~Dos años después~
Harvard. Cambridge, Massachusetts.
Amellie
El profesor por fin termina de hablar y aunque ame escuchar sus clases, hoy me siento simplemente agotada. Es viernes, y hemos tenido clases el día entero.
Tomo mis libros y mi bolso y comienzo a caminar a la salida del auditorio, para dirigirme a mi dormitorio. Dios, estoy tan cansada.
Siento como toman mi cintura de pronto, y me sobresalto pero cuando unos labios tocan mi mejilla, no hago nada más que sonreír.
—Hola, preciosa.—susurra a mi oído. Volteo y me encuentro con Landon sonriéndome de oreja a oreja. —¿Como te ha ido en clase?
—Fue agotador, no paraba de hablar.—ruedo los ojos y el ríe, antes de tomar mi mano para caminar junto a mi. —¿Tú segundo año ha sido así?
—Si, el señor Cohen, no para de hablar. —encoge los hombros. —¿Te quedan energías para ir a la biblioteca o preferirías ir a cenar?
—¿Que opinas de dormir?—hago una mueca y solo asiente sonriendo.
Landon, estudia medicina y es tres años mayor que yo. Es alto, rubio y extremadamente inteligente. Sus padres son británicos aunque el ha crecido en Estados Unidos y, por lo que he entendido tiene herencia de la realeza. Es demasiado extraño que este con el, ni yo lo entiendo. Pero me hace feliz, y es increíble.
Recuerdo el momento en el que le he conocido...
Tomo una copa de champán, ni sé cómo han permitido que los de nuestra edad beban. La fiesta de bienvenida incluye a casi todos los estudiantes de Harvard y es realizada en un salón más grande que mi casa.
—Amellie, ¿que tal la estás pasando? —Rose, —mi compañera de cuarto, —llega a mi lado, lleva un vestido blanco y largo. Su cabello rubio está amarrado en una cola alta y sus zarcillos largos resaltan, en todo su atuendo.
—Bien, esto es demasiado elegante. —encojo los hombros y ella ríe como si estuviese acostumbrada, aunque sea su primer año, parece conocer a la mayoría de las personas aquí. Supongo que son ventajas de vivir en América.
—Relájate, no todos son tan estirados como parecen. Toma como ejemplo a mi.—me guiña un ojo. —Además que permiten que tomemos licor, ¿que mejor que aquello?
Sonrío y sin que lo tenga previsto, me toma de la mano.
—Ven, quiero que conozcas a unos amigos. Son mayores pero te agradarán.
Y sin que pueda opinar al respecto, me encuentro frente a tres hombres con trajes elegantes y relojes extremadamente costosos. Parecen salidos de una película, al igual que las dos chicas que están junto a ellos. No pensé que existían niños más ricos que los del colegio de París al que iba.
—Rose.—dice uno de ellos con una sonrisa y seguidamente su mirada se posa en mi. —¿Quien eres tú?—arquea sus cejas. Su aire de superficialidad demostrando que piensa que puede obtener cualquier cosa, es más que notable.
—Hola, cariño. Déjala quieta. —ella besa su mejilla y seguidamente saluda a los demás. —Ella es Amellie, mi compañera de cuarto, está en primer año y estudia medicina.
—Pues un gusto, Amellie. Mi nombre es Derek. —el extiende su mano antes que todos y con una sonrisa se la estrecho.
Luego de presentarme con todos, empiezan a hablar de cosas que no espere que estos chicos hablaran. De hecho se divierten en sus vidas, solo que un poco distinto a la gente común. Debería estar acostumbrada a esta clase de cosas por mis padres, pero ellos son simplemente un nivel mucho más alto.
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Same Old Shadows.
General FictionCuando tienes un pasado oscuro, lleno de dificultades e historias que no te apetece contar, es muy difícil que no tengas sombras presiguiéndote por el resto de tu vida. Cuando intentas cortar los problemas de raíz, muchas veces sólo logras meterte...