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Cuarenta y tres

POV Maddie

Bendito sea el hombre que me soporte.

Eso fue lo que dije un día, y si ese hombre me llega a soportar durante los días que dura toda una menstruación, pues se merece un pedestal en el cielo.

Jessey me ha soportado desde el miércoles hasta hoy, sábado. Y es la verdad, no sé cómo lo hace. Le grité hasta porque se demoró un minuto en venir a verme, y me soportó cuando hice un berrinche por ver "Bajo la misma Estrella" y hasta cuando lloré. Definitivamente eso es ser un buen, gran y mejor amigo.

Esta semana han sido de prácticas calificadas, la próxima es la de los exámenes, y empezamos con mi favorito, lunes toca literatura.

Por ahora tengo otro dilema, mañana es la fiesta de la prima de mi mejor amigo, y no sé qué llevar. No sé qué tipos de chicos serán, no tengo la menor idea. Así que mejor escojo mi bañador de dos piezas, que normalmente se asemejan al de una niña, pero eso no me importa, no me gusta que me vean. Consta de una pequeña blusa con tirantes, y un short, negro con bordes rosados.

De repente escucho el árbol moverse y ya me imagino quién es. Voy y abro la ventana para darle paso a Jess a mi habitación.

— Hey Mad, ¿ya tienes todo listo para mañana? —me preguntó ni bien entró — Compré comida, dos de tus favoritas.

— ¿En serio? ¿Mexicana y Americana? ¿Tacos y Pizza? —me lancé emocionada a la bolsa.

— Sí, ya sabes. —me quitó la bolsa y me guiñó un ojo— Pero tranquila, te las daré con una condición.

— Eres el mejor amigo que tengo. En serio. — lo miré sorprendida — ¿Con condiciones, Black? Qué bajo has caído para mí.

— ¿Tienes a algún otro más? ¿Quién es? ¿Cómo se llama? ¿Es más guapo que yo?

— Ah, ya cállate y dime la condición. Sabes que eres mi único y mejor amigo, baboso.

Él se ríe asintiendo, como si supiera que lo que digo es verdad.

— De que mañana no te separarás de mí. Conozco a los amigos de mi prima... Además, tengo algo importante que decirte.—eso último lo dijo mirándome a los ojos, como si tuviera temor de llegar a ese momento.

— Eh... Okeeeeeey... Prometido, no me separaré de ti.— dije cogiendo la bolsa y sentándome para comer, Jess me imitó — Y tampoco quiero que lo hagas, no conozco a nadie, exceptuándote. Me sentiré como en el primer día que entré a la preparatoria.

— ¡Cómo olvidarlo! —se rió y jaló un pedazo de pizza — Aún sigue la marca de tu frente en mi casillero.

Le tiré un pequeño puñete — ¡Oye! ¡Basta! Fuiste tú el descuidado. Discilpi, ni ti vi vinir. Bobo.

— ¡Pero que golpe! —volvió a reírse— Pero agradezco a esa casualidad. Una hermosa casualidad, de no ser por eso, no te tendría aquí. Y tú no me tendrías a mí.

— Sí, en eso tienes razón —cogí un taco — Fue una buena casualidad haberme topado en tu casillero.

— Sí... Mad, no sabes cuánto te quiero. —dejé de comer y sentí cómo mis mejillas se hacían rojas — Eh... Eh... Pero no lo tomes a mal... Te quiero... Como a una hermana... Y... Tú también... Me quieres así... ¿No?

— Ajá —mi corazón pasó de latir a mil, a estrujarse — Como a un hermano... — y esas fueron sus palabras para definir todo desde siempre.

De Mejores Amigos a NoviosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora