Capitulo diecisiete

2.2K 196 28
                                    

Alessandro

Salgo de la casa sin esperar a Annette o desayunar. No tengo ánimos de ver o hablar con nadie.

Aparcó el auto fuera del colegio el cual se encuentra solo debido a que es demasiado temprano y fumo un cigarrillo. No he dormido toda la noche pensando en la mierda que ha sucedido.

Se que no tengo excusas, y por supuesto sé que Amellie no es tan estúpida como para perdonarme de nuevo. Como también sé que al momento que su padre se entere de aquello, vendrá a golpearme, al menos de que ella no diga nada.

Pensé en ir a su habitación en medio de la noche y hablar con ella pero no hubiese servido de mucho. Angelo llega junto a mi hermana media hora después y se acercan a mi.

—¿Por qué te has ido temprano?—cuestiona Annette con una de sus cejas levantadas. Suspiro y tomo mi bolso para comenzar a la institución.—Alessandro.—insiste.

—Porque quería llegar antes, ¿cuál es el problema?

Ella me mira atónita debido a mi tono y ablando mi expresión dándome cuenta que no le puedo hablar así a mi hermana.

—¿Qué te sucede?—pregunta con tono de preocupación.

—Nada, no quiero hablar hoy.—me doy la vuelta y entro al colegio. Por supuesto, Annette no lo deja así, me sigue.—Ann, déjame en paz, por favor.

—Hey bro, no le hables así.—dice Angelo y solo quiero golpearle, en realidad quiero golpear a alguien.

—¿Sucedió algo con Amellie?

—Me dirás te lo dije, vale, entiendo.—abro mi casillero para sacar unos libros, haciendo lo posible por evitar una conversación. Annette se queda en silencio y se acerca para besar mi mejilla.

—Te quiero hermanito.

—Hola, Fabreschi.—una voz femenina llama mi atención y al girar mi cabeza me encuentro con otra chica desconocida. Ruedo los ojos y pongo la atención de nuevo en mi casillero, cerrándolo. —Que creído. —le escucho quejarse antes de irse.

—Te has perdido un buen partido.—dice Angelo y no entiendo porque no se ha dado cuenta que estoy a segundos de perder la poca paciencia que me queda.

—No me interesa, Angelo. No me interesa una mierda ahora mismo.—cierro el casillero con fuerza y comienzo a caminar al salón de clases, con ambos siguiéndome.

—Fabreschi.—Gian me detiene, le miro, sin expresión alguna esperando a que hable. —¿Qué pasa?

—No estoy de humor, Gian.—voy a pasar por su lado pero me toma del hombro deteniéndome. No sé qué hago ni porque me molesta tanto aquello, pero en menos de diez segundos, ha terminado en el suelo debido a mi puño.

—¡¿Qué mierda?!—grita levantándose para devolverme el golpe, y con la respiración agitada estoy listo para seguir con la pelea.

—Alessandro.—mi hermana intenta tranquilizarme y veo a Angelo tomando a Gian, diciéndole unas cuantas cosas para evitar que ambos terminemos en dirección. Y como si fuese algo fuera de lo normal, el colegio entero está mirándonos. —Vamos.

Same Old Shadows.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora