Capítulo 3- "Shawty."

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Me monté en el lujoso Ferrari negro, la verdad que no se me hacía extraño montarme en uno de estos, estoy más que acostumbrada. Me monté en el asiento del co-piloto y a los instantes, vino él, arrancando el coche.

-¿Dónde vives?-preguntó, lamiéndose los labios, gesto caliente.

Le di mi dirección, después de abrocharme el cinturón y acomodarme. Me miró divertido, con una sonrisa casi asomándose por sus labios. Fruncí el ceño mirándome las piernas¿Tenía algo?

-¿Qué?

-¿Por qué te pones el cinturón?

¿No era jodidamente obvio?

-¿Por qué no te pones tú el cinturón?

-Porque soy muy buen conductor y no vamos a tener un accidente-se excusó.

-Eso no lo sabes-contraataqué-. No siempre tienes esa suerte.

-Conmigo nadie ha tenido un accidente.

-Hasta el día que pase.

Rodó los ojos, recostándose en su asiento. Después de unos magníficos minutos de silencio, en los que me dediqué a mirar por la ventana, habló:

-¿Hoy es tu cumpleaños no?-preguntó, mirándome por una décima de segundo.

-Sí.-afirmé.

-Entonces, felicidades shawty-curvó sus labios en una sonrisa, poniendo toda su atención sobre mí.

-¿Shawty?¿Que significa eso?-pregunté confundida. Aunque debo admitir, que saliendo de su boca sonaba malditamente caliente.

-Significa ricura-sonrió de la manera más arrogante y dulce que podía haber.

-¿Ricura?¿Soy una ricura?-pregunté, aún más confundida.

-Sí, eres muy mona.

-¡Deja de decirme esas cosas!-exclamé frustrada.

-Vale, vale...-soltó una carcajada.

Tenía una sonrisa preciosa-Tienes una sonrisa bonita.

Al darme cuenta de mis palabras, me arrepentí, me puse roja y se volvió a reír.

-Gracias.-sonrió aún más. Podía llegar a ser muy arrogante este tipo.

Una duda y una curiosidad, más bien una curiosidad, apareció por mi mente.

-¿Puedo hacerte una pregunta?-me giré, para mirarlo mejor.

-Sí.

-Antes me has dicho que eras el chico más temido de la ciudad- me lamí los labios-¿Por qué?

Me miró con una expresión confundida, mientras conducía.

-Quiero decir, ¿Por qué eres el chico más temido de la ciudad?

Era muy curiosa, en todos los sentidos.

Se puso tenso, con una mano en su barbilla -Eso a ti no te interesa.

Grosero. Él me dijo y creo que tenía derecho a saber.

-Tu me dijiste...

-Sí bueno, yo te dije, pero el asunto no es de tu incumbencia. Además, no deberías ni siquiera estar aquí, no me muevo con gente como tú.

¿Podría a estas alturas ser más grosero?

-Solo me estás llevando a casa, porque como se enteren mis queridos padres de que no estoy me mataran, literalmente. Y será una tortura, además de que mañana conozco al cerdo que solo quiere el dinero de mi padre.

Wow

¿De dónde había sacado tanto valor?

Estaba impresionada conmigo misma. Estaba orgullosa.

-Cómo sea.- le restó importancia.

Justo cuando sacaba mi valor, tenia que callarse.

Me crucé de brazos. Estaba molesta con este tipo que no pensaba volver a ver en mi vida, nunca más. Había pasado de ser agradable y 'divertido' a idiota y grosero.

Se aparcó en la misma puerta de mi casa, dejando salir un suspiro de alivio. Maldito.

Amable y simpática Sophie.

Amable y simpática siempre, Sophie.

-Gracias por traerme.- le agradecí abriendo la puerta, preparada para bajarme.

-Simplemente, vete.

No se merecía nada de mi simpatía ni de amabilidad. Nada. Me bajé del coche, pegando el mayor portazo que se podía pegar en esta vida.

Lo odiaba con mi vida. No soportaba a ese tipo de gente. NO LO SOPORTABA.

Se oyó otra puerta del coche. Justin se había bajado, y mucho más cabreado que yo. Acelere mi paso hacia la puerta de mi casa. Sólo 5 pasitos más.

Me cogió del codo y brutalmente me pegó a su pecho. Jadeé por la sorpresa y le miré a sus intensos y duros ojos.

-¿Quién cojones te crees para golpear la puerta de mi bebé así? -así que ahora el puto Ferrari tiene nombre.

-¡Una tía suficientemente rica para darle un portazo a un Ferrari! - exclamé, mirándolo a los ojos, que sinceramente, me estaban empezando a dar miedo.

Me miró, y no pude evitar fijarme que sus labios estaban muy cerca de los míos, pero estábamos discutiendo y ni loca se me ocurría besarle.

-Se acabó, tú te vienes conmigo.

Me cargó en su hombro, cómo si fuese un saco de patatas.

-¿Qué?-murmure aterrorizada.

Me llevaba de vuelta a su bebé.

-¡No por favor!-grité pegando patadas. -¡Van a matarme Justin!

-Te jodes.

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dangerous ♤ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora