Giuliana mira impaciente el reloj que tiene en la muñeca. Han pasado más de quince minutos desde que Alessandro ha dejado la habitación y no regresa.
Suspira y llama a un botones para que le ayude a bajar las maletas hasta recepción.
Al llegar, nota que la recepción está vacía, incluso el lugar donde debería estar algún empleado tras el escritorio. De repente una mano toma su hombro y al darse vuelta se encuentra con Kiana, mirándole con una sonrisa y Abraham a su lado, con rostro neutro.
—Hola Giuliana. —saluda ella.
—Hola, ¿Alessandro está con ustedes? —pregunta sin pensarlo.
Ambos fruncen el caño.
—¿A qué te refieres?
—Ha venido a recepción hace casi veinte minutos y no he sabido nada de él. —dice comenzando a verse nerviosa.
Ambos se miran con preocupación y se dirigen al escritorio, tocando la campana como locos, pero nadie responde.
—Llamaré a seguridad. —dice Kiana y él asiente, tomando su teléfono.
Cuando llegan los de seguridad detrás de Kiana, entran sin pensarlo a la oficina de la recepción, donde ven que todo está hecho un desastre.
Los papeles están en el suelo, una repisa está destruida y hay un espejo partido. Kiana comienza a llorar en silencio y Abraham maldice.
Los de seguridad comienzan a revisar por todas partes y al abrir un armario, se encuentran con cuatro personas atados de manos y pies, con mordazas en su boca. Están dormidos, a excepción de una chica que llora sin parar aún amarrada.
Cuando comienzan a desatarlos, la chica llora con más fuerza, diciendo que fueron personas completamente desconocidas.
—¿Tenían acento? —pregunta Abraham.
Ella niega y él se levanta para decirle a los de seguridad que necesita ver las cámaras. Kiana no para de llorar y Giuliana ha comenzado a hacerlo.
Cuando se dirigen al cuarto de las cámaras, pueden observar cuando al menos cuatro hombres duermen a los trabajadores del hotel para luego atarlos, pero por supuesto van enmascarados. Una chica, también empleada del hotel, llega a recepción y al ver que no hay nadie, decide ocupar ese lugar.
Los hombres se esconden en la oficina y tras varios minutos después, Alessandro llega a recepción y entabla conversación con la chica. Ambos se dirigen a la oficina y cuando entran, dos de los hombres toman a la chica y dos a Alessandro.
Ambos comienzan a protestar, pero al tener un pañuelo sobre su boca, Alessandro cae dormido en brazos de los grandes hombres. Mientras que la chica sigue despierta, pero la amarran y la meten al armario.
Los hombres conducen el cuerpo dormido de Alessandro fuera de la oficina, saliendo por la puerta trasera, perdiendo el rastro de las cámaras.
Kiana llora con fuerza y los ojos de Abraham se vuelven llorosos ante la impotencia.
Alessandro ha sido secuestrado.
~~~
—¡Maldita sea! —gruñe Grant cuando ellos llegan al hospital.
—Se lo han llevado como si fuese una bolsa de basura. —solloza Kiana mientras Beth le abraza.
Giuliana se siente completamente fuera de lugar, pero no puede evitar llorar por Alessandro. A pesar de todo, le tiene mucho cariño y verlo en una situación tan complicada, le parte el corazón.
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Same Old Shadows.
General FictionCuando tienes un pasado oscuro, lleno de dificultades e historias que no te apetece contar, es muy difícil que no tengas sombras presiguiéndote por el resto de tu vida. Cuando intentas cortar los problemas de raíz, muchas veces sólo logras meterte...