Capítulo treinta y siete

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Alessandro

Suspiro profundamente intentando conservar la calma ante la visión de mi hermana hecha un ovillo en el suelo mientras llora con fuerza y está cubierta de sangre debido a los cortes que le han hecho en las piernas y en su brazo cuando supongo le retiraron el localizador del que habló Tom.

Aprieto con fuerza la mandíbula ante el recuerdo que se repite una y otra vez en mi cabeza, del momento en que ha llegado y ha pasado todo esto. No tengo idea hace cuánto pasó todo, porque no sé cuando es de día o de noche.

Solo se que se siente como una eternidad y puedo apostar a que no ha pasado ni una semana.

Flashback

Las puertas se abren con brusquedad haciéndome sobresaltar y mi pulso se acelera cuando veo que mi hermana viene caminando mientras forcejea en manos de dos hombres. Su boca está sellada y sus ojos vendados.

Cuando le quitan la venda quiere correr hacia mí, pero la arrodillan de golpe y comienzan a atar sus manos y tobillos. Lágrimas recorren su rostro y siento que no tardará mucho para que comiencen a salir lágrimas de mis ojos.

Maldita sea.

Tom entra y sonríe antes de tomar un cuchillo de mano de uno de sus hombres y le da un golpe a mi hermana para hacerla caer acostada de lado en el suelo. Ella chilla y me remuevo cuando corta su blusa en dos usando el cuchillo.

Cierro mis ojos con fuerza y vuelvo a abrirlos. Noto que mi hermana tiene su brazo lleno de sangre y me enfurezco, pero no puedo hacer nada aunque quiera.

Los hombres la toman y la ponen a mi lado. Ella llora y tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no hacerlo con ella. Tom se acerca a nosotros sonriendo y guarda el cuchillo en la cinturilla de su pantalón.

—Hora de reunión familiar.dice antes de dar un grito que nos hace saltar levemente.

Ante esto, una mujer de cabello completamente gris, semblante arrugado y ojos verdes cansados entra. Cuando sonríe noto el gran parecido que tiene con mamá, pero el asco me invade de nuevo cuando se agacha y acaricia mi mejilla.

—Mis lindos nietos.—dice antes de soltar una gran carcajada cuando me alejo de su toque.

Annette me mira confundida con sus ojos muy abiertos y yo solo suspiro. Esto debe ser un mal sueño, maldita sea.

—Ah claro, la niña no sabe nada, me he adelantado y le he contado a Alessandro.—dice Tom con burla mientras está de brazos cruzados en una de las esquinas de la habitación.

—Entonces supongo que debemos dejarlos que hablen, pero primero lo primero.—dice la mujer antes de levantarse.—Mi nombre es Teressa Grimaldi, y por supuesto, soy su abuela.—dice sonriendo.

Aprieto la mandíbula.

—Es extraño, no me acostumbro, ¡soy abuela!—dice antes de reír con fuerza mirando a Tom, el cual ríe también.

—La niña hasta se parece a ti.

Ella mira a Annette desde su posición y esta se estremece mientras las lágrimas no dejan de correr por su rostro.

—Se parece a la prostituta de su madre, así que supongo que es cierto.—se encoge de hombros.

Annette gruñe con la boca sellada y ellos ríen con fuerza. Yo simplemente me siento paralizado por todo esto.

—No pelees, sólo digo la verdad: tu madre fue una prostituta por varios años gracias a mí.—dice como si fuese la cosa más simple del mundo.

Same Old Shadows.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora