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Veinticuatro

Al llegar el vigilante me pidió la invitación. Entramos y me encontré con Dylan hablando con una chica.

— ¿Dylan? —fue lo único que dije

— ¡Maddie! Al fin llegas. Te estuve esperando desde que empezó. — me abrazó fuerte.

— Sí, como no... —Jessey lo dijo más como un susurro para él y para mí. Lo miré molesta y solamente levantó los brazos en son de rendición.

— Te presento a Sharon. Ella es una... Amiga mía. — La chica se acercó y me saludó.

— Ah, bueno. Hola, mucho gusto.—me devolvió el saludo— ¿Y la reina del cumpleaños?

— Aún no sale. Estaba contándole a Sharon sobre ti... — lo dijo como si fuera afirmación.

— ¡Oh sí! —reaccionó la chica— Dylan no me ha dejado de contar sobre ti.

— ¿Ah sí? ¿Y qué te contó sobre ella? — intervino Jessey.

— Eh... Pues...

Cuando ella iba a responder, el presentador la interrumpió diciendo que ya hacía su entrada la chica del cumpleaños.

Desde ese momento la chica despareció y Dylan empezó a halagarme por como había venido vestida, pero además a criticarme.

— Te ves muy hermosa, Maddie. Aunque, ¿no crees que te hubiese quedado mejor un poco más arriba de los muslos? Te verías sexy.

Ése no era el Dylan que yo conocía. ¿Dónde estaba el Dylan de siempre?

Algunas de las presentes, incluida la cumpleañera, reconocieron a Jessey del festival musical, y le pidieron que cante.

— Maddie... Ayúdame. No tengo nada preparado. Será un fracaso. Auxilio. 911. Código rojo. 3312. ¡Y todos los demás códigos, por favor!— me dijo mi azabache amigo en un susurro. Mientras Dylan miraba a otro lugar.

— No. Eres genial. Las canciones te salen geniales — ésta era mi venganza.

Las chicas se lo llevaron al escenario. No tuvo de otra que cantar. Empezó con la misma canción que le cantó a Rouse. Como fui de Río Roma.

Un sentimiento, el mismo sentimiento de antes, lo sentí. Como si volviera al instante en el que yo observaba a Jessey cantar desde un lado del estrado y luego venía a abrazarme.

— Linda, ¿quieres bailar? — Dylan me sacó de mi pequeño recuerdo y asentí.

Me agarró de la mano y de la cintura. Bailábamos al compás de la canción que cantaba Jessey.

Dylan me besa y le correspondo. Es cuando escucho nada. Jessey había dejado de cantar. Las chicas piden otra y escucho que mi amigo canta una de mis canciones favoritas de uno de mis grupos favoritos.

He takes your hand
I die a little
I watch your eyes
And I’m in little
Why can’t you look at me like that

When you walk by
I try to say it
But then I freeze
And never do it

My tongue gets tight
The words can’t trade

I hear the beat of my heart getting louder
Whenever I’m near you

But I see you with him slow dancing
Tearing me apart
Cause you don’t see
Whenever you kiss him
I’m breaking,
Oh how I wish that was me

He looks at you
The way that I would
Does all the things, I know that I could
If only time, could just turn back
Cause I got three little words

That I’ve always been dying to tell you

But I see you with him slow dancing
Tearing me apart
Cause you don’t see
Whenever you kiss him
I’m breaking,
Oh how I wish that was me
Oh how I wish, that was me

Puedo traducir fácilmente la canción. A parte que conozco la letra.
No entiendo porqué tuvo que cantar esa canción. Dylan nota mi cambio de cara y me dice que va al baño. Puedo ver como mi amigo, baja y desaparece de mi vista. No los veo a ambos después de un rato.

Jessey regresa hecho una furia. Y Dylan estaba sorprendido y a la vez molesto.
No entiendo nada de lo que pasa entre ellos. Sé que se disgustan, pero a que estén así no creo.

— Mad, nos vamos, ¡Ahora!— lo miré con cara de malos amigos— No me pidas explicaciones que luego te las doy. Coge tu bolso y vámonos, no quiero que estés cerca de... —lo miró, Dylan puso cara de sorprendido — las bebidas. Dylan me dijo que sus primos habían puesto ron en todos los refrescos. Y eso, eso no harás.

Noté que lo último lo dijo con los dientes apretados al igual que sus puños.

— Dylan, ¿Qué pasa? — lo miré consternada — ¿Me pueden explicar qué rayos pasa?

— Anda Dylan, Maddie te está preguntando. Dile quién eres verdaderamente, porque yo ya lo sé.— dicho esto, mi amigo se fue, dejé a Dylan ahí y lo seguí.

— ¡Jessey! ¡Jessey! — no se detenía— ¡Jessey Antony! ¡Detente!

— ¿Qué Maddie, qué?— sus ojos ya no transmitían nada, estaban oscuros — Ve a ver a tu novio y que él te lo diga. Yo... Yo... Ve. Yo te espero. No quiero responderte mal.

Lo miré y lo abracé. Sentí como se iba relajando poco a poco. Me devolvió el abrazo.

— Mad, tienes que hablar con él. Pasó algo allí dentro. Pero yo no te lo diré. Es él quien debe decírtelo, no yo... Yo te espero. Prometo no romper nada.

— Como que hagas algo estúpido, juro que el que terminará roto serás tú.

— Lo sé,—va que sonríe y es una sonrisa cansada— no te preocupes.

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De Mejores Amigos a NoviosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora