Capítulo treinta y ocho.

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Amellie

Limpio de nuevo mis lágrimas ante la mirada preocupada de mis padres. Mi cabeza da mil vueltas ante todo lo que me han contado. No hay preguntas que no se hayan formulado en mi cabeza y ellos no han sido capaces de contestar, solo están diciéndome que lo que ellos me cuentan es lo único que necesito saber.

Las cosas son así: papá tiene negocios con Abraham que consisten en narcotráfico, y todas las veces que hemos estado juntos no era solamente por casualidad o por compartir como amigos. Todo tenía un trasfondo que radica en negocios ilícitos que salieron mal e incluso estuvieron presos por eso.

Con respecto a mi secuestro, fue cuando tenía tres años y según fue por hombres que querían algo con mi mamá. Al parecer mis padres estuvieron separados desde que él se enteró del embarazo de mamá porque no estaba preparado para ser padre, y además, mamá no soportaba el hecho de que estuviese metido en ese mundo.

Pero simplemente hay algo que no encaja: se supone que mamá lo conoció ya cuando estaba en esos pasos, entonces, ¿por qué decir a último momento que no quería saber de aquello?

Aunque la entiendo, al saber que tendría una hija es lógico que no quisiera que estuviese involucrada en eso. Y ahora sé por qué, precisamente estaba evitando que cayera en manos de gente enemiga de papá. Sin embargo, no pudieron evitar que un hombre llamado Brody nos secuestrara a ambas cuando mamá quiso volver a formar parte de la vida de papá.

Me duele pensar que ella estuvo de acuerdo con todas estas cosas, pero entiendo que ella trató de sacar a papá de todo esto, y hasta donde me cuentan él se había comprometido a eso, pero de un momento a otro recayó en el narcotráfico.

En fin, nos secuestraron a mamá y a mí, yo logré escapar no sé cómo con solo tres años y fue cuando me pusieron el localizador en el brazo. Gracias a esto, papá hizo un intercambio de mí por mamá para luego rescatarme debido a que sabían mi ubicación.

Es difícil asimilar todo esto de un momento a otro, pero en parte siempre supe que había algo mal con mi familia. Siempre supe que me ocultaban muchas cosas, aunque nunca me imaginé que papá fuese narcotraficante.

Las lágrimas siguen cayendo por mi rostro mientras papá me mira con sus labios apretados y mamá llora al igual que yo.

—Te dije que no era algo fácil de tomar, pequeña.dice papá en tono suave.

Sus ojos azules reflejan algo que nunca había visto en ellos y es miedo. ¿Miedo a qué?

—Entonces, ¿quiénes son estos rusos?—pregunto por fin, porque no sé qué pensar respecto a todo y no quiero seguir hablando de ello.

Ava levanta la mano y papá le mira con mala cara, pero le da el derecho de hablar. Ella se incorpora en el sofá, no ha dicho ni una sola palabra desde que mis padres me han estado explicando todo y en silencio lo agradezco.

Toma su computadora y refleja algo en el televisor. Limpio mis lágrimas de nuevo y todos miramos atentos.

—Cuando Mason me llamó lo primero que hice fue ver las conexiones de tu departamento, por supuesto no entraría a algún lugar con el riesgo de ser vista o escuchada sin darme cuenta. Tenían todo completamente intervenido, incluso el panel que controla los ascensores.—dice mostrando un montón de letras que ninguno entiende.

Ella simplemente teclea en su computadora y luego la pantalla nos muestra una imagen de donde estamos justo ahora. Frunzo el ceño y busco por todas partes las cámaras pero no veo nada. Papá resopla y pasa las manos por su rostro.

—¿Desde cuándo tienes cámaras aquí?—pregunta mamá con cierta molestia.

—Siempre hubo, sólo que son demasiado pequeñas. Nunca me preocupé en revisarlas porque nadie que yo no quisiera entraba aquí.

Same Old Shadows.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora