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Veintiséis


POV Maddie

Dejé afuera a Jessey solo para que pudiera relajarse. Entré hecha una furia, ya que él no era así. Lo conozco, tuvo que ver o haber pasado algo como para que se comporte de esa manera.

— ¡Dylan! —grité —¿Qué rayos has hecho? —lo miraba de una manera desafiante y con enojo.

— Maddie, linda mira... No es lo que piensas. Él estaba espíandome, y casualmente me encontró con Sharon... —mi cuerpo se erizó.

Pareció que algo sonó dentro de mí. Sí, esa misma. La ilusión que me había creado con Dylan se había roto.

Y ahí vamos de nuevo, miré a Dylan, pero solamente veía el rostro de Samuel.
El rostro de alguien quién me hizo mucho daño y hoy, vuelvo a tener ese miedo. Estaba dejando de sentirlo, estaba confiada en que ya no volvería a pasar, y aquí estoy otra vez.

Haciéndome la fuerte frente al dolor que siento.

— ¡¿Qué rayos dijiste?! — grité, me lo estaba confesando todo y aún no comenzaba a torturarlo para que me lo dijera —¡¿Estabas con Sharon?! Será mejor que empieces a hablar por ti mismo, antes de que yo te haga hacerlo.

O tus golpes, en este caso, prefiero que no hable. .

— Linda, vamos. Sabes que te quiero y sería incapaz de mentirte... —lo dijo como si no pasara nada.

— Jessey dijo que sabía quién eras realmente, y todo eso fue después de que hayan desaparecido un buen rato. —me saqué los zapatos y me amarré el cabello— Lo único que sé es que ese chico que está afuera es mi mejor amigo, y sería incapaz de mentirme.

— Mad, linda, ¿no me crees...? — no lo dejé terminar porque le tiré un buen puñete directo a la nariz —¡¿Qué rayos haces?!

Lo mismo que debió haber hecho con Samuel. Rompió su corazón, y debió romperle al menos uno o dos huesos.

Pude notar un líquido rojo en el orificio de su nariz. Al igual que la mirada de muchas personas en nosotros.
De entre la gente salió Sharon. Una Sharon muy molesta.

— ¡¿Qué te pasa, estúpida?! — lo revisó y luego se dirigió a mí— No sabes lo que soy capaz de...

— Se lo advertí.—la corté— Le dije que hablara, porque conozco a Jessey y sería incapaz de mentirme además de que él no actúa de esa manera así por así, Dylan tuvo que hacer algo. Algo muy malo.— le espeté

Cada vez más y más veía la cara de Samuel en él. Era imposible evitarlo.

— ¡Pues sí! Hice algo y, ¿qué? — gritó Dylan. Oh, cada vez me daban más ganas de golpearlo — ¡Estaba con Sharon! Y tu perro fiel nos vio. Corrió a decírtelo pero no tuvo el valor.

— ¿A quién le has dicho perro fiel? avancé unos pasos hacia ellos y Dylan se escondió detrás de Sharon — No te conté que soy cinta negra en karate, ¿cierto?

— ¿Y eso qué me importa? — Sharon intervino — ¿Acaso crees que te tengo miedo? Dylan es solo mío y tú eres solo un pequeño juego para él. No eres más que una perra.

— ¿Qué me dijiste? Oh, vuelve a decir eso a ver qué pasa...

— Perra perra perra. P-e-r-r-a.

Terminó de decir esto me lancé a Sharon y comencé a golpearla. Parecía un ring. Yo tenía a Sharon abajo y ella estaba perdiendo.

Ahora ella tenía la cara de Samuel, riéndose de mí. Burlándose de todo, echando todo por la borda en un acto de entrega total a su corazón.

La tenía a punto de darle uno con ganas. Hasta que sentí unas manos que me sujetaban de la cintura y me levantaban. Volteé a ver. Jessey.

— ¡Suéltame, Jessey! Le daré su merecido a esta chica. Déjame— mi voz se empezaba a quebrar—, déjame por favor... Déjame terminar con esto de una vez, o siento que nunca podré.

No supe cuándo esas gotas transparentes salían por mis ojos. Mi amigo me había atraído a su cuerpo y yo lloraba en su pecho. Lloraba desconsoladamente.

— Maddie, ya no lo hagas. Eres demasiada mujer para hacer eso, mucho menos hacer eso por alguien como Dylan.

Yo soy fuerte. Aunque no lo piensen. Pero con Jessey era distinta. Podía ser yo. Y odié que él me hubiera visto así de agresiva. Todo por no haberle creído cuando me dijo lo que era Dylan.

— Vamos a casa, Mad. Ya fue bastante por hoy.— mi amigo sonaba más calmado.

Recogí mis zapatos y mi bolso. Empecé a salir con él, pero me separé un instante y fui corriendo hacia Dylan y le metí unas de esas patadas al estilo Karate Kid. Supongo que ya no habrá más descendientes de Dylan.

— Eres un estúpido. Todo fue una farsa. Te odio.

Dije esto y fui con Jessey. Mientras íbamos a casa en el auto, yo iba con la cara pegada al vidrio. Y las lágrimas seguían saliendo. De seguro me veo horrible.

Tan horrible como cuando Samuel hizo eso conmigo.

Jessey paró frente a su casa y bajamos. Me acompañaba caminando a mi lado. Saqué las llaves de mi bolso y abrí la puerta. Lo miré como "sube, te necesito". Cerré la puerta y avisé a mis padres que ya llegué. Al ingresar a mi habitación, mi amigo esperaba afuera a que le abriera la ventana.

Jessey me miraba con esos ojos verdes que me traían muchos recuerdos. Nos sostuvimos la mirada por mucho rato. Pensando en si quería o no que Jessey me viera así. Hecha un desastre, y todo por no haberlo escuchado desde un principio. Sentía que debía de decir todo lo que había pasado, conmigo, antes de conocerlo, así quizás entendería el por qué me comporté así hoy.

Con todo y el miedo, abrí la ventana para dejarlo pasar.

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De Mejores Amigos a NoviosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora