua en la mesada.
—De acuerdo. —musité, con los ojos en blanco.
—Por cierto Emily Bailey... —susurró Liz, mientras hacia una pausa. —Estás muy linda... —agregó, con una dulce sonrisa.
—Ni se puso así por Niall... Ni... —dijo Rebb, en un tono obvio.
—Deja de hablar así perra... —respondí en broma.
Salimos del departamento, Liz me dio las llaves del coche de sus padres, y no sé cómo pude sacar el coche de allí. Rebb tenía razón, había estacionado del asco.
En el camino ninguna habló de nada. Noté que ni siquiera se habían peleado por quien iba adelante. Rebb, entrejuntaba todos los dedos de las manos con nerviosismo. Liz miraba para todos lados, como si no conociera en camino. El lugar en donde vivían los chicos, estaba un poco alejado de la ciudad.
Aparqué el coche frente a la casa. Apagué el motor. Liz y Rebb, tomaron una bocanada de aire.
Bajamos del coche, y nos dirigimos a las largas rejas que tapaban la puerta principal. Toqué timbre, y rápidamente se abrió la puerta principal.
Las dos tomaron mis brazos, una de cada lado, y me pellizcaron con mucha fuerza.
— ¡Auch! —me quejé.
—Lo siento, es la emoción. —se disculpó Rebb. Pero Liz siguió tomándome con fuerzas.
— ¡Hola Emily! —murmuró Rosa, en un tono de alegría.
—Hola Rosa. —le sonreí.
—Estoy muy nerviosa, me hago pis... —balbuceó Rebb.
—Aguántate... — dije.
—Pasen por favor —indicó Rosa, mientras nos hacia una seña con la mano para que entráramos a la casa.
Entramos ambas tres. No me soltaban. Comenzaban a ponerme nerviosa a mí.
—Suéltenme. —dije entre dientes.
—Esperen aquí... Ahora llamaré a los chicos... —avisó Rosa, con una tierna sonrisa.
— ¡Oh por Dios, oh por Dios, oh por Dios...! Estamos dentro de la casa de los chicos...—chilló Rebb, por lo bajo mientras temblaba.
— ¡Harold, Harold, Harold! —decía Liz, mientras se movía con nerviosismo.
De repente se escuchó el ruido de una puerta, anunciando que se abría.
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Nunca te olvides de mi (NIALL HORAN) |TERMINADA|
RomanceNovela de Niall Horan. ✓ TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. ✓ HISTORIA COMPLETAMENTE MÍA. ✓ PROHIBIDA SU COPIA Y/O ADAPTACIÓN. ✓ SI SE DESCUBRE QUE ESTA NOVELA ES PLAGIADA, SE TOMARÁN MEDIDAS ESTRICTAS. ©