Capítulo diez.

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Alessandro

Abro mis ojos y lo primero que veo es el reloj en mi mesa de noche que marca las diez de la mañana. Es domingo, así que puedo darme el lujo de despertar tarde.

Y más teniendo en cuenta que ayer me dormí un poco tarde ya que mamá y papá quisieron ir a un lugar parecido a una disco para celebrar mi victoria.

Me siento en la cama y despejo mi rostro para poder mirar el trofeo que se encuentra en mi escritorio. Sonrío ampliamente y al ver la medalla junto a él sinceramente no puedo evitar ponerme de pie e ir a tomarla.

Es increíble que haya ganado y haya pasado a las nacionales.

¡Las nacionales!

Suspiro contento, más que por haber ganado la carrera, porque papá estuvo presente y se comportó de lo mejor conmigo el día de ayer.

Sé que es extraño que me sienta feliz por verle luego de todas las cosas que hemos pasado, pero es mi padre y no puedo tenerle rencor ni nada parecido.

Lo quiero y no creo dejar de hacerlo nunca, por más cosas que me haga.

Mi teléfono suena y es un mensaje de mi mejor amigo, preguntándome si estoy listo para la fiesta en la noche.

Río levemente. Luego de cenar papá y mamá insistieron en convertir la fiesta de papá en una fiesta doble y no pude negarme, además que ya varias personas sabían del acontecimiento gracias a Angelo, creo que me merezco un poco de diversión.

Le respondo diciéndole que necesito que me acompañe a comprar algunas cosas que faltan, a lo que él responde en seguida diciendo que estará aquí en treinta minutos.

Entro al baño luego de dejar mi teléfono sobre la cama y me dispongo a entrar a la ducha.

~~~

Cuando llego a la cocina, me encuentro con mamá hablando por su teléfono con cara de angustia. Frunzo el ceño y me acerco al refrigerador para tomar algo que haya quedado del desayuno, consiguiéndome con panqueques.

Mamá da vueltas por toda la cocina mientras que varios hombres se encuentran en el jardín que nunca usamos. Puedo verlos ya que la pared izquierda de la cocina es enteramente de vidrio. Aunque los del exterior no pueden ver hacia la cocina debido al papel que lo recubre.

Nunca entenderé el particular gusto de papá por las paredes de vidrio.

Me siento en el mesón para desayunar y cuando mamá me ve, me hace una seña para que me baje sin dejar de hablar por teléfono. Ruedo los ojos y tomo uno de los bancos para sentarme en él.

Cuando ella cuelga se acerca para darme un beso en la mejilla y despeinar un poco mi cabello.

—Odio que hagas eso y lo sabes.—digo acomodándolo.

Sonríe y toma de nuevo su teléfono para revisar algunos mensajes.

—Será una fiesta grande, ¿no?—sonrío.

—Tú y tu padre se merecen lo mejor.—se encoge de hombros sonriendo.

—Disculpe la interrupción, señora Fabreschi.—dice al parecer uno de los que se encuentra arreglando todo.

Mamá asiente y comienza a hablar con él sobre la comida que repartirán y luego simplemente me pierdo de la conversación. Sigo desayunando hasta que el hombre se va.

—La fiesta de los mayores será afuera y la de ustedes aquí adentro. Tu papá ya ha contratado un DJ que se ubicará en el balcón de vidrio sobre las escaleras.—dice mirándome emocionada.

Same Old Shadows.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora