Catorce
Con el corazón casi al borde del colapso, por el susto, me asomé por la ventana para ver. Pero no veía nada ya que era de noche, lo que escuché fue a un chico quejándose.
— ¡¿Que pasó?! ¡¿Porqué gritaste hija?! —mis padres aparecieron en la habitación
— No sé... Vi una sombra en la ventana y luego creo que cayó. Está ahí abajo. —dije mirando por la ventana — Y también creo que está inconsciente.
Bajamos hasta ponernos frente a la sombra. Cuando papá lo tocaba con el palo de la escoba éste se quejaba.
— ¡Auch! Dios, Maddie basta. Esto duele— ésa voz.
— Maldita sea, Jessey.— dije y mis padres se sorprendieron —¿Qué rayos hacías ahí arriba? ¿Y en especial a las diez de la noche?
— ¿Lo conoces? —mi padre habló después de procesar todo — ¿Es tu amigo?
— Sí, lo conozco. Es mi amigo y es nuestro vecino, hijo de los Black.
— Pues bien, tráelo a la casa. Después de esa caída no creo que se encuentre muy bien.—al fin habló mamá, había estado callada por mucho tiempo.
Lo pusimos de pie para llevarlo a casa. Dentro pude observar cómo estaba. Lleno de hojas y ramas. Y con el brazo y pierna izquierda lastimados.
Mientras lo curaba le dije:— ¿Me vas a decir qué rayos hacías ahí arriba frente a mi habitación?— esta vez estaba molesta.
Abriendo poco a poco un ojo habló.
— Me preocupé por ti. Dicen que Dylan tiene mala reputación. Solo quería estar seguro que estuvieras allí y me iba. Sino hubiera ido a verte. ¡Ay duele! ¡Ten cuidado! —creo que lo hice muy fuerte.— Eres un completo tarado. Dylan es solo... Un conocido.
— Eso no diría yo. Te miraba y te decía «linda»—aclaremos que lo último lo dijo con voz de niño—. Tienes que tener cuidado. Dicen que es player — terminó de decirlo y cerró los ojos. Se veía exhausto.
—Pues sabes que siempre tengo cuidado. Es solo que me hizo una propuesta muy tentadora. Era comida gratis. — solté una risilla —Era imposible negarse.
— Tonta. En ese caso me lo hubieras dicho y hubiéramos ido por unas pizzas.
— Bueno, vale. Para la otra.— le sonreí, aunque no me viera.
Cuando Jessey estaba así acostado en mi mueble, con los ojos cerrados se veía muy tierno. Y se veía, aunque me cueste admitirlo, lindo. Empecé a curarlo con más delicadeza.
— ¿Y bien? — dijo papá a mis espaldas— ¿Cómo está?
Vi como mi amigo se levantaba lentamente del sillón— Señores West. Disculpen mi ofensa hacia su familia de esa manera. Solo quería ver si Maddie estaba allí. Por... ciertas razones... Y si me disculpan, tengo que ir a casa. Gracias por todo.
— Bien, Jessey. Existe una puerta, ¿sabías? —nótese el sarcasmo de mi padre — Si quieres saber si está en casa, solo pregúntanos.
Terminó de decirle eso a Jessey y éste se despidió. Lo acompañé hasta la puerta para hablar con él.
—Pensé que estarías con Rouse— le dije.
— No. Ni bien te fuiste me encontré con Eduardo, me preguntó porque no estabas conmigo y le dije a dónde habías ido y con quién. Cuando le mencioné a Dylan me contó que tiene mala reputación. Y quería asegurarme de que estuvieras bien. Solo vine por eso.— dijo frotándose el brazo.
— Pues yo no estaría con cualquier imbécil que se me acerque. Eso es lo que aún no sabes de mí, yo no soy como Ro... —lo pensé bien— yo no soy como las demás. Dylan me criticó por lo que ordené. Pero no me importó.
— Está bien, Mad. Entonces, ¿Todo bien?
— Sip. Solo no subas a ver por la ventana sin avisarme. Casi me da un infarto tonto. —dije llevando la mano hacia mi pecho
Él rió— Esto fue muy gracioso y doloroso. Quedará como recuerdo.— dijo sonriendo —Bien. Nos vemos mañana Mad. Que descanses bien. Adiós.
Me alborotó el cabello como una forma de despedida, y antes de cerrar la puerta volví a verlo.
¿Me habría dicho la verdadera razón por la que vino?
Sí. Porque él quería a Rouse.
Solo a Rouse.
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De Mejores Amigos a Novios
Storie d'amoreMaddie West, una chica común y poco sociable entra a una nueva preparatoria, pues por el trabajo de su padre tienen que mudarse a otra ciudad. Por una casualidad, llega a conocer a Jessey Black, quien llega a su vida para darle un toque de su chispa...