De Mejores Amigos a Novios

6

Seis

Castigo.

Sí. Leyeron bien. Estoy castigada. Apresada por la Escuela.

Adivinen. Adivinen por qué causa o exactamente por quién estoy aquí.

Ése mismo.

Mi nuevo amigo, Jessey.

Sucede que estábamos en clase de Música. El profesor hablaba acerca de los diferentes y muy conocidos músicos y que pensáramos sobre quién trataría este sexto festival de música. Jessey, adoraba la musica, y ésta explicación ya la había oído tres veces de su profesor particular de canto y música.

Por esta razón. Por esta mínima razón... Empezó a hablarme, ya que ahora se sentaba a su costado, me hablaba de cómo le había ido en su audición.

— ¿En serio crees que esta clase es más importante que escuchar a tu amigo y cómo le fue ayer?

— Jessey, chts. Calla que nos llamarán la atención, y créeme que desperdiciar dos horas de mi tiempo en el salón de castigo no es algo que tenga en mente el día de hoy.

— Está bien, parece que hoy viniste de mal humor, mala.— noto cómo se me queda viendo y por su mirada, algo trama

— ¿Qué?

— Había una vez un perrito con patita de borrador, un día se rascó y se borró.

Me hizo reír como una foca retrasada.

Y justo en ese preciso momento, el profesor hablaba sobre Mozart.

Maldi tasea.

Todos nos miraban como raros.

— Señor Black y Señorita West—dijo con una voz demasiado seria, más de lo normal—, creo que la música les parece algo gracioso y de poca importancia, ¿tengo razón?

Antes de que respondiéramos a su pregunta, se dignó a hablar:

— Entonces, clase ya no habrá sorteo. Sus compañeros mencionados elaborarán el mural para el festival. Asunto arreglado.

Nota mental: Jessey Black. Te odio.

Y aquí estamos: viendo qué rayos haremos, porque no tengo la menor idea. Por otro lado, Jessey está con un monólogo que no escucho.

— Creo que unos pentagramas con diferente color. ¿Qué piensas Mad? ¿Mad? ¡¿Mad?!— me sacó de mis pensamientos— ¿Me estás escuchando?

— Eh... Sí.—me le quedo mirando, él a la espera de mi respuesta—¿Qué decías?

— ¿Qué? Te estoy hablando desde hace media hora. Dando ideas de sobre qué pintaremos este mural. Y ni siquiera me estás escuchando.

— ¡Pues discúlpame! No estaríamos aquí de no ser por ti.

— ¿Disculpa? Pero es por tu risa de maniática retrasada por la que estamos aquí. Así que más vale que empecemos ya, o acabaremos de madrugada.

Frustración y molestia.

Multiplicado por mil, sí, eso era lo que sentía por Jessey ahora.

— Bien, como sea empecemos ya—dije molesta.

Tomamos brochas, rodillos, pinturas y guantes. Jessey tenía una buena idea, pero yo no ayudaba mucho que digamos. Después de una hora creo que terminé el pentagrama. Estaba cerrando medio ojo, un ojo, luego el otro... Y swamp!

Siento como mitad de mi cara está bañada en algo pegajoso y con olor fuerte.

Lo mataré. Juro que lo haré.

Al abrir un ojo, puesto que el otro se encontraba pegado, lo fulminé con una mirada.

Corre Jessey, corre.

Lo que siguió fue una guerra de pintura.

Metí mis dos manos en la pintura, y pinté la cara de mi nuevo amigo de un colorido verde.

— ¡Pareces un troll!— me reí estruendosamente.

¿Saben a qué sabe la pintura? Pues en ese caso, cuando juegues con Jessey, nunca pero nunca te rías con la boca abierta. Me lanzó pintura con la brocha y por poco y me la trago, sin exagerar. Hice lo mismo. Estábamos así hasta que llegó el momento decisivo. Teníamos brocha y rodillo en ambas manos. Solo uno sería el ganador. Y yo lo sería. Corrimos hasta empujarnos mutuamente.

Al final terminamos tendidos en el suelo, con la respiración entrecortada y muriéndonos de la risa.

Eramos arco iris andantes.
Nos levantamos y observamos el mural, estaba fabuloso. Con los dibujos de nosotros, más la guerra de pintura había quedado de varios pero divertidos colores y una combinación perfectamente imperfecta.

Trabajo terminado. Aunque teníamos cabello, ropa y cuerpo de pintura, me rodeó con los brazos y nos dirigimos a casa.

🌈