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Cincuenta y dos


— Maddie, ¿Te gustaría salir conmigo?— dijo Jessey con nerviosismo después de varios intentos.

Esas palabras no dejan de hacer eco en mi mente. Lo dijo con una voz que me pareció tan angelical y a la vez grave y sexy.

Mi yo interior está bailando samba ahora mismo, dando saltos por aquí y por allá, al fin escuchó lo que quería para que dejara de hacer ese tipo de comentarios que hacía.

Y yo, yo prácticamente estoy sin habla, la lengua me la comieron los ratones y mi voz se la llevó la bruja malvada de la película de Ariel.

— Eh... — mis piernas justo hoy se ponen como gelatina — Sí, me encantaría.

Después de salir de mi casa intentó decírmelo, pero se quedaba a medias o lo saludaban algunas personas.

Ahora por fin me lo dijo, cuando ya íbamos de regreso a casa. Y aunque trataba de estar lo más posible concentrada, no podía, sus palabras al igual que su rostro y todo de él volvían a mi mente.

Y más aún cuando todo el día lo tuve a mi costado, no paraba de mirarlo por el rabillo del ojo. Y al parecer él hacía lo mismo. Y cuando lo hacía, mis mejillas no podían hacer otra cosa más que ponerse rojas.

Quedamos en salir al cine primero, luego iríamos a comer y después a la plaza.

Me encontraba otra vez en el dilema ese, "qué rayos me pongo ahora?!".

— ¡Mamaaaaaaaa! — grité desde mi habitación — ¿Puedes ayudarme con la ropa? ¡No sé qué ponerme!

— ¿A dónde irás hoy? ¿Y por qué quieres que te ayude? — dijo preocupada ni bien entró.

— Hoy, tengo una cita con Jessey. Es la primera, así que no quiero ir mal vestida o arruinarlo con un atuendo horrendo. Ya sé que no soy de ese tipo de chicas, pero... Quiero verme bien... Para él.

— Se nota que cupido te ha flechado bien, y a los dos... —dijo mirándome como si supiera algo.

— ¿Mamá...? Algo estas escondiendo. ¡Vamos! ¡Dilo ya! Te conozco, West.— dije entrecerrando mis ojos.

— Eh...— balbuceó —Lo digo porque los dos se ven tan ... Enamorados.

Esas palabras hicieron que mis mejillas estuvieran más rojas de lo normal.
Mamá me ayudó, unos jeans negros ajustados, una blusa blanca que me quedaba en la cintura. Ella decía que era con tacones, pero ni de loca.
Así que fui con mis ballerinas.

Jessey como siempre llegaba a tiempo.

— Hola— me dijo—, te ves muy hermosa. —y cuando terminó de decirlo me dio un beso en la mejilla y éstas no evitaron ponerse rojas.

— Gracias.— le dije y le mostré una gran sonrisa.

Fuimos al cine a ver Un gran dinosaurio, eso es lo que me gusta de Jess, que no importa qué tipo de película que sea. El hecho es que la pasemos bien.

Después fuimos a mi lugar favorito de comida: McDonald's. Ordenamos dos hamburguesas con bebidas heladas.

Nos pasamos la comida hablando de cosas importantes, como la universidad a la que tal vez iríamos. Ese tema me incomodó un poco, pero tenía que saberlo, de otra manera no podría saber qué universidades tendría en mente.

— Bien.— observó por dieciseisava vez su reloj. Sí, se la había estado revisando su reloj cada vez que podía — Creo que es hora de caminar, para bajar la comida, ¿No crees?

De Mejores Amigos a NoviosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora