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Dieciocho

POV Jessey

No. ¡No puede ser! Maddie debe de estar equivocada. Tal vez lo escuchó de otra chica. Sí eso. Tal vez se confundió y entendió mal las palabras. Pero no... No. Rouse no. Después de tanto tiempo, no, ella no es así. Mad se equivoca.

Y, ¿Ella está teniendo esas sensaciones? ¿Las "sensaciones de aquella vez"? No. Eso tampoco puede ser cierto. Esto no es lo que pasa. Confundió la amistad con otra cosa. No, yo no soy su tipo. Solo soy su amigo. Eso. Eso es lo que somos.

Gruño en frustración— ¡¿Qué hago?! Maddie no me mentiría, ¿O si? ¡Malditas dudas!

Sigo aún en la terraza tratando de procesar todo lo que me dijo mi amiga. Mis manos no soportan quieren golpear. Me tiro del cabello, pero es imposible.

Bajo corriendo sin importarme la gente a quien golpeo con los hombros.

Necesito relajarme. Necesito relajarme. Maddie me sabría como tranquilizar, pero no, ella no está se fue. Y no sé a dónde.

Voy a mi casa, estoy buscando las llaves, y no me creo lo que veo. Maddie llega con él.

Con Dylan.

 
POV Maddie

Encuentro un rincón y me siento a llorar. Siento como una a una caen las lágrimas por mis ojos. Este sentimiento es horrible. Los otros eran mejores, más cálidos.

¿Por qué desde Samuel me he vuelto tan insegura? ¿Por qué las sensaciones son tan cálidas cuando un frío miedo recorre mi piel ante el pensamiento de que me pase lo mismo?

Jessey no me creyó. Era de esperarse. Él confía más en ella. Creo que sería bueno alejarme de él por un tiempo, para que reflexione y se dé cuenta que lo que le dije es cierto.

Todo esto es como un déjà vu.

— ¿Maddie? ¿Por qué lloras? ¿Tu amigo te dejó sola otra vez?—levanté la vista, dejando atrás mis pensamientos y me encontré con Dylan.

— Eh, no. Solo... Tengo problemas conmigo misma. —mi voz era inaudible.

Dylan se agachó y me limpió las lágrimas. Lo hacía con tanta ternura y delicadeza, teniendo esos ojos azules fijos en los míos.

— Maddie, aunque llores igual te ves linda... Pero no quiero verte así. Quiero verte sonreír.—tenía una sonrisa sincera en los labios, una de esas que te hacen confiar completamente en él.

Lo siguiente fue un abrazo. Lo abracé porque me sentía sola. Defraudada. Mi mejor amigo no confiaba en mí. Y más, he tenido "aquellas sensaciones" por él. Estaba confundida.

Y Jeni sigue sin responderme.

— Ven Maddie—me ayudó a levantarme—, vamos, te llevaré a casa. No me gusta que las mujeres lloren, se ven indefensas y delicadas...

— Pues yo no soy así — le dije ni bien dejé de llorar—. Yo soy diferente. El hecho es que no sé qué me pasa. Estoy hecha un mar de confusiones ahora...

— Pues, entonces, no me gustaría que llores por "confusiones"— esto lo dijo doblando sus dedos haciendo comillas en sus últimas palabras.

— Está bien. Dejaré de hacerlo. Solo necesito a mi amigo de siempre.— Dylan me miró consternado— Un libro, tonto.

Dylan suspiró — Vamos. Yo me encargo de eso... Tú no te preocupes— me tomó del brazo dirigiéndome a mi calle

Conversábamos mientras caminábamos. Me contaba las diferentes experiencias en sus vacaciones.

No creo que Dylan sea como Jessey dijo. Se le ve diferente.

Llegamos a mi casa. Vi una cabellera azabache y unos ojos verdes que me miraban a una casa de distancia. No le tomé importancia.

Dylan y yo nos sentamos en la acera. Seguimos conversando hasta que se hizo tarde y Dylan tuvo que irse.

— Gracias— le dije—, por todo. No esperaba encontrarte hoy, creo que eres como un detector de soledad y tristeza.—solté una risilla.

Dylan también sonrió— De nada Maddie. Estoy a tus órdenes.—tomó mi mano y la besó.

Darcy en persona, ay que me desmayo.

— Nos vemos luego.

— Espero que sea pronto. —sonrió y me guiñó un ojo.

Ni bien Dylan se fue, la llamada de Jeni me tomó en el pasillo, pero oh sorpresa, ya me encontraba más tranquila. Y ella ahora lo que está pensando es en si contratar un detective privado o un asesino a sueldo. Me río cuando me dice eso, de verdad es una de las mejores, no sé qué habría sido de mí, después de lo de Samuel, sin ella.

Pasaron semanas, se me hacía raro que Jessey ya no viniera a verme para tener la plática nocturna de siempre. También para ir a la preparatoria. A veces Dylan me hacía compañía. Pero no era igual que estar con Jessey. Creo que yo también lo evadía, a causa de lo que le dije. Otra vez surgió ese sentimiento de tristeza cuando él no estaba para hacerme reír con cualquier tontería. Al final logré aceptarlo, lo extrañaba. Esos ojos verdes y su cabello azabache despeinado.

Pero, en serio, yo, ¿logré sentir esas sensaciones con él? ¿Realmente estaba enamorada de él? ¿O era solo el cariño de amigos que le tenía?
Me sentía confundida. Ni yo podía descifrarme.

— Maddie, ¿Te gustaría salir conmigo? — esa voz me sacó de mis pensamientos.

De Mejores Amigos a NoviosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora