De Mejores Amigos a Novios

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Cincuenta

Fue mi fantasía hecha realidad.

Al final, nos tuvimos que separar para devolverle el aire a nuestros pulmones. Pero no nos separamos mucho, aún seguíamos abrazados.

— Fue el mejor beso.—dijimos con sincronía.

— Y no es el primero. —ambos lo dijimos al mismo tiempo, así como abríamos los ojos y nos mirábamos desconcertados.

— Tú, ¿Me besaste antes? —dijo Jessey nervioso.

— Tú, ¿También lo hiciste? —dije confusa.

Ambos nos miramos, nos sonreímos y solo dijimos en un susurro más para nosotros mismos — Sí.

La lluvia había hecho un buen trabajo hoy. Darnos el escenario perfecto para un primer beso, aunque ya nos lo hayamos dado antes.

— Sabes, creo que en verdad el edificio tiene poderes.— dice mi amigo mirándolo — Nos ayudó este día.

— Sí, creo que sí.— respondo y también lo veo — Creo que ya es hora de ir a casa. Mamá debe de estar preocupada.

— Sí, eso creo. —al terminar de decir eso, entrelaza nuestras manos y vuelvo a sentir ese hormigueo— Vamos a casa.

Empezamos el camino acelerando el paso debido a la lluvia, sabía que mamá me daría una reprimenda, pero cuando le cuente lo que pasó hoy, creo que se alegrará.

Estábamos a medio camino cuando mi amigo grita haciendo que me detenga — ¡Maddie!

— ¿Qué? —respondo y lo miro con incertidumbre

— Yo también te quiero. Solo, quería que lo volvieras a saber.

¡Oh por Dios!

Siento como mis mejillas empiezan a arder. Mis piernas tiemblan, quisiera pensar que es por el frío, pero no. Es por él, él causa todo este tipo de sensaciones en mí. Y en serio me gustan.

— Eh... —logro balbucear.

Pero lo único que se me viene a la mente es algo que lo deja petrificado.
Le doy un rápido beso en los labios, y veo como se pone ante ello, además de que sonríe de una manera que me mata, es una muy hermosa sonrisa, una que no había visto hace tiempo, de felicidad pura.

Llegamos a mi casa primero, así que lo invito a que pase, no puedo dejarlo afuera. No sabiendo lo que ahora sé de nosotros.

— ¡Maddie Liliana! —grita mi mamá llegando desde la cocina— ¡Estás en serios problemas jovencita! ¡Solo dijiste un rato! ¡Y ya es de noche...!

Mamá se queda mirando a Jessey que está en la puerta de la sala.

— Ustedes, ¿Se amistaron ya?—dice con una sonrisa en la cara.

— Sí.— respondemos los dos al unísono.

Jessey hace algo que deja a mi madre con su boca formando una gran "o" y dando saltitos como una niña a quien le dan dulces.

Entrelazando nuestras manos se dirige a mi mamá — Creo que pasó algo más que eso.

— ¡Oh, hijo! ¡Ven acá! —y lo atrajo hacia él y le hizo mimos, más de lo que me hace a mí.

— Mamá, ya basta. Con tus abrazos y pellizcones en las mejillas lo vas a dejar morado.— le digo.

— ¡Oh! Pero, ¿Nora ya lo sabe? — pregunta curiosa — ¡Tiene que saberlo ya! Hemos esperado tanto por este momento.— dice abrazándonos.