Capítulo cuarenta y dos

501 65 48
                                    

3 años después.

Lord Howe Island, Australia.

Alessandro

Bajo del avión que he tomado para llegar a la isla y de inmediato siento el aire fresco golpear mi rostro. Hace un clima espectacular para relajarse a la orilla de la playa. Acomodo el bolso sobre mi hombro y comienzo a caminar para buscar un taxi que nos lleve a mí y a Aidan, mi único amigo, hasta donde he hecho reservación.

Suspiro y de inmediato me siento feliz de estar aquí, de nuevo.

Luego de todo lo que sucedió, volví a Los Ángeles para congelar un semestre en la universidad, anulé mi contrato con el motocross por lo que me dieron una buena suma de dinero luego de varios trámites con abogados, y eso me alcanzó para tomar un avión hasta Australia.

Estuve seis meses en Sydney, alquilando un pequeño cuarto en casa de una amable señora llamada Elle, la mamá de Aidan, la cual me ayudó a volverme un amante de dicha ciudad. Y por supuesto, cuando les pregunté acerca de algún lugar para poder relajarme por varios días, me recomendaron esta isla.

Lo cual les agradezco.

Es una pequeña isla en donde conseguí hospedarme en una cabaña, alejado de cualquier tipo de comunicación. No le dije a nadie, absolutamente nadie donde estaba. Solo me encargué de comunicarme con Annette un par de veces para preguntarle cómo iba todo en casa.

Mis padres no se divorciaron, pero pasó más de un año y medio para que él pudiese regresar a casa debido a que mamá le pidió que se marchara. No sé realmente cómo sucedió todo, porque me produce gran molestia que mamá no le haya dejado.

Sin embargo, si ella se encuentra feliz, yo también debo estarlo. Y por lo que me cuenta mi hermana, están mejor que nunca.

Papá ha invertido en una nueva empresa, debido a que la revista poco a poco fue quedando desplazada a causa de que las redes sociales abarcan la mayor parte de la información acerca de la farándula. Por lo que sé, es una empresa constructora, la ha fundado con el deseo de que trabaje con él, pero me negué.

Luego de varios meses de relajación y por supuesto terapia con un psicólogo en Sydney, volví a Los Ángeles para terminar mi carrera. Me gradué hace un año, sin que nadie de mi familia fuese a la ceremonia ya que no les dije cuando era, y luego me mudé de vuelta a Asutralia, donde Aidan me ayudó a conseguir un pequeño departamento.

Sé que no debería actuar de esta forma, pero en parte es lo que me mantiene sano mentalmente.

Por supuesto las extraño, y últimamente he pensado en invitarlas a que vengan a verme, porque no quiero poner ni un pie en casa. Pero no me atrevo, la verdad me encuentro muy bien y no quiero que despierten sentimientos antiguos, o que le digan a papá donde estoy.

Observo mi teléfono y tengo un mensaje de mi hermana, desde hace dos días, el cual no he querido responder. No he querido comunicarme con absolutamente nadie desde hace tres años, tengo mi teléfono solo para hablar con ella de vez en cuando y para cuestiones de trabajo.

Actualmente, tengo algunos trabajos diseñando propiedades de algunos contactos de Aidan en Sydney, pero mis mayores ingresos vienen de un pequeño patrocinio de motocross en el que estoy hace seis meses, pero solo en carreras locales con premio de alguna suma de dinero para el primer y segundo lugar.

—Llegamos.—habla mi moreno amigo, sacándome de mis pensamientos.

Observo que estamos a unos cuantos pasos de las cabañas sobre la arena que siempre rentamos para pasar unos días. Le pago al conductor y ambos bajamos.

Same Old Shadows.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora