En los siguientes cinco días que Alessandro se encuentra en el hospital, su patrocinador y otros chicos de motocross vienen a visitarle. Se encuentra mucho mejor físicamente pero psicológicamente sé que está mal, aunque no me lo demuestre. Intento hacerle sentir mejor, pero que ni su padre ni su tío se encuentren aquí, no ayuda en lo absoluto.
En la cena, el tema de nuestra pelea no ha sido tocado. En realidad no hemos hablado de nada de lo que hemos estado haciendo estos últimos meses, ni siquiera sé si ha entrado a la universidad. Pero creo que dejaremos tiempo para eso luego, no quiero agotarlo.
Mamá le ha ofrecido quedarse en la casa pero Kiana ha dicho que es mejor que se hospede en un hotel, por una semana más, porque con su situación, el doctor aún no permite que vuele, ni en un avión privado.
Noto del mal humor que se encuentra a medida que salimos del hospital, seguro debido a que alguien lo lleva en una silla de ruedas, y en verdad no sé que hacer al respecto. Debería estar feliz de que por fin sale.
Conducimos hasta el hotel, y una vez que llegamos a la habitación Kiana y Annette se van a la suya, —ha querido su privacidad—, dejándonos a los dos solos.
Muerdo mi labio inferior mirándole, sin saber que decir para romper este incómodo silencio.
—Deja de mirarme así, Am. Estoy bien. —suspira e intenta moverse con la silla, pero su muñeca fracturada no le ayuda de mucho.—Maldita sea.
—¿Necesitas ayuda?
—No, me quedaré aquí. ¿Quieres ver una película?
—Alessandro, puedes hablar conmigo, lo sabes, ¿verdad?
—Lo se, pero no quiero hacerlo.
—Vale, entonces no es necesario que te comportes como un idiota conmigo. Estoy intentando sacar la parte positiva de esto.
—También lo sé, lo siento. —aprieta los labios mirando al televisor, perdiéndose en sus pensamientos por unos segundos. —La enfermera que mamá ha contratado por estos días, vendrá en cualquier momento. Puedes ir a casa a descansar.
—La enfermera te pondrá de muy mal humor, peor del que ya tienes así que para evitar algún incidente, me quedaré aquí. —sonrío levemente y me acerco al televisor para tomar en control. —¿Que película quieres ver?
Al voltearme, lo encuentro mirándome tan fijamente, que provoca que mis mejillas se ruboricen y el sonría de inmediato.
—Elige la que quieras, pero nada romántico.
—Vale.—asiento incomoda, y me volteo para buscar entre las opciones que ofrece el televisor del hotel.
~~~
La enfermera llega a mitad de la película, —Blood Diamond—, y ayuda a Alessandro acomodarse en la cama. En la cama en donde yo estoy acostada viendo la película. Le da unas cuantas medicinas y seguidamente sale de la habitación, indicándole que si necesita algo, solo le llame.
Y no se porque me pone tan nerviosa tenerlo acostado junto a mi. Esto es estúpido. Le miro de reojo, y lo noto concentrado en la película, así que cada dos segundos repito mi movimiento, ¿que te sucede Amellie?
—Gracias.—dice de pronto, sacándome de mis pensamientos, los cuales incluyen la semana en Italia.
—¿Qué?
—Por estar aquí, cuando podrías estar divirtiéndote con tus amigos.
—Los veo durante todo el año, no me pierdo de nada.
Silencio. Un incómodo silencio que con el casi nunca siento, al menos de que hayamos peleado y ahora pretendamos como si no hubiese pasado absolutamente nada. Le veo tomar el control y detener la película de un momento a otro, posando sus ojos en mi, provocando que me coloque como un jodido tomate de nuevo.
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Same Old Shadows.
General FictionCuando tienes un pasado oscuro, lleno de dificultades e historias que no te apetece contar, es muy difícil que no tengas sombras presiguiéndote por el resto de tu vida. Cuando intentas cortar los problemas de raíz, muchas veces sólo logras meterte...